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Bajo de mi habitación por el olor del chocolate inundando todo el apartamento. Entro en la cocina y veo a Dinah y Chloe haciendo algo que parece un pastel.

— ¡Papi, mira, estamos haciendo un pastel de chocolate! — Dinah alza a Chloe y la sube a un banquillo para que le quede más fácil.

— Debe estar muy rico. — Ella asiente varias veces.

— Le puedes dar a Melody cuando venga.

— No creo que ella venga, Monita.

— Entonces se lo llevaré hoy a la practica.

Chloe está muy emocionada con todo lo relacionado con Melody, y no sé si eso sea bueno. No quiero que se decepcione si lo mio con Melody no va más allá de esta cita.

Tampoco quiero ser el decepcionado.

Veo a Chloe meter los dedos varias veces en la mezcla de chocolate y sonreír cuando Dinah no se da cuenta.

Me voy a la sala y veo un rato mis mensajes. Hoy me fui más temprano de la empresa porque no podía dejar de pensar en la cita de hoy. Parezco un adolescente y no me gusta.

Mama:

¿vas a venir en la próxima cena familiar? Me gusta vernos todos juntos.

Pd: Dale saludos de mi parte a Chloe.

Dom:

Oye, debes amarme, en serio deberías. Estoy pensando en que me hagas una estatua de mi sensual cuerpo en tu oficina para recordarte lo genial que soy.

Aparté la mesa en donde van a comer. Sí, no me digas gracias, ya lo sé.

Por cierto, ¿este favor no merece un aumento? Yo diría que sí.

Un besito.

Bueno, por lo menos sirve para otra cosa además de comer y no meterme en líos.

Chloe viene corriendo hacia mi llena de chocolate y arina por toda la cara y ropa.

— Monita, estas un poquito sucia.

Ella se ríe.

— Es que el chocolate es tan rico. — Se saborea los labios que todavía tienen chocolate.

— Te comiste todo el chocolate, ¿ahora que le van a echar al pastel?

— No me lo comí todo, solo un poquito y ya. — Alzo una ceja.

— Debemos limpiarte, ¿sabes una manera fácil de limpiarte?

Ella niega y sonrío. La tomo de los brazos y me como en chocolate de su cara. Ella ríe a carcajadas tratando de escapar.

— ¡No papi, muchas babas!

Me retiro con cara de ofendido.

— ¿no te gustan mis babas? — Ella niega aguantando la risa — Oh, que mal, no tendré más remedio que seguir haciéndolo.

La cargo y empiezo de nuevo a comerme el chocolate. Me la llevo corriendo hacia arriba mientras ella sigue riéndose y tratando de escapar.

La dejo en el suelo y le quito la ropa para bañarla e irnos a su practica.

— Asqueroso, papi.

— ¿Yo asqueroso? — Ella asiente. — Solo fueron pequeñas babas.

— No, fue asqueroso.

Le doy un pequeño beso en la nariz.

— Tal vez un poquito.

Entramos en el baño y la dejo en la bañera. Ella trata de limpiarse su cara con sus manos con cara de asco. Abro el grifo y la bañera se empieza a llenar.

Mi razón de vivir [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora