Capítulo 31- Gracias por estar conmigo.

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      Ithan regresó al día siguiente, con un poco más de esperanzas que la que había tenido el día anterior. Pasó por una tienda antes de llegar a la clínica, y compró algunas cosas para Rachell, algo que tal vez la animase a recordarlo. Un oso de peluche más grande que un niño de seis años, junto a un ramo de rosas rojas y blancas, posaban junto a él en el asiento del copiloto. Había descansado, se había duchado y afeitado, dejándose la barba que estaba bastante larga, ahora corta y delineada. Se perfumó, colocó ropa informal; un jean medio ajustados, una camisa de mangas cortas azul cielo junto a una americana de cuero café a juego con sus zapatos y se animó a visítala.

     Ya en la clínica, la enfermera de turno, que no era su amiga María, le informó que alguien más estaba con ella en aquel momento, así que esperó fuera de la habitación a que su visitante saliera. Las persianas de la ventana que daba a la sala de espera, estaban cerradas, por lo que no pudo ver quién estaba en el interior. Se sentó con su regalo en brazos y esperó. Algunas personas que allí se encontraban, miraron al joven rubio con gestos enternecidos.


-Entonces ¿Ya no estamos en estados unidos? –Volvió a preguntar sin poder creer lo que Nicole le estaba contando.

-No Rach...huiste luego que tu padre descubrió tu relación con Ithan, las cosas se pusieron muy fuertes y él...-Respiró profundo apartando la mirada- Él hizo amenazas fuertes en contra de ti y de él, tu madre te ayudó a escapar...

- ¿Qué? ¿Rose? –Abrió la boca impresionada.

-Sí, las cosas cambiaron mucho entre ustedes dos, luego que ella descubrió tu relación con Ithan...

-No puedo creer lo que me estás diciendo, no puedo recordar nada de ese señ...de Ithan...

-Sé que ahora todo es confuso, pero hay muchas cosas más que debo explicarte. Por ahora, creo que está bien. No quiero que te sofoques demasiado.

-Bien...gracias Nicky, y siento mucho no poder recordarlo.

La puerta de la habitación sonó y en ella se asomó la enfermera de turno.

-Tienes otra visita –Sonrió la mujer. Rachell y Nicole si miraron.

-Dale una oportunidad...

-Es muy extraño, no puedo imaginarme con alguien así...-Abrió los ojos y negó con la cabeza, sonrojándose.

-Bueno, te dejaré sola por un tiempo.

-Vale...

Nicole salió e Ithan se colocó de pie.

- ¿Cómo está?

-Más calmada, puedes pasar. Tal vez le agrade tú detalle –Sonrió mirando el oso y las flores. Ithan ladeo los labios y asintió.

-Eso espero...

     La enfermera le sostuvo la puerta abierta y él se adentró respirando profundo, lentamente. Rachell abrió los ojos y la boca al ver el enorme oso panda de peluche, junto a las flores, adentrarse, sin revelar la cara del visitante. Sin embargo, ella sabía de quién se trataba. Se sintió un poco incómoda, pero no pudo evitar una extraña sensación en su pecho. Ithan reveló su rostro y sonrió, Rachell tragó grueso sonrojándose.

-Hola.

-Hola.

- ¿Cómo te sientes?

- Como si me hubiese atropellado un tren...-Ithan torció el gesto y se acercó un poco más.

-Casi...te he traído algo, espero no sea demasiado –Dijo alzando un poco el gigantesco oso y las flores. Rachell torció los labios.

-Es bastante, gracias –Ithan le tendió las flores y ella las cogió apenada, luego, colocó el oso sentado junto al descansillo de la ventana que daba hacia a la calle, respiró profundo y volvió a girarse para mirarla. Rachell miraba las flores con fijeza, la observó olerlas, sonreír tenuemente hasta que sus pupilas volvieron a él. Sintió su corazón latir más de prisa.

Ascendiendo de las Tinieblas - Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora