Buscar una solución

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Miguel estaba aterrado y no sabía qué acababa de pasar, así que huyó de ahí saltandose de nuevo por esa ventana rota sin fijarse que puso las manos sobre el vidrio, aún así, nisiqueira sintió dolor de tanta adrenalina que corría por todo su ser ante la circunstancia.

Y todo eso, mezclado con una persecución a la nada torpemente hizo que no se fijara y tropezara con una fría lápida cayendo sobre arreglos florales llenándose de tierra. Al darse cuenta su instinto de niño bueno hizo que tratara de arreglar el problema colocando las flores y jarrones en su lugar, pero estaba tan tembloroso que sólo estaba empeorando las cosas pues no podía colocar nada en su lugar, es más nisiquiera podía sostener los arreglos para acomodarnos como era debido. Hasta qué se enteró de que era nada más y nada menos que la tumba de su bisabuela.

-¡Ay no!-

Sentía como si hubiera cometido blasfemia, ahora sí, nada podía ser peor, además ya casi amanecía al escuchar a los gallos cantar y ver las estrellas desaparecer para dar bienvenida al alba, el encargado de cuidar el panteón en la mañana estaría a punto de llegar y lo descubriría, tenía que pensar en algo rápido, intentó darse bofetadas atolondradas a sí mismo para aparentar despertar de ese sueño horrible u optar por encontrar a Marco, ¿Pero cómo?

-¡Oh mamá Coco! ¡¿Qué voy a hacer?!-

La ansiedad lo carcomía por dentro, hasta que en un momento de pánico, intentó conservar la calma y trataba de pensar.

¿Qué pasó o qué hizo para poder pasar de una dimensión a otra?

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Retrospectiva

-La guitarra de Ernesto-

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-La guitarra de...Ernesto...la guitarra...de Héctor-

Repetía Miguel mientras recordaba el día en que la tomó prestada, esa era la clave, la llave maestra, la posibilidad de poder viajar al mundo de los muertos.

-¡La guitarra de Héctor!-

Miguel decía en voz alta mientras se ponía de pie y se sacudía la tierra.

-¡Gracias mamá Coco! Y y y no te preocupes, te traeré muchas flores para que no estés enojada conmigo...-

Después de eso, tomó mucha seriedad al correr de nuevo a casa antes de que todos se levantaran.

Corrió como nunca antes lo había hecho, al llegar a casa, trepó de nuevo el árbol al igual que un gato acorralado y entró en su habitación, bajó las escaleras sin que nadie lo mirase, fue hasta la sala donde se exponía la fama de su tatarabuelo.

Divisó la guitarra que había puesto en su altar.

-Necesito esto un momento, papá Héctor-

Decía el menor tomando la guitarra.

-Tengo que encontrarlo, él podría estar en peligro...-

Y sin más, sostuvo la guitarra y pasó sus dedos por las cuerdas como aquella vez, el sonido se disparsó por toda la sala y un silencio lo acompañaba.

-¿Miguel? ¿Qué estás haciendo? Ya deja eso que ya vamos a desayunar-

Rosa asomó la cabeza mirando a Miguel, entonces no había funcionado, podía verlo.

-¿Qué? ¡No, no, no, no! ¡Tiene que funcionar!-

Miguel caía en la desesperación, volvió a tocar la guitarra una y otra vez salvajemente hasta causar un escándalo que alertó a todos.

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora