Capítulo 27- Lo único que hago es causar daño...

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- ¡No! ¡No, no, no! – Gritó entrando en pánico. Los otros conductores y personas que corrían por la acera para mirar el impacto, lo observaron con angustia. Un hombre marcaba en su teléfono el número de emergencia, mientras otros caminaban a trote hacia el camión y el auto para ver a los heridos e intentar ayudarlos.

     Ithan también corrió sacudiendo el humo que se había formado en el ambiente. El corazón en su garganta y su cabeza dando vueltas, sus manos temblaban y seguía con la vista nublada, como si todo lo que estaba ocurriendo era una espantosa pesadilla. Las personas se acumulaban alrededor del accidente, tal cual si de hormigas atraídas a la azúcar se tratase. Ithan miró por un momento unos hombres que sacaban al conductor del camión de cargas, herido pero consciente.

- ¡Permiso! ¡Por favor! ¡Quítense! ¡Maldición! –Traspasó como pudo a las personas, empujándolos o esquivándolos, introduciendose entre ellos, hasta llegar al auto de Rachell que estaba casi irreconocible. Apartó la puerta del conductor que estaba casi suelta de un solo tirón, haciendola caer al suelo y  asomó su cabeza en el conductor, pero lo encontró vacío. Sus ojos visualizaron el parabrisas destrozado, alzó la cabeza y se fijó en que otro cúmulo de personas rodeaban algo a la distancia. Corrió una vez más hasta llegar a ellos y haciendo el mismo procedimiento que antes, apartó a la gente.

Lo que vio, fue la imagen más atroz que pudo imaginar. Rachell estaba boca abajo, sin zapatos, los brazos y piernas abiertas y descoordinadas, el cabello esparcido por todos lados entre su rostro, cuerpo, y suelo.

- ¡No! ¡Maldición! ¡Rachell! –Cuando se dispuso a cogerla unas manos lo detuvieron. Miró a todos lados horrorizado.

- ¡No muchacho! No la toques.

- ¡Es mi novia, suéltenme! –Gritó intentando zafarse del agarre de los hombres que lo sostenían. Algunas mujeres taparon su boca al escucharlo, otras ya comenzaban a sollozar. Mientras los tres hombres que lo cogían hacían de todas sus fuerzas para alejarlo de la zona.

- ¡Tranquilo, amigo! ¡Ya está llegando la ayuda!

- ¡Suéltenme! ¡Por favor! –Sollozó pataleando, los hombres no pudieron sostenerlo y con tiento lo sentaron en el asfalto, lo suficientemente alejado del cuerpo de la castaña- Dios mío...no puede estar pasando... –Lloró tapándose el rostro con las manos. Los hombres intercambiaron miradas apenadas y se quedaron con él a una distancia prudencial para vigilarlo.

     Las sirenas de ambulancia y autos de policía se oían mientras se acercaban, cada vez había más espectadores que estacionaban sus autos y miraban la escena. Ithan seguía sentado en el suelo, con las rodillas medio alzadas, los codos apoyados en ellas y las manos cubriendo su rostro. No podía salir del shock, no podía dejar de llorar con los dolores acumulándose en su interior.

    Todo a su alrededor pasaba en cámara lenta ante sus ojos. Los paramédicos corriendo por su lado, yendo al cuerpo inerte de su novia a la distancia, las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, pero ahora estaba paralizado, mirando todo pasar a su alrededor, como si de pronto estuviese muerto por dentro y no pudiera sentir nada.

     Los policías lo levantaron del suelo y lo llevaron a la parte trasera de una ambulancia. Una mujer joven lo examinaba, pese a no estar involucrado en el accidente, le habían comunicado que era el novio de la chica, y al ver su estado de Shock lo atendieron de inmediato. La mujer pasó una linternilla por sus pupilas, mientras el visualizaba como atendían el cuerpo de su novia.

Las personas comenzaban a ser echadas de los alrededores del accidente. Los hombres de transito estudiaban los autos, como habían quedado, fotografiaban. El hombre del camión era atendido en una de las ambulancias.

Ascendiendo de las Tinieblas - Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora