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- ¡es increíble que haya vuelto a dejar de lado sus responsabilidades! Pero la verdad es que no me sorprende. - De reojo veo a Dom moverse como si quisiera saltar sobre la mesa y golpear al señor Rasher.

Y no lo culpo, yo también me muero de ganas por hacerlo, pero no tengo ganas de tratar con imbéciles que solo quieren dinero, a esta hora.

En realidad no sé que hago aquí, si debería estar junto a Chloe.

- Sabe que no nos podemos dar el lujo de bajar cifras. - No despego mi vista de la mesa de vidrio.

- Muchos no confían en usted, señor Sanger. - Empujo a un lado una carpeta llena de cifras que me dieron hace unos minutos.

- Me importa un carajo quien confía en mi, o quien no lo haga. - Alzo la mirada y miro a cada representante de la junta. - En estos momentos me importa un carajo mi empresa, a ustedes incluyéndolos. - Me recuesto en mi silla y descanso mi cuello. - Si quieren hablar de cifras hablen con mis contadores, economista. Incluso pueden hablar con mi secretaria, pero si quieren empezar a discutir sobre mi liderazgo y todo lo que estamos perdiendo en estos días, están perdiendo el tiempo conmigo.

Todos se quedan callados, y algo sorprendidos ante mis palabras. No le tomo tanta importancia y sigo con mi discurso.

- Vine aquí porque ustedes estaban desesperados por hablar conmigo, y aún aquí, no pueden decirme algo que no me hayan dicho antes. Por si no lo saben, mi hija está dormida por no sé cuanto tiempo en una cama de hospital, y lo último que necesito es que me dejen más peso del que ya tengo. Si tienen un poco de humanidad en sus corazones, dejen de criticar cada paso que haga, y empiecen a hablar con mis delegados.
- Me levanto. - ¿alguna pregunta?

Siguen igual de callados y yo asiento con brusquedad.

- Que tengan un buen día, señores.
- Con eso me retiro de la sala con Dom siguiéndome.

- ¿crees que estuvo bien hablarles así? Pueden ser un verdadero dolor en el trasero cuando se lo proponen.
- Entro a mi oficina, y empiezo a buscar unos papeles.

- Tú sigues aquí, así que no me debo preocupar por ahora. - Enarca una ceja, y cuando encuentro los papeles que buscaba, salgo de mi oficina con dirección en donde está Susan.

- Creo que no te volverán a atormentar tu existencia. - Le doy una pequeña sonrisa a Susan cuando llego a su escritorio.

- Lleva esto a Clare, que revise esto y me envíe un correo. - Ella asiente y vuelvo a mi oficina. - ¿vas a estar todo el día siguiéndome? Si quieres te compro una correa.

Se queda en el marco de la puerta con mirada de pocos amigos.

- Estaba pensando en acompañarte al hospital, y de paso sacar a Mel de ahí para que coma algo. - Asiento y cierro mi portátil.

- Eso es exactamente lo que te iba a decir. - Cuando salimos, cierro mi oficina y voy hacia Susan de nuevo.

- No estoy para llamadas, citas, o reuniones, ¿entendido? - Ella asiente.

- Entiendo, señor. - Después de eso, Dom y yo bajamos a buscar el auto.

- ¿has hablado con tu mamá? - Me pregunta Dom cuando estamos en el estacionamiento de la empresa.

- Sí, pero está totalmente afectada por todo esto. El único que la mantiene con los pies sobre la tierra es mi papá. - Le lanzo las llaves de mi auto y me mira con sorpresa.

- ¿quieres que maneje tu auto? - Me encojo de hombros y abro la puerta.

- De todos modos los vas a usar más tarde. - Entro al asiento del copiloto, y después de unos segundos, él también entra.

Mi razón de vivir [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora