Capítulo 38- He vuelto a tí...

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     Rachell nunca se atrevió a llamar a Ithan, aunque se veía tentada a hacerlo cada vez que tenía su teléfono en mano, buscaba su número y mantenía el dedo suspendido sobre él, pero siempre se arrepentía y terminaba dejándolo a un lado. Los días pasaban rápidamente, ya casi habían transcurrido tres meses desde que él se había ido y un mes desde que ella estaba en Nueva York. Algunos recuerdos comenzaban a venir a su mente mágicamente, aclarando algunas cosas y haciéndola dudar de otras. Visitaba a su madre cada que podía, ya que su nuevo empleo a veces se lo impedía.

     La última vez que se vio con la mujer, ésta le contó exactamente como había sido el juicio con Reynolds y el de ella misma, también el de Ithan cuando intentaron culparlo, le comentó con lujos y detalles cómo fue que la ayudó a salir del país, el cambio de identidad, el piso a donde llegó, explicándole que ese había sido suyo cuando vivía en San juan. También le comentó lo que sabía de la familia de Ithan y de su madre biológica, la verdad es que Rachell no estaba para nada interesada en conocerla, así que no le importó.

     Hablaba con Nicole cada noche, miraba a su tierno sobrino por las cámaras, también charlaba de vez en cuando con Manuel que se había convertido en otro hombre, paciente, mucho más carismático, y parecía siempre estar feliz, aunque estuviese agotado. Se alegraba enormemente de ver que su amiga había construido una familia y era realmente feliz.



      Los días seguían pasando y con ellos se sumaban los meses, cinco meses habían pasado desde que Ithan se había ido de Puerto Rico para comenzar con una nueva vida en Bélgica. Tenía un buen empleo en una empresa publicitaria, su propia casa, pese a ya tenerla desde hace tiempo, un auto que, a pesar de no ser del año, era muy bueno y moderno, y también un nuevo grupo de amigos que les instaban a salir de vez en cuando para relajarse. Esa noche cuando salía de su trabajo una de sus compañeras lo detuvo acercándose a paso trote, en sus tacones.

-Hola –Saludó la atractiva mujer acercándose con una sonrisa.

-Hola Sarah ¿Cómo estás? –Pregunto regalándole una tenue sonrisa. La mujer se pasó un mechón café de su cabello rebelde, detrás de la oreja, nerviosa y respondió con ánimos.

- ¡Excelente! ¿Vas de salida? – Ithan miró las llaves de su auto en las manos y luego volvió sus ojos azules a los castaños de Sarah.

-Bueno, sí.

- ¡Claro! ¡que tonta soy! Ibas a tu auto –rio muerta de nervios, Ithan sonrió de medio lado.

- ¿Necesitas algo, Sarah?

-Bueno, yo...quería saber si... ¿Te gustaría ir por un trago?

-Estoy cansado Sarah, lo siento...

-Ah...-Frunció los labios ella apartando la mirada, decepcionada por ser la segunda vez que él la rechazaba-Bueno, está bien ¡Será la próxima! –Continuó con su voz animosa. Ithan asintió, ella se despidió con la mano y se alejó, cuando él se disponía a seguir con su camina hacia el auto, detuvo sus pasos y volvió a girarse.

- ¡Oye Sarah!

- ¿Sí?

-Creo que sí iré, me vendría bien relajarme.

- ¡Fantástico! ¿Algún lugar en específico?

-No, el que prefieras, no conozco muchos bares por aquí.

- ¡Vale! ¡Sígueme! –Le anunció encaminándose a su auto, Ithan asintió y montó el suyo, para luego seguir el auto de la peli negra. Miró la hora en su celular, ojeando la imagen de fondo que tenía de Rachell.

-Es hora de superarte...



     Una noche en la que Rachell salía del trabajo, y caminaba por la acera con sus auriculares puestos, algo colisionó contra su cuerpo casi haciéndola caer. Se quitó los audífonos y alzó la vista con el cejo fruncido para exclamar algún improperio, pero se detuvo en seco al reconocer quién la había tropezado.

Ascendiendo de las Tinieblas - Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora