Capitulo 63-Grandes emociones.

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—¿Pasa algo?.—Rompió el silencio, parecía inquieta, en todo el trayecto que llevaban no se había animado a soltar palabra, parecía enojada.

Kendra lo miro por algunos segundos pero rápidamente apartó la mirada.

—No, no pasa nada.—Trataba de convencerse a si misma, porque seguramente en cualquier momento explotaría.

—Mentirosa, ¿Que sucede Kendra? Se que algo te pasa y por alguna razón no me lo quieres decir, ¿Que paso con la confianza?.—Inquirio tratando de descubrir de que se trataba.

Ella suspiró con pesadez al verse con la necesidad de decirle la verdad, no quería pero era mejor sacarse todo el coraje que la estaba quemando por dentro.

—Lo siento es solo que...¡soy una grandísima estúpida!.—dijo revoloteando las manos irritada.—¿Recuerdas que fui a llevarle un café a Fabián? Porque había tenido doble turno y seguramente estaba cansado, bueno según yo. —El asintió atento a lo que tenía por decir.—Bueno, termine lanzándole el café en la cara al muy imbécil.—Pronuncio enojada.—¿Sabes cómo me lo encontré? En uno de los pasillos besándose con una mustia ¡La asistente de mi papá! ¿Puedes creerlo?.—Soltó indignada, la respiración se le aceleraba al revivir la sensación, no se lo había esperado.—soy una estúpida por creer que esto de verdad iba a funcionar, lo peor es que hice todo un expectaculo en pleno pasillo, la arrastre de las mechas.—Exclamo orgullosa de lo que había hecho, estaba enojada, decepcionada pero eso sí, no se había quedado con las ganas de darle una buena sacudida a la mujer que en ese momento estaba odiando.—se lo merecía.

Federico negó con la cabeza mientras se cubría el rostro con las manos, tan solo imaginarse la situación lo abrumaba.

—Dime que no lo hiciste mujer, en que estabas pensando.—Conociendola, seguramente había perdido el control y quizás no la culpaba.

Kendra bufó cruzándose de brazos, no era una persona que perdiera los estribos con facilidad pero de verdad se había ilusionado y venir a escontrarse de esa manera con semejante traición le nublo los sentidos.

—Claro que lo hice, y creeme que si me la vuelvo a encontrar la vuelvo a arrastrar por ofrecida, era la maldita asistente de mi papá, la conozco hace años ella sabía perfectamente de la relación que yo tenía con Fabián, maldita sea son unos desgraciados.—Espero un momento tratando de calmarse, respiraba hondo para continuar.—no se los voy a perdonar nunca, el muy idiota perjurandome amor mientras se acostaba con otra, ¿Sabes que es lo peor? Que según él no significo nada.

Federico suspiró tomando sus manos entre las suyas, la entendía perfectamente, todo ese enojo esa rabia, era lo que justo había sentido el, pero con mucha más potencia.

—Comprendo lo que estás sintiendo en este momento, porque así me sentí yo e incluso aún lo siento algunas veces, pero como bien lo dijiste, es un imbécil que no supo valorar a la maravillosa mujer que eres, eres única Kendra no te marece.—Le aseguró acariciando sus manos, tratando de tranquilizarla y hacerle saber que no estaba sola.

—De verdad que no me importa.—la voz se le quebraba, debía admitirlo.—Bueno si, si me importa me gustaba ese idiota y mucho, lo mío iba más alla de lo físico.—Apretó los dientes ahogando un grito de frustración.—pero al parecer a el no le importe en lo más mínimo, supongo que es mejor asi, no llevábamos mucho así no me enamore irremediablemente de él.—Se sorvio la nariz negándose a llorar por él.—se va arrepentir ya verás.

—No le des más vueltas a todo esto, es duro lo sé más que nadie, pero es mejor así tú por lo menos te diste cuenta desde un principio lo mío fue peor, eres jóven y se que por ahí afuera habrá alguien esperando por ti.—Palmeo sus manos suavemente y la soltó.

¿Porque Debo Quedarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora