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— Matt, deberías comer algo. — Giro mi cabeza para encontrarme con la mirada preocupada de Mel.

— No tengo hambre, Mel. — Ella suspira.

— Cariño, a Chloe le están tratando los mejores doctores. Tienes que comer algo. — La miro unos segundos, pero ella no da el brazo a torcer.

Esa mirada de comes, o comes, la conozco de mi mamá.

— Bien, voy a la cafetería. — Me levanto con pesadez y me subo al elevador hasta llegar a la segunda planta.

Mi celular no ha dejado de sonar desde que llegué, pero no lo he mirado ni un solo segundo. Lo más probable es que sea trabajo, pero no puedo pensar en eso. Para eso tengo personas que se encargan de todo cuando no estoy.

Como sé que la comida en el hospital no es tan buena, mejor compro fruta.

Pido dos manzanas y un jugo de caja. Me siento en una de las mesas y empiezo a comer. No he podido dormir, y creo que parte de la preocupación de Melody soy yo.

Es que, en serio, doy pena. Pero no tengo tiempo de atocompadecerme. Solo tengo que tratar de no perder la cabeza.

— ¿te acompaño al apartamento? — Dom se sienta al frente de mi.

— ¿para que?

— ¿como que para qué? Para bañarte y ponerte lindo. Además, yo también necesito un baño. — Termino la primera manzana y me tomo mi jugo.

Tiene razón, debo bañarme. Asiento, pero no digo nada más, y él tampoco lo hace. Él sabe cuando tiene que concerderme estos silencios, y cuando alegrarme con sus tonterías. Por eso me agrada su compañía; me conoce más que nadie.

— ¿comiste algo? — Pregunto dándole un mordisco a la segunda manzana. Él se cruza de brazos y se recuesta en la silla.

— Nunca me gustó la comida del hospital. En tu apartamento debe haber algo que pueda comer. — Asiento y termino de comer.

Siento la mirada de Dom mientras termino mi jugo. No lo miro de vuelta. No quiero sentirme más miserable; no creo que mi cerebro pueda soportar eso. Además, ¿que podría decirle? Las palabras ahora sobran, y lo único que puede hacer es quedarse callado y dejarme con este desastre en mi mente.

— ¿sabes que Chloe es fuerte, verdad?
— Le sostengo la mirada por unos segundos, hasta que miro hacia otro lado.

— Lo sé. — Él asiente y dejamos la conversación hasta ahí. No quiero meterme tanto en un tema, que probablemente, me deje llorando.

Después de unos minutos, los dos nos vamos a mi apartamento a quitarnos toda esta suciedad. El viaje fue en silencio. Cuando subimos al ascensor fue igual de silencioso. Hasta que llegamos a mi apartamento, que solo me dijo que iba a comer algo de mi cocina.

Voy directamente al baño, y al desvestirme, entro a la ducha. Sin cambiar la temperatura, dejo que el agua corra fría por mi cuerpo. Me estremezco cuando siento el cambio drástico de temperatura. Igual no dejo que eso me moleste. Solo miro los azulejos en la pared, tratando de que mi mente no empiece a recordar todos esos momentos en los que estuve con Chloe.

Mi cerebro puede ser un hijo de puta cuando se lo propone, y si es para hacerme sentir miserable, se lleva el premio mayor.

Me unto el jabón, para luego quitarlo con el agua. Tal vez me estoy castigando a mi mismo con esta agua. La verdad, es que no sé como es que sigo aquí y no estoy hecho bolita en un rincón.

Bueno, la verdad si lo sé. No estoy para autocompadecerme mientras que Chloe está... ella se está...

Cierro los ojos con fuerza y apago la regadera. Me quedo mirando el cepillo de dientes cuando me pongo la toalla. Sonrío un poco recordando todas esas carreras que teníamos. Era divertido verla reír mientras se apuraba para poder ganarme.

Mi razón de vivir [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora