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— ¡Apurate, papi, no quiero llegar tarde!

Chloe me trata de empujarme para que salga del apartamento.

— Pero, Chloe, faltan veinte minutos.

— ¿Y? ¡quiero irme ya, por favor!

— ¿Tienes todo? — Ella asiente y le reviso el bolso.

Sus patines, seguridad, cambio de ropa y Molly.

— Bien, vamos. — Ella salta y cierro la puerta después de salir.

Antes de que pueda dar un paso me encuentro cara a cara con Dom. Doy un salto hacia atrás por la sorpresa y él se ríe.

— ¿que me cuentan?

— ¡Domi! — Dom carga a Chloe.

— Enana, ¿adonde van?

— A mi clase de patinaje.

— Genial, yo voy.

Ruedo los ojos.

— Nadie te está invitando. — Se hace el ofendido.

— Claro que sí, ¿quieres que vaya, Chloe?

— ¡Sí! — Me saca la lengua y los dos chocan los puños.

— Bien, pero nada de comida en el auto. — Dom resopla.

— Aburrido. — Baja a Chloe y se va corriendo.

Nunca había visto a una niña tan feliz como Chloe en este momento. Sin querer sonrío viéndola saltar por todas partes.

— Chloe deja de saltar, te puedes caer.
— Entramos al ascensor y bajamos hasta el estacionamiento.

— Aww, que lindura. — Dom me pellizca la mejilla.

Le golpeo el hombro y él ríe más fuerte.

Chloe empieza a dar vueltas en su propio eje.

— Voy a hacer giros y giros y giros. — La detengo antes de que le de mareo.
— ¿van a quedarte?

— ¿quieres que nos quedemos? — Ella asiente — Entonces nos quedaremos.

— ¿Ah sí? — Me pregunta Dom.

— De todas formas no tienes nada más interesante que hacer que ver Ophra mientras comes miles de carbohidratos en tu sofá.

— Mejor pegame. — Salimos del ascensor y buscamos el auto.

— Quiero llegar ya. — Encuentro el auto y la dejo de su silla. Dom se sube al asiento del copiloto y yo en el del conductor.

— ¿Sabes que no vas a aprender todo en un momento, cierto?  — Arranco el auto y salimos del estacionamiento.

— Lo sé, pero ya quiero aprender.

Dom pone música y empieza a cantar como loco las canciones de la radio. Chloe se ríe y se suma al karaoke de Dom y empieza a moverse con la música. Sonrío y empiezo a sumarme a la diversión, hasta que llegamos a tener un desorden en el auto.

— ¡papi cantas fatal! — Dom se ríe.

— ¿que dices? Soy el mejor cantante en este auto.

Dom resopla.

— Arrepiéntete de lo que dijiste, niño bonito.

Y empezamos otra vez con nuestros minutos de karaoke.

Así la pasamos en todo el viaje hasta que detengo el auto en frente de su escuela de patinaje.

Los tres bajamos y Chloe prácticamente corre hacia la entrada. Dom y yo nos miramos entre sí.

Mi razón de vivir [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora