Capítulo 28- Entre besos y pláticas.

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Los dos yacían en la cama ¿como habían terminado entre las sabanas? No lograban recordarlo con exactitud, era lo de menos.

Los besos eran tan maravillosos que Cristina no quería parar de besarlo, estaba desnudaba bajo él, la ropa esparcida por el piso no era mas que una clara señal de todo lo que ocurría en esa habitación, pero sobretodo; en esa cama. La imagen de Federico sobre ella le parecía tan erótica que ese calorcito en su interior se agrandaba mas y mas, sentía tanto calor que pensaba que sus pieles se quemarían, pero no era por el calor del lugar, sino por esa temperatura que emanaban sus cuerpos. Tan exquisita y pura.

No habían palabras para descubrir todas las sensaciones que atravesaba su cuerpo en ese preciso momento, el mordisqueaba su labio inferior con sensualidad, haciendole sentir lo mucho que la deseaba, sus respiración se entrelazaban descontroladas mientras sus corazones danzaban a mil.

Su pecho subía y baja junto al suyo mientras Federico acariciaba su cuerpo, subía las manos por las piernas hasta llegar a sus caderas, dejaba de besarla e iniciaba un recorrido de besos desde su mandíbula hasta la base de su cuello, cuando creyó no poder mas con la calentura de todo su cuerpo, él se unió a ella tortuosamente, tan lento que creyó desfallecer.

-Federico...más.- cerraba los ojos mientras lo sentia adentrarse aún más en ella, tan delicioso como nunca.

-me encantas.-susurraba mientras la envestía cada vez más profundo.

Cristina jadeaba fuertemente, todo era tan maravilloso y único que estaba segura que si ese no era el paraíso se parecía mucho.

No era capaz de pronunciar una sola palabra, estaba tan agitada que a duras penas podía balbucear una que otra cosa.

Arrañaba su espalda con ganas, seguramente dejaría marcas después, pero eso a Federico; no le importaba, estaba tan inmerso en acariciar y besar cada rincón incógnito de su cuerpo que nisiquiera lo sentía. Lo había deseado tanto que ahora que la tenia entre sus brazos sentía que la amaba aún más.

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-¿tan rápido?.-musitó con incredulidad.-me sorprendes, no recordaba que fueras tan eficaz.

Daniel se sonrió y se situó frente a ella, No solo era eficaz, hacia las cosas que le importaban con rapidez y siempre se encargaba de que todo le saliera a la perfección.

Siempre le gustaba hacer el trabajo sucio por el mismo, no confiaba en los demás; nadie era de fiar para el. Todos les parecían tan incompetentes para realizar ese tipo de trabajo, así que era mejor hacerlo por si solo, no habría alguien que lo delatara y quien lo hiciera terminaría mal, muy mal.

-pues te sorprendería saber en que otras cosas soy tan eficaz.-insinuó enmarcando una de sus cejas.

-¿asi? No me digas, me da curiosidad pero...-sonrió sugestivamente.-prefiero descubrirlo por mi misma, sera "interesante".-recalcó.

-mas de lo que te imaginas.

Mónica carraspeo dejando la copa a un lado, si que estaban locos y las copas tampoco ayudaban, sentía que las cosas se estaban saliendo de contexto entre ellos y lo que menos quería era terminar en la cama con el.

- Eh...entonces eso quiere decir que si aceptó.

-Si, digamos que tuve que ingeniarmelas para convencerlo, tuve que...metir un poco.-Admitió mirándola fijamente. Su organismo era un completo caos y todo gracias al alcohol, pero si seguían jugando a la seducción podía... Arrepentirse después.

-Ni modo, todo sea por quitar a esa mujer del camino.-apartaba la mirada y se levantaba en busca de algo, pero sin saber que; solo quería alejarse un poco de Daniel, estaba tomado, ese no era él realmente.

-Si todo lo que estamos haciendo es por él, que no se te olvide.-le advirtió sin dejar de mirarla.-¿que estas buscando?

-Eh, mi teléfono no se adonde lo deje.

-Creo que lo he visto en la cocina.

-Iré por el entonces.

-Yo...yo ya me voy Mónica, tengo cosas por hacer y creo que no me estoy sintiendo bien.

- Si no te sientes bien yo podría llevarte. No quiero que ocurra otro accidente.-le sonrió y salió en busca de su teléfono.

Daniel solo la vio partir y se sonrió levemente, si no estuviese tomado se golpearía por...encontrarla atractiva, más de lo que debería, pero solo eran los tragos, solo eso.








- ¿aun estas despierta?

-Si, aun lo estoy.-murmuró abrazándolo aun mas.-¿te confesó algo?

-Lo que quieras.-le acariciaba el cabello.

-Me encanta estar así contigo, ¿sabes? Nunca me imaginé que todo...terminaría uniendonos.

-Pues si.-sonrió.-son las vueltas que da la vida, yo ya te daba por perdida.

Cristina fruncio el ceño y se acomodó un poco para poder mirarlo.

-¿perdida?, no entiendo.

Suspiro mientras recordaba todo lo ocurrido como si de una película se tratase.

-Es que digamos que tu no me ayudabas mucho que digamos, cada día te creía mas ajena a mi, más lejana nunca creí que podría enamorarte. Ya me estaba dando por vencido.

-Lamento haberte hecho la vida imposible, tu siempre tan...atento conmigo y yo tan desconsiderada y cruel contigo, es que no lo se, siempre trate de imponerme con mi carácter altanero ante ti, lo veía como una barrera entre nosotros.

-¿porque?

-porque no quería amar de nuevo...no quería volver a sufrir.-murmuraba con pesar.- pero poco a poco te fuiste metiendo aquí.-le tomaba la mano y se la colocaba en el corazón.-Sin pedir permiso y yo no pude impedirlo.

Federico sonrió ante sus palabras, lo había logrado, pero aun no lograba entender muchas cosas, pero por ahora se olvidaría de todo menos de ese momento. Sin embargo, lamentaba el no poder recordar nada de lo sucedido, ¿como le había confesado que lo amaba? Luego le preguntaría quizás y eso también ayudaba a recobrar la memoria, todo le era tan confuso allí dentro que le era como un rompecabezas, pero uno muy difícil de armar.

-Yo nunca te haría sufrir, todo lo contrario, de ahora en adelanté no haré otra cosa mas que hacerte sonreír, o bueno...eso trataré.-exhalaba con fuerza.-esto...

-Esto no cambia absolutamente nada, que no puedas ver no es un impedimento para que nos amemos libremente, sin miedos o prejuicios. Podemos con esto juntos, solo tenemos que confiar el uno en el otro.

-Te amo Cristina, no se como terminamos juntos, pero sea lo que sea lo agradezco porque por fin te tengo así.-la acariciaba.-entre mis brazos.

Cristina lo miraba fijamente, todo le parecía un sueño pero era la realidad una, en la cual se permitiría vivir libremente, siempre se había negado a amarlo pero todo había cambiando, ese hombre ahora era el dueño de su corazón, lo tenia en sus manos, solo esperaba que no lo dejara caer haciéndolo pedazos porque para eso, no había cura mas que vivir con el dolor.

Hay quienes dicen que el presentimiento, no es mas que la advertencia de una fatídica respuesta, si bien todo parecía marchar bien; tan solo era la calma antes de la tormenta.

¿Porque Debo Quedarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora