Capítulo 31-Por amarte.

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No paraba de darle vueltas a la plática que había tenido con Mónica, ella sabia algo que él no y no comprendía porque no se lo decía de una vez por todas, cada vez estaba mas confundido. Si Mónica lo sabía entonces... ¿Porque Cristina no? Tenia que ser algo muy importante como para mantenerlo en secreto, tenía mucho que pensar y quizás si, tal vez Mónica tenía razón y Cristina no lo amaba, pero él quería creer que si, quería hacerlo o por lo menos mientras no lograba recordar.

Estar en la oscuridad lo hacia tan difícil, sin tan solo pudiese ver, las cosas fuesen muy diferentes, Mónica tenía toda la razón en una cosa; el accidente quizás había sido una manera de atrasar lo que se avecinaba, su mente bloqueaba los recuerdos. Por otra parte era mas que obvió que Mónica lo seguía amando, estaba dolida y no la culpaba había estado tan cegado por la belleza de Cristina que ni siquiera se había parado a pensar en ella, en si ella sufriría pero ya era tarde para lamentarse y ese había sido el resultado de todos sus errores, unos que estaba seguro pagaría con creces.

-Aquí estas...

Federico se giro pero no se sintió mejor al hacerlo, era Cristina.

-Donde más podría estar.

Cristina suspiró y camino algunos pasos hasta él. Estaba igual o peor de tensa que él, Mónica era una desgraciada.

-Federico...

-Dime Cristina ¿me has dicho toda la verdad?.-Cuestionó con esperanzas de que fuese ella quien le contara la verdad.-¿Nunca me has ocultado nada?

Cristina Frunció el ceño tratando de asimilar lo que escuchaba, esa mujer...esa maldita mujer.

-¿Porque lo preguntas, que te ha dicho esa mujer?.-no lo dudaba, esa mujer le había dicho algo ¿pero que?

-Respondeme Cristina, me has dicho si o no toda la verdad.-preguntó con firmeza.

Cristina no supo que decir, estaba helada, era la oportunidad de decirle todo pero tenía miedo...no se lo perdonaría.

-Yo...por supuesto.--trataba de mostrarse serena, convincente.--soy tu esposa Federico no tengo porque... Ocultarte las cosas y menos si son importantes.

Federico suspiro no mas tranquilo, había algo mas y no pararía hasta saberlo.

-Mientes, siempre los haces ¡Maldita sea Cristina!--Elevaba la voz.-¿porque lo haces, a que le temes?.

Cristina abrió los ojos con horror, el nerviosismos comenzó a subirle por las manos y expandirsele por todo el cuerpo, quiso gritarle que le temía a él, a que él no la perdonara. Le había tomado años enamorarse de él, separar lo bueno de lo malo y si todo terminaba acabando...

-Yo no miento.-afirmó temblorosa.

¿Como decirle la verdad?

-Cristina.-Suspiraba para no alterarse aún mas, no entendía porque Cristina no era capaz de decirle la verdad.-Mira, se que nuestro matrimonio no comenzó de la mejor manera yo...

-Tu me compraste.-le recordó con dolor.

-Si.-admitio sin expresión alguna.- yo te compre, pero si no lo hacia yo creeme alguien mas lo haría.-Exclamaba dispuesto a decir la verdad  aunque ella no quisiese hacerlo con él.

-No entiendo.-Murmuró temerosa.-¿que estas queriendo insinuar?.

-Que si no te compraba yo alguien mas lo haría.-Cristina lo miro con dolor.-Si lo se quizás soy lo peor, pero a diferencia de ti yo si estoy dispuesto a atenerme a las consecuencias, de alguna forma te salve de alguien peor que yo ¿sabes porque no quería que entraran al despacho?

Cristina escuchaba todo con incredulidad, se sentía herida pisoteada siempre la había tenido en sus manos. Había sido una completa estúpida todos esos años.

-Porque en ese maldito despacho.-prosiguió con frialdad.-esta el maldito contrató que hice con tu padre, estabas condenada a pasar veinte años a mi lado Cristina no tenías escapatoria y si yo quiero nunca te daría la libertad,  pero como vez ya no estoy dispuesto a soportarlo mas, ya no, he dado todo de mi y ya no me queda nada, te lo he dado todo, se que te tuve de la forma mas ruin y cruel lo admito, pero lo hice por amarte, por amarte como lo hago.-se detuvo a pensar por algunos segundos.- y tu no has hecho más que despreciarme, a mi no me consta que el amor que dices sentir por mi sea cierto, maldición Cristina no recuedo haber arreglado las cosas contigo, ¡no logró recordar nada!.-se alteraba.¿¡Sabes lo que eso significa!?

Cristina sollozó sin poder evitarlo, la herida en su corazón que pensó que había sanado se habría nuevamente, toda su vida había sido una mentira.

-Como pudiste...-Murmuró herida luego de algunos segundos, asimilar todo era verdaderamente doloroso.

Federico sonrió con amargura.

-De la misma forma que tu me has engañado, ¿crees que no se que me estas ocultando algo? ¿Que no quieres hablar por no destruir aun mas las cosas entre nosotros? Creeme Cristina me he hecho el imbécil todos estos años, pero creo que ya es hora de reaccionar, esta es la realidad.

-Tu no sabes nada, no sabes lo que...me has engañado todos estos años.-luchaba por contener el llanto que amenazaba con salir.-Siempre he sido como un premio para ti, un objeto y lo más triste, te abrí mi corazón y tu...-no pudo continuar porque el nudo que se le formaba en la garganta se agrandaba.

-Si, pero yo te abrí el mío mucho antes y tu te has encargado de lastimarlo como se te ha dado la gana.-Le recriminó con dolor y amargura.- si realmente te importó dime la verdad de una maldita vez Cristina. Hazlo ya!-Grito buscándola entre la oscuridad.











¿Que me dicen? ¿Les ha gustado la historia? ¡Un saludo para todas! Se les quiere un montón.

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