Radical

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Y lo último que pudo escuchar, fue a Miguel expectante negando el querer ver ese horrible final, pero tenía miedo, estaba tembloroso y no sabía qué hacer, sabía que después de matar a Marco, Ernesto vendría por él.

Pasaron segundos, y Marco aún no sentía dolor, nada, reunió el valor suficiente para abrir los ojos y darse cuenta que aún estaba vivo, mirando a Ernesto muy tenso, luchando contra sí mismo, pues una parte de él quería asesinarlo, pero su sentido común le decía "no lo hagas".

Ambos niños ahora miraban incrédulos la actitud del esqueleto.

-¡Nnnhgg...no puedo...!-

Ernesto soltó un alarido tan estruendoso que azotó la daga contra el suelo y luego abofetear a su tataranieto descargando su coraje para después llevarse las manos a la cara totalmente decepcionado de él mismo.

Marco ahora sólo pensaba en que al menos sólo fue eso, pero eso no quitaba que aún tuviera miedo, el dolor hizo que sus temblorosas y delicadas manos cubrieran ese golpe.

De un momento a otro comenzó a llover, finas gotas de lluvia que parecían brisna ahora caían sobre toda la necropolis.

Luego de pensarselo dos veces, Ernesto hizo hacia atrás su flequillo mojado para descubrir su cara, dando un suspiro.

-Está bien, Marco, tu ganas, puedes deshacer la maldición-

Cuando Miguel escuchó eso se llevó las manos a la boca, no podía creer lo que el esqueleto estaba diciendo.

Marco, aún en en suelo, miró a su tatarabuelo con algo de miedo y muy confuso.

-¿Q-qué?-

-Si, ambos teníamos el poder de romper este conjuro todo este tiempo, y veo que nunca te vas a dar por vencido, ¿Verdad?-

Ernesto tenía un semblante distinto, uno más tranquilo, ¿Por qué si después de haber asesinado a su mejor amigo, de haberse deshecho de su supuesto tataranieto Miguel, para después lanzarlo al vacío, el caso de Marco sería diferente?

Narra Ernesto

Es que te pareces tanto a ella.

Narrador

Típico. Pero eso no haría que Ernesto cambiara de parecer, pues si no podía matar a su tataranieto, por lo menos haría que él solo desapareciera.

-¿Y p-por qué no...me lo dijiste...antes?-

El joven de la Cruz aún no estaba seguro de cuáles eran las intenciones del mayor.

-Porque quería, venganza, pero, puedes remediarlo-

-¡¿De verdad?!-

Preguntaba aún confundido el niño, mientras Ernesto lo ayudaba a levantarse, sin importarle que siguiera lloviendo sobre de ellos.

-¡No le creas, Marco!-

Miguel no estaba seguro, Ernesto no cedería tan fácil y ambos niños lo sabían, por esa razón ninguno confió en él tan de repente.

-¿Ah, no me creen? Inténtalo por ti solo, Marco, sólo tienes que desearlo, tienes que decir..."-

Pero antes de que Ernesto pudiera decir unas palabras, fueron interrumpidos cuando oyeron a algo golpear la escotilla del piso que llevaba al último piso, era Héctor, de quien aprovechando que era de cráneo duro, pudieron utilizar para derribar esa portezuela de azulejos con relieves de calavera.

De repente, él junto con Imelda y Valente salieron.

-¡No lo hagas, hijo!-

-¿Papá qué haces aquí?-

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora