Decidido

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Marco entonces se dispuso a hacer la tarea, pero se hacía muchos ilusiones, Miguel fue hasta su casa para pasarle la tarea.

-Por suerte ya bajó la fiebre-

Dijo su madre.

-Ya mañana podré ir a la escuela, ¿Qué fue lo que te dijo Miguel?-

Marco ya se sentía un poco mejor, pero eso no significaba que no pescara un resfriado.

-No mucho en realidad, quise explicarle lo que sucedió pero pues, no verdad-

-Hiciste bien, mamá, porque, yo soy el que tiene que arreglar las cosas-

-Bueno al menos te trajo la tarea, eso ya es ganancia-

-Hmm si-

Pero el joven de la Cruz era ambicioso, no se conformaba con que el amor de su vida le pasara la tarea, él lo quería completamente.

Al día siguiente, Marco tenía un mal presentimiento.

Cuando estaba en la escuela, se sentía impaciente por ver a Miguel, esperaba que sus sacrificios valieran la pena, esperó hasta el receso para buscarlo.

Miguel por su lado, se estaba escondiendo de él, y como siempre, Catalina estaba detrás de él.

-¿Qué hago? No quiero que piense que me tiene en su poder-

Miguel se agachó y escondió detrás de un arbusto en cuanto Marco lo divisó.

-Yo tengo una idea-

Catalina hizo que se pusiera de pie, al ver que el amenazante de la Cruz se aproximaba hacia ellos con muchas ansias.

-Ay no, ¿Qué debo hacer?-

Miguel se puso nervioso.

-Sólo déjate llevar-

Y descaradamente, Catalina posó sus labios sobre los de Miguel.

Todo eso, fue demasiado desgarrador para el corazón de Marco, ver eso ha sido la peor tortura que pudo haber pasado, sentía como si fuera encerrado dentro de una dama de hierro mientras miles de clavos filosos lo atravesaban, ese era el mismísimo dolor de la impotencia que tenía al no saber como o qué cara poner o verlo cuando estuviera delante suyo.

-¿Qué está pasando?-

Sus emociones se fueron, y si su corazón se había agrietado en el mundo de los muertos, ahora estaba totalmente hecho polvo.

Al estar a una distancia considerablemente cercana, Miguel deshizo el beso.

-Ah yo es que...-

Miguel estaba aún más nervioso, pues veía a Marco con un brillante mar en los ojos a punto de desbordarse.

Pero eso no lo hizo tentarse el corazón.

-¡Pues es que Catalina y yo ya somos novios! S-si, ya está decidido, eh...de-decidí darle una opor...tunidad-

Miguel no estaba seguro, y sus sentimientos hacia esa niña nunca fueron de amor, pero aprovechó la situación para safarse de Marco de una vez por todas, aunque le doliera.

-Pero anoche cuando yo...-

Marco tenía la voz entrecortada.

-Por favor, n-no lo hagas más difícil-

Miguel se sentía mal por verlo así, pero no era lástima, en verdad le dolía.

-Tuve una noche difícil, me echaron agua y casi me caigo de unas escaleras, aún no me recupero de la gripe que me dio por todo eso, yo sé que recuperarte no iba a ser fácil, pero no tenías que hacerme esto-

Lágrimas cálidas empezaron a manifestarse, Miguel trataba de contenerse.

-¡Pues...! A-al menos ya sabes lo que se siente, cuando me pisoteabas a mi y a la memoria de mi familia por tus tonterías-

-¡Eso no viene al caso!-

-Pero al menos ya te diste cuenta-

-Está bien, Miguel...-

-Me, me da gusto que comprendieras-

Miguel se tomó del antebrazo mientras miraba hacia otra parte.

-Pero no lo acepto...-

Dijo Marco, para después dirigirse a Catalina después de haberse limpiado las lágrimas con la manga de su suéter.

-Que te aproveche-

Le lanzó una mirada fría, para después irse de ahí.

Catalina frunció el ceño para dirigirse a Miguel quien estaba más serio que nunca.

-¿En serio? ¿En verdad somos novios?-

Miguel se sentó mientras miraba al suelo, estaba completamente desanimado.

-...ajá-

No le hizo el menor caso pero aún así respondió como la lógica le indicó aunque eso hiciera que Catalina brincara de emoción.

Durante las últimas clases, Marco sólo estaba estático sobre su asiento, y Miguel tenía miedo de voltear a verlo, ni siquiera de reojo se atrevía, lo único que lo hacía darse a notar eran sus estornudos.

Fue muy difícil, las horas que pasaron se les hicieron eternas, cuando sonó el timbre de salida, Marcó fue el primero en salir corriendo.

Cuando Miguel iba por la salida, Rosa le preguntó que qué le pasaba, pues lo notaba bastante mal.

-Nada, todo está bien-

Pero Catalina volvió a hacer de las suyas.

-¿Qué? ¿No le vas a decir que ya somos novios?-

Preguntó ella mientras abrazaba a Miguel por la espalda, este hizo una expresión de desagrado pues no estaba de humor, rodó los ojos, y suspiró pesado para después afirmarlo.

-Hmm si-

-Pero bueno, ya me tengo que ir, adiós cuñadita-

Se despidió Catalina para después irse. Ahora Rosa tenía que asimilar eso, tener a su peor enemiga como cuñada no iba a ser fácil.

Narra Rosa

La decepción, la traición hermano.

Narrador

-Yo sé que tu no la quieres, que vergüenza me da que seamos primos-

-Ya, chismosa, tu no sabes nada, yo...yo si la quiero-

Pero ni siquiera Miguel podía creerse esa mentira.

-Te conozco, y yo sé que lo hiciste porque tienes miedo, gallina-

Rosa se adelantó y se fue, Miguel no contaba más con su apoyo.

Cuando Marco arribó a casa, no quiso darle molestias a su mamá.

-¿Todo bien, Marco?-

No pido evitar notar que su hijo tenía los ojos irritados de tanto llorar.

-Si mamá, ya sabes, la gripe me pone los ojos así-

Su madre sabía que algo andaba mal, pero Marco tenía suficientes problemas como para todavía hacérselos recordar.

Sin embargo, Marco no dejaba de pensar en esa horrible escena en el receso, que no sólo lo hizo sentir un dolor en el pecho, si no también un ligero dolor de estómago que le provocó náuseas y terminó vomitando, puesto que las emociones fuertes son muy crueles para un estómago sensible.

Lo que restó de la semana fue lo mismo, lágrimas y más lágrimas, hasta que llegó el fin de semana.

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Estoy lista para que me quemen en la hoguera :'v💔

Entre Notas Musicales || Coco || Marco de la Cruz x Miguel RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora