Prólogo.

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Después de un año, cuando salieron todos los estudiantes por esa puerta que estaba teniendo en ese entonces la universidad. Park Jimin ya no era el escritor de esas cartas que llenaba la mesa ni el casillero de Jeon. Ya no era esa persona que a veces lo miraba a lo lejos con una sonrisa boba posada en sus labios cuando el otro guardaba las cartas en su mochila, pensando que cuando el contrario llegara a su casa iba a leerlas, pero no pensó en que nunca leyó esas palabras. Él ya no era quién le hablaba a Jungkook con palabras cortas. Ya no era esa persona que a veces daba un pequeño desayuno y lo colocaba en el casillero de ese chico, que traía su corazón locamente enamorado.

Ahora era ese Jimin que estaba en el fondo de esa iglesia, sintiendo aquellas lágrimas rodando por sus regordetas mejillas blanquecinas. Se sentía patético, ahora ese Park Jimin está roto, realmente estaba quebrado, pero eso era la consecuencia de tener a una persona que no correspondía sus sentimientos, y que solamente eran reflejados por aquellos papeles que solo tenían palabras estúpidas, aquello quizás lo hizo sin actuar o mejor dicho de no pensar bien lo que conllevaba.

Un sobre se posaba en sus manos, que lo llevó hasta su pecho con una ternura inexplicable, para prontamente besar el sobre de papel sin importar que las lágrimas mojaran un poco de éste. Aquello era porque tenía una razón y eso era dejar a su amor e irse con la que él dice que es su felicidad, con esa chica que ahora miraba y le sonríe de manera preciosa. Sin más, le pidió a uno de sus amigos que por favor le diera la carta a Jeon pero que no le dijera su nombre como siempre lo hacía, teniendo en cuenta de que estuviera sólo, ya que no quería darle una vida incómoda con su ahora esposa.

Sus amigos también eran amigos del otro joven, por ello siempre le ayudaban a veces entregarle las cartas que le escribía al contrario. Eso lo hicieron desde que se dieron cuenta una vez cuando Jimin estaba colocando la carta dentro del casillero del peli castaño y en ese entonces las explicaciones sobraron por el momento, esperando que se encontrara listo para decirlas.

Park sale de aquél lugar aún teniendo sus lágrimas cayendo por sus mejillas, yendo hacía dónde estaba el aeropuerto. Quiere retirarse de la vida del otro, teniendo en mente el deseo de olvidarlo, sin importar qué..

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Jeon cumplió lo que siempre ha querido, casarse con esa chica que lo volvía loco, con la persona que siempre le hacía sonreír, con la persona que siempre podría apoyarse en cualquiera de los momentos que se les otorga. Ella era increíble, siempre le daba lo que quería, siempre era quién estaba para darle ánimos, olvidándose por completo que existía un chico que daba más que ella. Aquella persona era con quién quería compartir el tiempo de su vida, ella era quién siempre estaba incitándole a darle amor, incitándole a llevar la atracción con sus propias carnes.

Jeon pensaba que era mejor que nunca todo lo que estaba sucediendo aquél día de su boda, estando en una de las iglesias de seúl.

Cuándo todo finaliza por fin, ambos se encontraban en una fiesta, su chica estaba bailando con su padre y suegro por parte de él.

Seokjin uno de sus amigos se acercó hacia él con una amplia sonrisa, mostrando sus dientes blancos.

-Hey - dijo su amigo sentándose a su lado, con una sonrisa que Jeon no sabría describirlo - felicitaciones.. - fue lo que comenta fingiendo aquella felicidad- espero que seas demasiado feliz con tu ahora esposa - Kim sólo lo observaba y sin esperar que el otro hablara,sacó algo de su abrigo que llevaba en ese momento - no puedo darte nombre, no puedo decirte como es porque siempre estaba contigo - un suspiro sale de sus labios - lo que también debo de decirte es que te desea un feliz matrimonio, que de todo corazón desea lo más hermoso que te lleva esta experiencia.

¿Es tarde?  ➻ Kookmin  [T 1&2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora