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Me concentro en mi meta. Respiro hondo tantas veces que ya se me olvidaron. Dejo que mi corazón se descarrile y empiecen a sonar las pulsaciones en mi cabeza. La música suena en mis odios, como un energizante para ir cada vez más rápido, y eso hago. Corro y corro, más rápido cada vez.

Dios sabe que necesito este golpe de adrenalina.

Salto las bancas, esquivo personas a mi camino; muchos me insultan, pero igual sigo corriendo. No sé por cuanto tiempo he corrido, y la verdad es que no me importa. Dejo que aire frío de la mañana me pegue directo a la cara, que el sudor corra por mi cara. Tal vez correr sea una expresión de libertad, y eso me gusta. Necesito esta libertad de vez en cuando.

Entonces me detengo. Miro a mi al rededor y me doy cuenta de que he llegado demasiado lejos. Demasiados metros, creo que un kilometro, no estoy seguro. Respiro hondo y alzo la mirada al cielo. Tal vez la libertad se trata de esto; se trata de disfrutar los pequeños momentos. De mirar todo con más atención y ver que todo ha valido la pena hasta ahora.

Incluso si tienes una vida como la mía.

Mi celular suena y respondo por el manos libres.

— Habla Matt. — Empiezo a caminar para volver a casa.

— ¿no has pensado en despedirla? — Ruedo los ojos — digo, te ahorraría problemas a ti y me los ahorraría a mí. Los dos ganamos.

Hace unas semanas Sara empezó a trabajar oficialmente en la empresa, y parece que Dom y ella han hecho de estas semanas un mismo infierno para sus vidas. Dominic no mentía cuando dijo que no se llevaban bien. No sé que pasó, pero parece que cada vez que pasan más tiempo juntos, memos se soportan. Aunque estén separados por un piso. Siempre se encuentran, así sea en el incidente más estúpido.

Aunque no me preocupo mucho por ellos, creo que sé como mejorar esa relación.

— No la voy a despedir, Dom, deja de preguntarme eso. — Tomo un poco de agua.

— ¡demonios, Matt! ¿por qué me odias tanto? ¿tanto mal hice en tu vida? — Sonrío.

— En realidad me agrada esta situación, es divertida.

— Divertida para ti, para mi no tanto.
— Me rio — ¡no te hagas el gracioso!

— Estás así porque no has desayunado. Come algo, nos vemos en la oficina.

— ¡Matt! — Cuelgo con una sonrisa y empiezo a correr de nuevo.

Al llegar a mi edificio, saludo a todos al entrar. Subo hasta mi piso y entro a mi apartamento. Mike es el primero en recibirme. Empieza a saltar a mi alrededor y correr entre mis piernas cuando camino.

— Buenos días, señor. — Le doy un beso en la mejilla a Dinah.

— Buenos días, ¿ya se despertó? — Ella niega.

— Creo que quiere que la despierte usted.

— ¿finje estar dormida? — Asiente y niego. — Gracias Dinah.

Subo hasta la habitación de Chloe con Mike siguiéndome a cada paso que doy. Entro a su cuarto y me quedo mirando como finje estar dormida.

— Bien, señorita, hay que despertarse.
— Y sin decir más nada, se levanta de un salto, quedando sobre la cama.

— ¡buenos días! — Pongo mis brazos en jarras.

— 33 12. — Baja sus brazos.

— ¿que hice? — Se quita el cabello de la cara.

— No todas las veces voy a ser yo quien te despierte, monita. — Se cruza de brazos.

— Me gusta más co-ontigo, papi. — Alzo una ceja.

Mi razón de vivir [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora