Indiferencia

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Mientras se enlistaban, Miguel esperó un poco más ya que su mamá tardaba mucho en arreglarse.

Sostuvo la guitarra de Marco durante un gran rato, mirándola, llorando e intentando tocar una canción con esta. Pues era obvio, aún lo amaba, pero retenía ese sentimiento para ser sustituido por el odio, sin darse cuenta que él también se hacía daño.

-Ya vámonos, Miguel-

Habló su mamá.

-¡Ah, si!-

Y emprendieron la caminata. Al arribar tocaron la puerta.

-Marco, ¿Puedes abrir?-

Habló su mamá desde la cocina, estaba ocupada y no podía atender a la puerta, entonces este se dirigió a esta para abrirla, ¿Cuál era su sorpresa? Miguel estaba frente a ella y detrás de él estaba su madre.

Marco sólo se sorprendió un poco, haciendo una pausa para después romper el silencio.

-¡Miguel!-

Pero Miguel no le respondió el saludo adecuadamente.

-Ten, dejaste tu guitarra en mi casa-

Miguel casi se la avienta, pero sólo la colocó en sus brazos bruscamente.

-¿Quién es, hijo? Ah, Luisa, Miguel, ¿Gustan pasar?

Habló la señora de la casa.

-No...-

Dijo Miguel para después volverse hacia su madre.

-Ya vámonos mamá-

-No, Miguel, esperate-

Marco quiso acercarse a él pero este retrocedió y salió de allí huyendo.

-¡Miguel!-

Marco tiró su guitarra al piso como si no valiera nada, y corrió tras él.

-¡Niños!-

Sus madres sabían que no podían ir muy lejos, pero de todos modos fueron a buscarlos.

Miguel se cansó de correr y se detuvo un momento para recuperar el aire.

-¡Miguel, por favor!-

Marco apareció salvajemente causando que el otro se asustara.

-¿Cuándo me vas a dejar en paz? Ya hiciste lo que querías, ¿No? Me siento fatal,! lo lograste!-

Miguel estaba muy enojado.

-¡Escuchame! Eso fue antes, creeme que no pude dormir bien en toda la noche pensando en lo que hice, pero, tal vez sólo me dejé manipular por Ernesto...-

Marco miró hacia abajo en señal de vergüenza.

-¡Uy pues parece que el estafador resultó estafado! No me importa, fue algo que tu decidiste...pero me duele que hayas sido todo un hipócrita, ¡y te odio!-

-¡Por favor perdóname! ¡No vivas en el pasado y piensa en nuestro presente y en nuestro futuro por favor!-

-¡No hay un futuro entre nosotros porque terminamos! ¿Y sabes por qué? Porque te odio y ojalá te...te...-

Miguel estaba pensando en que desearía que algo le pasara a Marco, pero como nunca le ha deseado mal a nadie no tenía idea de qué podía decir.

-Pero yo te amo en serio, Miguel, te amo más que a mi mismo, ¡yo dejaría todo por ti!-

-¡Cállate! ¡Sólo cállate! No quiero que te me acerques otra vez, lo único que nos unía era tu tonta guitarra y ya te la devolví-

Marco se estaba cansando de discutir, si seguía podría explotar, así que trató de ir al grano porque veía que Miguel no iba a perdonarlo.

-Dame una oportunidad, ¡sólo eso te pido! ¡Te lo suplico!-

Marco ahora estaba a sus pies, humillandose.

-¡Basta! ¡No hagas eso! ¡Estás quedando como un tonto!...¡Ya!-

Entonces hizo que se levantara.

-¡Ya estuvo! No quiero que me vuelvas a hablar, ¡eres una persona horrible! No sé ni siquiera porqué me enamoré de ti, si siempre fuiste un altanero y fastidioso, ¡que sólo se colgaba de la fama de Ernesto para darse a conocer! ¡¿O qué?! ¿Qué pudiste haber hecho tu solo sin tener que mencionar que él fue tu tatarabuelo? Te dabas aires de grandeza, de niñito de la alta, pero no eres más que eres tan común y tan corriente como yo...-

Miguel también se sentía mal por sí mismo, por haber caído en sus mentiras.

El joven de la Cruz sabía que Miguel no lo iba a perdonar, así que simplemente fue al grano, con lágrimas en los ojos por haberle dicho sus verdades. En sus propios pensamientos yacía en el suelo llorando a más no poder, haciendo todo un escándalo de gritos ahogados en lágrimas de dolor, gritos internos, que no podían ser escuchados.

-Está bien, Miguel, veo que así no llegaremos a ningún lado...-

-Me alegro-

Miguel se dio media vuelta y caminó lejos de él.

-¡Pero no vas a poder evitar que yo trate de luchar por ti! ¡¿Me oiste Miguel Rivera?! ¡Te juro que haré hasta lo imposible por recuperarte!-

Marco gritó desde donde estaba, durante toda la vida, elegían lo que era mejor para él, pero por primera vez estaba dispuesto conseguir lo que realmente quería y estaba más que dispuesto a hacerlo, pero no sabía exactamente por dónde empezar, aunque tenía la sospecha, sabía que era una idea suicida.

-Perdón, Marquito, pero Miguel no quiere verte, creo que es mejor que ya no regreses...-

Dijo la señora Elena apenada cerrando la puerta, pero Marco la trabó con su pie para que no pudieran cerrarla del todo, si, había ido hasta la casa de zapateros para contar lo sucedido.

-Por favor, si me dejaran explicarle...-

-¡Ay los frijoles se queman! Lo siento chamaco, tengo que ir a la cocina-

La señora Elena cerró la puerta definitivamente, pero era sólo una excusa, pues Marco sabe muy bien que a esa señora nunca se le ha quemado lo que ella cocina.

Narra Marco

¿Qué hago? Pareciera que nadie me quiere escuchar.

Narrador

A pesar de eso, Marco contaba con la ventaja de que en el mundo de los muertos sus sentimientos no fueron juzgados por la familia Rivera, y eso le daba mucho más optimismo para buscar una solución al problema.

Infortunadamente, ni la madre de Marco ni la de Miguel pudieron conversar sobre su situación, pues la manera en la que salieron estos dos niños, no era para sentarse a tomar un cafecito.

Miguel se la pasó tocando su guitarra lo que restó del día, todas eran notas a bajos tonos, pero estaba molesto, porque la guitarra que Marco le había regalado lo hacía pensar más en él, y lo que más quería era olvidarlo, o al menos olvidar que entre ellos hubo algo.

Narra Miguel

Te odio, maldita víbora. Pero no soy capaz de destruirte, no soy como tú.

Narrador

Entonces Miguel sostuvo con fuerza la guitarra y la azotó al piso esperando que se rompiera, tronó, parece que lo consiguió, estaba tan rota como su corazón envenenado por las mentiras de un de la Cruz.

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Espero que les haya gustado el capítulo uwu mañana saldrá la actualización uwu

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora