Te amo.

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Pero, ¿Cuál era el punto de vista de Marco? Al tener la mente en blanco un instante por la impresión, regresó en sí, aunque no del todo. Pues continuaba serio, como ido, pero trataba de analizar lo sucedido, el haber tenido así de cerca a Miguel, el procesar esa sensación tan agradable en sus labios que no entendía, al parecer todos sus sentimientos hacia él los había retraído a tal grado, que sentía una implosión dentro de sí mismo, como si su corazón se comprimiera junto con sus pulmones dejándolo sin poder respirar, como si su propia caja torácica intentara estrangularlo. Toda esa presión era producto de su misma ansiedad, pero ¿Por qué estaba ansioso? ¿Ansias de qué?

Narra Marco

No puedo creer que lo hayas hecho.

Narrador

Miguel retrocedió un poco brusco.

-¡Perdóname! ¡Y-yo entenderé si tu ya no me quieres hablar...!-

Se impulsó hacia adelante para poder levantarse, estaba respirando agitado pues sintió como si eso hubiera sido el peor error de su vida. Marco se sentó mientras lo miraba. Estaba sorprendido y confuso de sus propios sentimientos.

Habiendo dicho eso, Miguel salió corriendo de ahí. Marco se puso a pensar un momento.

Narra Marco

¿Por qué me siento así? Siento una terrible ansiedad que me da ganas de correr hasta cansarme. Tengo que ir a buscarlo. Tengo que decirle...

Narrador

Paraba las yemas de sus dedos sobre sus labios para recordar esa agradable sensación una y otra vez hasta convencerse de que lo que sentía por Miguel no era algo sólo de mejores amigos.

Se levantó alarmado y corrió a buscarlo.

-¡Miguel Rivera!-

Se escuchó gritar a lo lejos. Eso alarmó mucho a quien huía, pues pensaba que lo iba a golpear por la manera en la que reaccionó. Corrió hasta perderse en los pasillos. Todo estaba en silencio ahora, jadeaba del cansancio.

Para su sorpresa, al dar media vuelta se topó con Marco, tan fríamente que soltó un grito y se acorraló sólo en una esquina, tembloroso e interponiendo sus manos en señal de defensa.

-Cállate, tonto, nos van a oír-

-¡Perdóname! ¡No lo vuelvo a hacer! ¡Pero no te me acerques!-

Su nerviosismo aumentó un doscientos por ciento cuando lo encaraba, tanto así, que prefirió no verlo a los ojos.

-¿Por qué lo hiciste?-

Preguntó muy frío. No hubo respuesta.

-Déjame ir por favor, te lo juro que ya no lo vuelvo a hacer-

-¿Me puedes mirar a la cara cuando te hable?-

Miguel sólo negó con la cabeza, se cubrió la cara con sus manos y parecía sollozar.

Marco sostuvo su rostro con ambas manos, pero Miguel se resistió.

-¡Déjame verte!-

-¡No!-

Parecía que peleaban, Miguel trataba de quitarse de encima las manos de Marco tomándolo del par de antebrazos. Pero durante un movimiento brusco que lo dejó inmovilizado un segundo y pudieron verse las caras. Miguel reflejaba miedo en su mirada.

Marco suspiró, se relajó se acercó más a Miguel para regresarle el beso que le había robado con al menos tres segundos de duración, con mucha calma. Al terminar volvió a verlo a los ojos, Miguel tenía las mejillas rojas, y el corazón latiendo tan fuerte que dichos latidos podían escucharse. Se sentía confundido pero en un buen modo.

-¿Por qué lo hiciste?-

Volvió a preguntar Marco, esta vez más calmado, mientras juntaba su frente con la de Miguel.

-Por-que t-te quiero...¡bueno no! Ay es que...-

Narra Miguel

El silencio es el lenguaje de los cobardes, vamos, ¡Dile!

Narrador

-Pues pues...porque me gustas...-

Miguel no creía la actitud de Marco, quien le regaló una leve sonrisa y un beso en la frente.

-Es que, tu también me gustas, Miguel-

Miguel sólo esperaba eso eso, para él, la palabra de una persona vale demasiado, entonces sus sentimientos eran correspondidos. Una serie de gritos internos lo invadía, gritos de felicidad.

Narra Miguel

¡Creo que me voy a desmayar! ¡No puedo creerlo!

Narrador

Miguel volvió a sonreír, ese beso fue lo mejor que le ha pasado en la vida, bajó la mirada, en darse cuenta de que en verdad lo había conquistado. La felicidad reinaba en el lugar, tanto así, que abrazó a Marco muy fuerte, el cual fue correspondido.

-Esto...esto no es un sueño, ¿Verdad?-

-Obvio no, tonto, me gustas, me gusta cómo eres, lograste hacerme sentir algo que nadie nunca ha podido-

Cada palabra hacían sentir al pequeño Rivera como el ser más dichoso y perfecto de todo el mundo, pero él es modesto.

-Ay Marco...sólo soy una persona más del montón, pero que daría hasta su vida por ti-

-No digas eso, para mi lo eres todo...tanto así, que no podría imaginar mi vida sin ti-

-¿De-de verdad? Entonces...ahora...¿Qué somos? Digo...-

Miguel aún se sentía nervioso, jamás había tenido novia, y Marco si, pero todas fueron por compromiso, nunca le interesó nadie pues estaba totalmente enfocado en su carrera.

-Ah, pues...-

Y como ninguno de los dos tenía experiencia, no sabían el verdadero significado de tener pareja.

-Podemos ser amigos de todos modos, ¿No?-

Dijo Miguel con una sonrisa de lado. Marco lo pensó bien, tenerlo como amigo es increíble, pero el ser algo más, sería algo inefable, no se iba a quedar solamente con el título de su "mejor amigo" o "amigo con derechos".

-pues no, ¿Estás loco?, ya no quiero ser tu amigo, eso ya quedó atrás, de ahora en adelante yo...quisiera que fueras...mi...¡ah! No me hagas decírtelo-

Marco no suele expresar su cariño con palabras. Pero al ver tan ilusionado a Miguel, tan esperanzado y sonriendo por escuchar esa propuesta aunque fuera por obligación, tenía que hacerlo.

-Mi...¿Novio?-

Marco terminó la frase con una expresión un tanto de extrañéz, pues nunca se habría imaginado que alguna vez se sentiría atraído por un niño.

-...¡SI, SI, SIII!-

Miguel se le volvió a lanzar a los brazos, Marco le correspondió e incluso lo cargó unos segundos para volver a poner los pies sobre el suelo mientras continuaban las risas.

Es oficial, ya son novios.

Pero hicieron todo un escándalo, tanto que el guardia de seguridad los alumbró con su linterna.

-¡¿Qué están haciendo, mocosos del diablo?!-

Por fortuna, no estaban haciendo nada ilícito, pero en todos modos no tenían acceso, así que los sacó de allí y los llevó hasta sus padres, obviamente eso no iba a arruinar la emoción que tenían.

-¡Estaban jugando y haciendo desorden en las oficinas!-

-Gracias por el dato, yo hablaré con mi hijo-

Dijo Luisa al guardia mientras puso su mano en el hombro de Miguel para simular represión.

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Si pudiera escuchar sus gritos y sus gritos internos serían más escandalosos que los videos de memes del himno de la URSS 7u7

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora