Capítulo 29-Buenos tiempos.

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-¿Mamá?.-Maria ingresaba a la habitación sonriente, ver a sus padres juntos, le producía infinita ternura. Es que aun no podía creerselo, ¿que había pasado con sus padres? Desde muy pequeña había asumido que no se amaban e incluso hasta podía llegar a jurar que se odiaban, pero ahora era todo lo contrario, quien lo diría.

-¿si? Que paso mi vida, ¿necesitas algo?.-preguntaba mientras la observaba, los ojos le brillaban y Sonreía a mas no poder; sospechoso. Se encontraba sentada al lado de Federico; discutían la poca libertad de él, insistía en querer salir a tomar aire fresco y ella se negaba, consideraba que aun era muy pronto.

-Es que Moni esta abajo.-se sentó a un lado de ella mientras miraba hacia su padre.- Carlos y el señor Manuel la acompañan. 

Cristina la miro con desaprobación ¿Moni? ¿Desde cuando su hija tenía esas confiancitas como esa mujer? No le gustaba para nada. Ahora entendía el porque el brillo en su mirada.

-¿Mónica?.-Murmuro Federico extrañado, ¿a esa hora?

Maria asintió mientras se bajaba de la cama.

-si papá, dijo que venía a desayunar con nosotros, ¿no hay problema verdad?.

-No por supuesto que no princesa.-afloraba una pequeña sonrisa consciente de que a Cristina no le gustaría.

A Cristina no le gustaba la idea, y le molestaba que esa mujer quisiese hacer de las suyas tan pronto, estaba más que segura que sólo lo hacia para molestarla.

-Iré con ellos entonces, no se tarden ¿eh?.-comentaba mientras salía de la habitación dejándolos en silencio.

-Cristina...-tanteo hasta encontrar su mano entre la oscuridad.

-No hay problema, es tu amiga...-murmuraba mientras lo observaba acariciar sus nudillos con infinita ternura. Tocó el anillo de bodas con el pulgar y ahí se detuvo, como si hubiese descubierto alguna clase de objeto extraño.-lo que paso en el hospital para mi esta mas que enterrado.-mintió.

-¿estas segura? Es que no me gustaría incomodarte con su presencia, Mónica es una amiga pero tampoco puedo imponerte a ella si tu no lo deseas.-le aseguró buscando su rostro con la mano libre.

-lo se, pero de verdad todo estará bien, tu tampoco toleras a Mariana y aun así...la tratas.-lo vio suspirar.-ahora que la menciono.-recordó.-Vicente llamó hace unos minutos.

-¿asi? Y que te dijo, ¿todo esta bien por la hacienda?.-preguntaba mientras le acariciaba el rostro.

-si, preguntó por ti, te mando saludos y que todos en la hacienda te extrañan, también me dijo que...Daniel ya mando al nuevo capataz. ¿Tu se lo perdiste?

-si, ahora no estoy en condiciones para encargarme de eso. ¿No te dijo nada mas?

-no solo eso.-decía incorporándose.-creo que es mejor que nos arreglemos para bajar, no hay que hacerlos esperar demasiado.

-tienes toda la razón.-se sentaba en la orilla de la cama.-Cristina...

-Dime.-colocaba la ropa sobre la cama. Él de un momento a otro estaba serio.-¿que sucede?

-No quiero que entres al despacho de esta casa.-se lo estaba ordenando. Cristina lo miro sin poder creerse, se lo estaba prohibiendo.

-¿porque? No entiendo Federico.

-No hagas preguntas y obedeceme, ni tu ni Maria pueden entrar a ese lugar.-insistió exasperado.

Cristina se acercó un par de pasos a él.

-dijiste que no habría secretos entre nosotros...¿que hay en ese despacho que no quieres que vea Federico?.-comenzaba a enojarse.

-nada de tu incumbencia Cristina, cuando este listo te lo diré, antes no.

¿Porque Debo Quedarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora