Dolor

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⚠Advertencia⚠

¿Escuchan eso? Es el concierto para cuatro cuerdas en Re menor, todo marino sabe que anuncia la muerte.

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Aún así, Ernesto parecía no darse por vencido.

-Lo encontraré de todos modos, así es que más vale que cooperes-

Miguel ya sentía un ligero roce entre la daga y su piel que lo hacían sudar frío y exaltarse muchísimo más, aunque no lo veía, ya podía sentir fluir la sangre fuera.

-¡¡¡¡MARCO!!!!-

Se escuchó un grito ahogado que aclamada su nombre, provocando ecos por toda la torre, que llegaron a los oídos del joven de la Cruz acompañado de los alebrijes Mayco el que estornuda y Uziel.

-!!!-

Marco se asustó, escuchó del tal manera que pensó que Miguel estaba en peligro, así que volvió a bajar las escaleras pero no encontró a nadie.

-¡Marco!-

Volvió a escucharse, pero esta vez en la planta alta, luego más arriba, y Marco no hacía más que seguir los llamados hasta llegar al tope de la torre.

-¿¡Miguel!?-

Exclamó Marco cuando empujó el par de portones para llegar al final, y ahí el lugar estaba despejado y completamente expuesto a caer al abismo.

Miguel estaba apenas saliendo de las sombras, su semblante le decía "¡corre perra, correeeeee!" algo que su compañero apenas comprendía, pero que le entró un pánico horrible.

-¡Quédate ahí! No te muevas o tu...eh ¡lo que sea! Pagará las consecuencias-

La magnífica aparición como villano hizo una pausa pues Ernesto no sabía si Marco y Miguel eran amigos, novios, vecinos, etc. Mientras se dejaba ver ante la luz amenazando a su propio tataranieto con aquella daga.

-¡No, Ernesto, no le hagas daño por favor, por favor! ¡por favor!-

Marco entró en una crisis de pánico mientras trataba de acercarse con mucho miedo, y más cuando vio que el hechizo de protección no funcionaba, pero era porque Miguel ya no traía esa moneda en mano.

-¡Vete de aquí Marco!-

Gritó Miguel viéndose en peligro para después sentir como Ernesto lo tomó del cabello, tirando de él para causarle dolor y que se callara.

-¡No voy a dejarte!...todo esto es mi culpa, ¡No debí dejar que me acompañaras!-

Ahora estaba más que aterrado y apenado por todo, era cierto, sólo le causaba problemas y no quería arriesgarlo más.

-¡Basta los dos!-

Ordenó el esqueleto, era hora de negociar.

-¡Pídeme lo que quieras Ernesto pero déjalo en paz!-

Gritó Marco muy preocupado y algo molesto.

-Muy bien, muchacho, aquí es donde los quería, desde hace mucho tiempo quería que te deshicieras de Miguel, y tú, muy amablemente me lo trajiste hasta acá, ¿Por qué no le das las gracias, Miguel?-

El menor sólo negó con la cabeza.

-¡Que le agradezcas!-

Ernesto gritó muy desesperado y eso sólo asustaba a Miguel poniéndolo a temblar.

-G-gracias-

Tartamudeaba mientras comenzaba a llorar, eso fue demasiado para los ojos expectantes del contrario, fue un golpe muy duro y cruel.

-¡¿Qué es lo que quieres lograr con esto?!-

Gritó Marco, a quien también se le escapaban unas cuantas lágrimas.

-Verás, no sólo quiero destruirlo, esto también te servirá de lección, para que no vuelvas a enfrentarme te daré en donde más te duele, Miguel-

Ernesto sabía que Miguel era lo que Marco más amaba en el mundo aunque estuviesen peleados y distanciados.

-¿Qué? ¿No es grandioso? ¡Matar a dos pájaros de un tiro! Te costará la vida de tu...¿Amigo? Pero recuperarás esa paz y tranquilidad que tanto deseas, y así, podrás seguir con mi legado sin que él te moleste-

Continuó el esqueleto mofándose él solo por un par de segundos, segundos muy bien aprovechados por ambos niños, quienes con la mirada se comunicaban haciéndole saber el uno al otro que le daría su moneda de alguna forma.

-¡Jamás! ¡Yo dejaría la música por Miguel! ¡Es más yo dejaría mi vida por él!-

Marco dio un paso al frente amenazante y dispuesto a todo, viendo a los ojos a Ernesto, fue suficiente distracción para que Miguel se preparara para la huida.

Miguel dio una patada en la espinilla a Ernesto, causando que este soltara un alarido y el menor pudiera empujar con su hombro la daga hacia un lado, mientras el esqueleto asimilaba ese tremendo dolor, Marco aprovechó para lanzarle su moneda a Miguel, y este, atrapandola, corrió para alejarse de ahí.

-¡Lárgate!-

Gritó Marco, y su compañero obedeció.

Ernesto ahora estaba más furioso que nunca. tomó la daga y se dirigió hacia su tataranieto.

-¡¿Tu te crees muy listo verdad?!-

Para el esqueleto le fue muy fácil derribar a Marco empujandolo, y como no tenía ningún amuleto de protección, parecía ahora ver su vida frente a sus ojos.

Miguel estaba en la puerta, se detuvo un momento para volverse ante la trágica escena, ahora Ernesto intentaba apuñalar a su tataranieto.

La fuerza de ambos se diferenciaba bastante, Marco esquivaba cada intento de atravesarlo con la daga, hasta que llegó a un punto en el que ya no pudo más, era su fin.

De pronto, Ernesto puso la daga en lo más alto para clavarsela a Marco, quien interponiendo sus manos como método de defensa, cerró sus ojos hechos agua con fuerza estando teóricamente listo para su destino, aterrado y pensando solamente en cómo pudo haber terminado así su vida mientras la miraba pasar en frente de sus ojos.

Retrospectiva (Marco viendo los acontecimientos más importantes de su vida)

Nacer y ver a sus padres por primera vez

Descubrir su gran talento a su corta edad

El cambio de clase media a clase alta separándose de sus abuelos, tíos, primos, etc.

La muerte de su padre

La manera en la que desarrolló su personalidad vacía, llena de materialismo y sobreprotección

Su rebelión hacia su madre, rebeldía, para no sentirse asfixiado de tantos cuidados

El fraude de Ernesto

Día de muertos en Santa Cecilia

Ver a Miguel por primera vez, los días que tuvo que pasar, cada uno contados a la perfección

La gerbera

El primer beso que le había dado a un niño

Sus buenos momentos, sus peleas

El inframundo, el lugar donde terminaron

Todas las canciones que tocaron juntos

La explosión

Y al final, Miguel, lo último que pasó por su mente.

Narra Marco

Te amo, Miguel.

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora