No eres tú

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Les puse un Poop hispano para que ya no se enojen conmigo y no sufran más :V

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Un domingo por la mañana.

-Marco, que curioso verte por aquí, si las clases son entre semana para ti-

Dijo uno de los profesores.

-Tengo un compromiso, buenos días-

El joven de la Cruz contestó serio mientras buscaba a Rosa.

-Aquí estás-

Dijo cuando la vio tocando su violín.

-Ay si es cierto, pero, no se pudo hacer nada, ya sabes...con lo de Miguel-

Rosa se sintió apenada puesto que a pesar de su ayuda, no pudo hacer nada.

-Descuida, no pusimos ninguna condición, además, aún tienes que ganarle a esa estúpida de Catalina-

Porque a pesar de todo, ambos seguían odiandola.

-Tienes razón-

Y durante un rato de ensayos y asesorías se tomaron un descanso.

-Por cierto se me hizo raro algo-

Dijo Rosa mientras acomodaba de nuevo el puente de sus lentes sobre su nariz.

-¿Qué?-

-Que cuando, besaste a Miguel, él...no se opuso, no hizo nada-

Y entonces Marco pensó en eso, y también se extrañó que Miguel no reaccionara de forma negativa a pesar de estar en un trance.

-Tienes razón...¡claro! ¿Cómo no lo pensé antes?-

Marco volvió a hacerse ilusiones, puesto que el día en que hablaron por última vez, notó a Miguel bastante nervioso, eso lo hizo deducir que aún podría haber una diminuta probabilidad de que sintiera algo por Marco pero que trata de ocultar. Así que aún tenía las esperanzas de tener otra oportunidad.

En pocos días volvería a haber otro evento en la escuela de música, esta vez, Marco y Miguel junto con el grupo de cuerdas y otros instrumentos, debían entonar piezas musicales de canciones mexicanas combinadas con canciones hebreas, dando así un choque cultural entre México e Israel.

Sucedió en la noche, mucha gente tanto sencilla como importante acudieron al estreno de tan bella presentación.

Estando en lugares comenzaron a tocar, la coreografía fue extraordinaria y los aplausos no se hicieron esperar al ritmo de la música, aunque los dos niños anteriormente mencionados no se dirigieron la palabra en ningún momento, pero eso no quería decir que no habría conversación entre ellos más adelante. Puesto que al acabar la primer pieza, era preciso que  el grupo de instrumentos de cuerda se retirara al bajar el telón.

No quedaba más que espectar como los demás en sus asientos, hacia donde todos se dirigían menos dos.

Marco tomó del brazo a Miguel y sin previo aviso se lo llevó a donde no los escucharan.

-¡¿Qué es lo que quieres?! Ya te dije que yo no...-

Decía el joven Rivera mientras era llevado al almacén, pero fue interrumpido en cuanto Marco cerraba la puerta de un golpe.

-¡No! Tu escuchame, estoy muy decepcionado de ti, yo sé que lo que pasó el otro día en la escuela fue para evadirme y eso no es justo porque apuesto todo lo que quieras a que tu no sientes nada por Catalina-

-¿Y tú qué sabes? ¿Acaso adivinas mis pensamientos?-

Ambos estaban enojados el uno con el otro, aunque en el fondo se querían, Miguel retenía ese sentimiento para no volver a ser lastimado, siempre a la defensiva, lo trataba con indiferencia.

-Sólo dime una cosa, ¿Por qué cuando te besé, no dijiste nada?-

Preguntó Marco más calmado, y gracias a ello pudo darse cuenta que el conserje del lugar se aproximaba al oír sus pasos, a lo cual ambos niños no podían arriesgarse a ser vistos, así que se escondieron detrás de los estantes llenos de polvo.

Silencio y nada más, el conserje ni siquiera entró, simplemente cerró la puerta con llave.

-¡Ay no! ¿Ves? ¡Tu siempre me metes en problemas!-

Miguel se llevó las manos a la cabeza, no porque sufriera de claustrofobia del todo.

-¡Eso ya no me importa! No has respondido mi pregunta-

Marco dejó a un lado las consecuencias de estar encerrado.

-¿De qué?-

-De porqué no dijiste nada cuando te besé...-

-¡Es que...! Es-estaba en un trance, ¡no! Es decir, que, ¡estaba muy confundido y tu te aprovechaste porque yo ni siquiera correspondí!-

Miguel completamente sonrojado sólo comprobaba la teoría de Marco.

-Entonces, ¿Qué es lo que sientes por mi?-

Marco tenía de nuevo esa sensación extraña dentro de sí, de nuevo la ansiedad y las ganas de sufrir aumentaban.

-Nada-

Respondió Miguel muy seco.

-¿Nada?-

Marco ahora se sentía muy molesto, por la actitud tan terca de su compañero, pero aún tenía un haz bajo la manga, pero le resultaba aterrador al mismo tiempo que esperanzador.

-¿Y qué me dices de esto?-

Marco sacó esa hoja de papel, que evidenciaba todo lo que Miguel sentía en realidad por él, su nombre escrito casi una infinidad de veces y muchos corazones mal dibujados contradecían todo lo que salió de su boca.

Miguel se quedó petrificado, pero no quiso ceder, comenzó a portarse agresivo.

-¡Dámelo!-

Intentó arrebatarle esa hoja, a lo que Marco hizo s un lado, impidiendo que la alcanzara.

-¡No!-

Fue cuando Miguel se le vino encima, recurrió a los golpes, patadas y bofetadas, ambos parecían acorralarse, hasta que el joven Rivera, aprovechando que los dos estaban en el suelo alcanzó unas tijeras de una cajonera de metal para amenazar a Marco.

-¡Devuélvemelo ya!-

Marco no lo reconoció desde entonces, parecía que lo poseía una fuerza sobrenatural. Pero al continuar evasivo fue cuando Miguel intentó atacarlo con ese objeto pero si intención de dañarlo, solamente quería asustarlo.

Al esquivar las tijeras Miguel se volvió hacia él, forcejearon ahora con ellas y entre empujones tiraron lo que había ahí, fue cuando Marco hizo que ambos se estamparan contra los cilindros de gas que se almacenaban ahí, provocando que varios de ellos cayeran y tronaran.

Marco se dio cuenta de que uno cuantos se habían degollado, causando así que el gas se escapara, ante eso no prestó atención y Miguel tomó esa hoja para romperla en mil pedazos.

-¡Esto-no-sgnifica-nada! ¡Nada!-

Miguel estaba tan ocupado en su ira haciendo trizas ese nombre, que su compañero, quien estando en el suelo recuperándose del dolor que tenía al impactar su cabeza contra el suelo, ahora sintiera el verdadero terror.

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora