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— ¿no crees que está torcido? — Pregunta Mel y yo ladeo la cabeza.

Miro bien el "feliz cumpleaños" en la pared.

— Yo lo veo bastante bien. — Mel rueda los ojos. — De todas formas no me dejaron hacer más nada.

— Porque seguramente lo dañarías. — Mel se encoge de hombros.

— Lo de los globos fue un accidente.
— Se cruza de brazos con una sonrisa.

— ¿y también lo de las sillas? — La señalo con el dedo.

— Pensaba que me sostendría. — Mel niega — No soy perfecto, cariño.

— Creeme, lo sé. — Me da palmadas en el hombro y yo rio. — Por cierto, ¿donde está Dominic?

— No sé, no me atiende las llamadas.
— Le doy un vistazo a mi celular para comprobar que no me haya enviado algún mensaje, pero no, nada todavía.

— Aparecerá, siempre lo hace. — Asiento — Pero en serio cariño, eso está torcido.

Ruedo los ojos.

— ¡no lo está! — Lia pasa por nuestro lado y mira mi trabajo.

— Eso está torcido, Matt. — Mel alza una ceja.

— Te lo dije. — Lo descuelgo y se lo doy a ella.

— Tendrás que hacerlo tú, querida, porque yo tengo que encargarme de otras cosas.

— Estás jugando un juego peligroso, Matthew Sanger. — Le guiño un ojo.

— Cuando quieras, lobita. — Le doy un beso en la mejilla y entro a la casa.

Lia en serio se ha esmerado con este cumpleaños. Está luciendo todo muy bien hasta ahora, y eso parece hacerla sentir muy orgullosa. Llego hasta donde están mis hermanos haciendo las sorpresas.

— ¿como van?

— Me gustan los peluches miniatura, son tan adorables. — Dice mi hermana mirando un Sullivan diminuto.

— ¿donde está mi esposa? — Me pregunta Johan.

— Engañándote por algún lugar. — Me mira mal mientras Elise y yo nos reímos — Ya, lo siento, está con mamá y Chloe.

— No me parecen divertidos esos comentarios. — Elise y yo chocamos los puños.

— Pero a nosotros sí, hermanito. — Dice Elise y yo asiento.

— ¿donde está el pastel? — Pregunta Johan.

— Lo traerán con la comida. 

— Hablando de comida, ¿donde está Dom? — Pregunta Elise.

— No sé, probablemente durmiendo.

— ¿a las tres de la tarde? — Pregunta Johan con incredulidad.

— Pareciera que no conocieras a Dom.
— Él asiente.

— Tienes razón.

— ¿a donde se llevaron a Chloe? — Siento que mi hermana se va a llevar algunos peluches miniatura cuando no la estén viendo.

— Mamá me dijo que irían al parque y comerían un helado, pero conociendola, deben estar en alguna tienda de zapatos. — Ellos asienten.

— ¿y si nos ayudas? — Pregunta Johan.

— No, creo que lo están manejando muy bien. — Johan rueda los ojos.

— ¿ya sabes que regalarle a Chloe? — Asiento con una sonrisa.

Mi razón de vivir [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora