Y a pesar de que la ruptura amorosa había pasado, los recuerdos de Miguel aún eran dolorosos, tanto así, que se había olvidado de la tarea.
Narra Miguel
No sé porqué, a pesar de que me hayas pisoteado, no dejo de pensar en ti, no puedo evitar sentir mi corazón latir más intenso cuando volteas a verme, y yo tengo que esconder la mirada porque odio tener que ver tu cara de mustia.
Narrador
Estaba tan dolido que tomó la guitarra de su tatarabuelo, y comenzó a tocar, una melodía muy triste. La que más podía expresar su dolor, tal vez no de la forma más adecuada, sólo cantando empezando por donde quisiera, es más, ni siquiera cantaba, sólo solfeaba su voz en silencio, casi susurrando, pero con mucho sentimiento.
Me atraparon tus mentiras
Y me enamoré de tiSe fue tu cara bonita
Y mis ganas de vivir
Se acabaron las mentiras
Y de todo aprendí
Que hay dos días en la vida
Para los que no nacíY hay dos días en la vida
Para los que no nací
Dos momentos en la vida
Que no existen para mi
Ciertas cosas en la vida
No se hicieron para mi
Y hay dos días en la vida
Para los que nacíMe trague todo el veneno
Del que llevaban tus besos
Me empape del sufrimiento
Que escondía tu sonrisa
Descubrí que con el tiempo
Me perdí todo el respetoCon la voz entrecortada y con lágrimas cayendo de sus ojos ante el dolor fresco de la traición no le fue posible tener el valor de ir de nuevo con Marco pues ya no confiaba más en él, lo desconocía totalmente, aunque hiciera una tormenta en un vaso de agua.
Después pensó en la reciente pelea de Marco y Catalina, en cómo le daba pena verlos así. Pasó un rato y tomó su mochila, ya que al estar entreabierta había algo que brillaba en su interior.
-¿Qué es esto?-
Miguel sacó del interior de su mochila ese par de dulces de leche envueltos en papel celofán rojo.
-Seguramente los dejó ella, pero, ¿Cómo sabe que a mi me gustan?-
Miguel y sus pensamientos erróneos lo hicieron pensar que tal vez debería dejar ir a Marco y darle una oportunidad a Catalina.
Al día siguiente.
Miguel miraba de reojo el lugar donde antes se sentaba, notó que Marco no estaba allí, la clase ya había comenzado y tampoco había llegado Catalina, pero obviamente al tratarse de una figura pública se corre la voz y se inventan rumores.
-Se peleó con Catalina por lo del cuaderno-
-Dicen que a ambos los expulsaron-
-Pues a mi me contaron que Marco le cortó la oreja con las tijeras-
Y cada chisme iba de mal en peor. Pero Miguel tenía ese pensamiento de que lo vería en la escuela de música.
Todo transcurrió como cada día, y efectivamente, en la clase de música, Miguel estaba ocupado afinando su guitarra, Marco llegó, como si nada, pero no sabía qué hacer para llamar su atención, ahora no tenía ganas de tocar.
-¿La lastimaste mucho?-
Preguntó Miguel sin quitarle la vista de encima a su guitarra.
-¿Hmm? ¿De qué hablas?-
Marco volteó a verlo extrañado desde lejos.
-Ya sabes, de Catalina-
-¿Y desde cuando te importa ella?-
Marco se puso celoso.
-No sé, digo, no es como que me importe pero, no sueles ser agresivo-
-¿Te parece poco ponerme así por haberme difamado?-
-¿Y qué? ¿Qué tal que todo lo que diga es cierto? Total, tu dices muchas mentiras-
Cuando Miguel dijo eso, es porque estaba sentido.
-¿Qué piensas de esta pieza?-
Marco cambió de tema, como si no le importara lo que había dicho Miguel, aunque claramente era una puñalada a su corazón, trató de ser fuerte. Empezó a tocar una melodía que a su compañero le resultó muy conocida.
-Está bien-
Dijo Miguel con mucha indiferencia y sin dejar de mirar su propia guitarra.
-¿Sabes? Estoy pensando en ponerla en práctica más tarde, y quisiera que me escucharas-
Marco estaba planeando algo.
-No puedo-
Respondió Miguel checando por última vez que todo estuviera en orden, pero desprevenidamente una de las cuerdas de Nylon 6,6 consiguió tensarse tanto que no pudo más y se rompió deliberadamente. A lo que este soltó un gruñido de frustración.
-¡Ay NO NO NO NO NO!-
Narra Miguel
Si Héctor viera lo que pasó con su guitarra no sólo se retorcería, si no que me mataría y luego se volvería a morir de un coraje.
Narrador
-¿Qué pasó?-
Preguntó Marco preocupado.
-¿Ya ves lo que me haces hacer, Marco? Esto lo causaste tú por distraerme-
Dijo Miguel enojado enseñándole la cuerda rota.
-Estuviste mirando tu guitarra todo el tiempo, Miguel-
Marco sabía que él estaba exagerando al culparlo, pero sabía lo mucho que significaba esa guitarra para Miguel, después de todo es una reliquia. Así que fue hacia él para proponerle algo.
-Déjame ponerle una de mis cuerdas-
-¿Qué? Primero muerto antes que le pongas una de tus cuerdas a mi guitarra-
-¡Las cuerdas de Nylon son muy caras! Además es para bien tuyo-
Después de todo, Marco sólo quiere lo mejor para Miguel, así que le quitó una de sus cuerdas a su guitarra par colocarla en la guitarra antigua de su compañero, y no sólo eso, volvió a afinarla.
-Ya, dame mi guitarra, estás como la vez en la que intentaste quitármela-
Miguel sostuvo su instrumento para probarlo, funcionaba perfectamente bien.
-Pues, gracias-
-Podrías agradecerme si...¿Me pasas la tarea?-
Marco sonrió piadoso.
-Hm pues ya que-
Contestó Miguel de mala gana, por suerte tenía sus cosas de educación básica y música revueltas en la misma mochila. Un par de apuntes y tareas después continuaron en lo suyo.
El profesor les había hablado de llevar a cabo otra presentación, pero eso no era novedad, pues siempre se la viven dando conciertos de música clásica.
Cuando salieron de las clases, Miguel pasó por donde estaba el altar dónde yacían los santos de yeso.
Y entre no saber si quería regresar con Marco o darle una oportunidad a Catalina, lo dejó todo en manos del San Antonio de yeso que tomó para ponerlo de cabeza.
Después de eso, alguna señal tal vez de abundancia de amor o infortunio para alguien estaría por comenzar.
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¿Y si publico el siguiente capítulo Delacrucest en un rato o mañana? 6з6 ¿O mejor me espero a que termine esta historia? (que para eso igual falta un chingo xd)
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Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel Rivera
FanfictionDel odio al amor sólo hay un paso. Después de darle crédito al verdadero mejor músico de todo México, Héctor Rivera, la reputación de Ernesto de la Cruz en el mundo de los muertos se fue en picada, incluyendo la de su lejana familia en el mundo de...