Reencuentro fortuito

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Pero ¿Cuál era la situación entonces? La familia Rivera continuaba viviendo dónde siempre, sólo que aquella casa había sido remodelada como debe de ser al igual que el taller de zapatos, era lo menos que Héctor podía hacer por su familia, la cual no quiso al principio porque la modestia abunda, pero siempre estarán agradecidos.

El aspecto del músico también había cambiado, si al menos ya no vestía prendas remendadas, su aspecto ahora era distinto.

Esa ocasión, Héctor quiso tocar humildemente en el centro de la plaza, sin un escenario, sin luces ni presentador, sólo tocaba la cuerdas y dejaba que pasara lo que tuviera que pasar.

Y ante esa preciosa voz todo el mundo se acercaba. Para ese entonces, Miguel buscaba algún indicio de su familia.

Dante entonces volvió a poner la nariz en el suelo para buscar el rastro de algún Rivera.

-Espera...¿Escuchas eso, Dante?-

Miguel se detuvo mientras descubría sus orejas con sus manos pues era lo único que lo desatada además de su cuello.

A lo lejos se apreciaba a alguien cantar.

Sus divisiones...
De lejos me van llevando...
Mis padres y mis hermanos
De mi se están acordando...

¡Ay cruel destino!
¡Parece que te oigo hablar!

Y en ese momento al tocar la última nota de su guitarra con mucho ademán. Todos le aplaudían y le pedían más, como siempre. Pero él nunca se dejó echar a perder por la fama, tenía momentos con sus fans, pero nunca olvidando de dónde venía.

La estatua del tan aclamado Ernesto de la Cruz había sido sustituida por una de Héctor, pero cabiendo la casualidad de que al momento de colocar ese monumento, el señor Rivera pidió que estuviera al lado de su esposa e hija, y así fue, eran tres estatuas juntas en medio de la plaza, para nunca olvidar que no llegó a lo que fue por casualidad o él sólo, que siempre tuvo apoyo de su famila. Miguel, al momento de saber eso al ver esa obra de arte, intentó treparse en ella escalando para mirar desde lo alto algo que le dijera "¡Miguel, aquí estamos!".

En cuanto vio a aquel cantante con apariencia un poco distinta pensó por un momento que podría ser...

-¿Héctor? ¡Héctor!-

Miguel intentó gritarle desde donde estaba para llamar la atención pero al mismo tiempo sería perjudicial.

Y más cuando al momento de querer alzar los brazos para hacer señas perdió el equilibrio y cayó encima de una carretilla llena de rosas que alguien llevaba un vendedor. El piso irregular con apariencia de monte hacía todo menos favorable, aquella carretilla se fue en picada y con ella un niño vivo gritando.

Pero al menos algo bueno tenía que suceder, después de todo, ¿Qué podía ser peor?

La carretilla iba en dirección a Héctor casualmente.

-!!!

En menos de un segundo, y sin ver bien todavía de quién se trataba, aterrizó en frente de Héctor quien no tenía nada con qué escudarse más que con su guitarra, la cual fue destrozada al impacto con aquél artefacto de jardinería y Miguel acabó debajo de esta con toda la vegetación.

Héctor miró su guitarra muy triste e impactado, pero su instinto lo hizo volverse hacia la carretilla para sacar al pobre desafortunado.

-¿Está usted bien?-

Y al momento de alzar ese pesado objeto miró que ese "esqueleto" de baja estatura no tenía los huecos debajo de los pómulos, era maquillaje, al analizar esa cara redonda y esos ojos bonitos se dio cuenta que se trataba de su tataranieto.

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora