Capítulo 79 parte 2-Locura con sabor a chocolate.

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—¿Felíz?.—Espetó señalando la bolsa de chocolates que le había comprado.

Mínimo era para que no lo mandara por más en unos cuantos días o bueno, eso era lo que él creía.

—Tú hijo si.—Sacaba todo como una niña pequeña.—¿Esto es como para que no te vuelva a pedir verdad?.—Observaba todo sin saber por dónde comenzar.

Federico río sin poder evitarlo.

—No, solo para que no me mandes por más después, te conozco.—Estacionó el auto a un lado de la carrera y se giró hacia ella.—¿Eres feliz Cristina? Digo...—Ella mordió una barra de chocolate reflejando la satisfacción en su rostro.—¿Alguna vez lo fuiste?.

Cristina se relamió los labios encantada, no era amante de ese tipo de dulces, pero ahora le parecía una necesidad, una adicción desenfrenada, se derretia en su boca de una manera que le encantaba.«Malditas drogas.»

Era imposible no mirar sus labios, cada gesto de su rostro, esa mujer era un abismo de perdición, un día podía elevarte hasta el mismísimo cielo y al siguiente, arrastrarte hasta el fuego más intenso del infierno.

—¿Porqué nos detuvimos?.—Cuestionó completamente desconcertada, lo miró fijamente a los ojos y fue como un chispazo en su interior, contuvo la respiración soltándola con algo de brusquedad, conocía esa mirada.—Federico...

—Creo que últimamente las cosas no han estado bien entre los dos, Cristina esto...no puede seguir así.—Soltó deseando encontrar una solución, amaba a esa mujer, pero consideraba que no se podía tener todo a veces la felicidad también dependía de aprender a soltar y él, no quería.—¿Alguna vez fuiste Feliz?.—Insistió.

Cristina lo observó por algunos segundos y bajo la mirada, era complicado.

—¿Sabes cuál es mi definición de felicidad? Estar con las personas que amo a pesar de todo y de todos, toda mi vida estuve cegada, lamentándome por cosas que...a fin de cuentas ni siquiera valían la pena ya.—Levantó la mirada nuevamente.—Pero si te soy sincera, con todo y lo desgraciada que fui contigo.—Él le sonrió ante el comentario.—fuí feliz, viví momentos únicos a tú lado, criamos a nuestra hija y tuve la oportunidad de verte con otros ojos. Lo arruine tantas veces creyendo que tú nunca te irías, pero ya vez.—Se encogía de hombros con algo de tristeza.—nada es para siempre.

Federico suspiró con pesadez, que difícil era la vida. Tomó con delicadeza el rostro de Cristina entre sus manos y la acarició sin dejar de mirarla a los ojos.

—No quiero verte triste, hoy no.—Comentó al verla con intenciones de llorar.—tampoco quiero que te mortifiques por nada de lo que pasó, es mejor dejar el pasado dónde está y dejar que las cosas fluyan, los dos nos hemos equivocado.

Cristina cerro los ojos tratando de alejar cualquier tipo de tristeza.

—¿Que va a pasar con nosotros?

Federico permaneció en silencio por algunos segundos, sin saber que responder, tenía tantas cosas en la cabeza que no le menos quería era acabar en una discusión.

—Me da miedo aceptar que lo mejor sería la separación.

Cristina abrió mucho los ojos, asimilando lo que acababa de escuchar, era como si una daga le atravesara el corazón, abrió los labios ligeramente y se alejó de su contacto.

—¿Lo mejor?.—Dijo casi que indignada.—¿Para quien, para ti?.

—Cristina, lo único que estamos haciendo es lastimarnos, siempre que tratamos de seguir con lo nuestro algo pasa ¿No estás cansada?.—No había querido decirlo, pero quizás todas las emociones de ese día, se habían arremolinado creando caos.—yo quiero que estén bien, que tú estés bien, sin ninguna preocupación encima, que todo esté perfectamente con el bebé.

¿Porque Debo Quedarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora