¿Es tarde? ➻ Kookmin [T 1&2]

Capitulo 13

Disculpen por mi tardanza.

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El día sábado recién empezaba, sobre todo cuando los rayos solares embargaban su ventana, traspasando por las cortinas blanquecinas que habitaban en su habitación, la cual esta vez durmió solitario, ya que no deseaba estar con su esposa, compartiendo cama.

Esa mañana se levantó con casi entusiasmo, pues su hija le fue a visitar con una sonrisa en sus labiales, sabía que estaba feliz por su cumpleaños que había estado preparando con tanta devoción. Se acercó a donde estaba su padre para darle los buenos días, junto con un beso, el cual a JungKook le llegó a encantar de una manera que no sabría describirlo.

Después de ello, salieron del cuarto, encontrándose con su madre en el camino, la cual le sonrió a la niña, diciéndole que aquel día era suyo, y que tenía que ayudar para que todo saliera perfecto, y ella feliz respondía con un asentimiento por parte de la pequeña.

Después de que los tres se saludaran en esa mañana, bajaron a tomar desayuno, el cual fue preparado por Jungkook, quien estaba feliz por ese día.

Después de que comieron, se habían dispuesto a ordenar cada rincón de la sala, para después así colocar algunos globos y serpentinas, las cuales fueron comprados aquel día en donde le había pedido una fiesta de cumpleaños con su compañeritos y compañeritas. Na Hee estaba demasiado feliz por como su papá estaba decorando aquella casa y sobre todo cuando lo vio hacer un pequeño lugar decorado para cuando pusiera sus regalos.

Segundos pasaron en ese momento y pisadas sonaban, Jungkook levantó el rostro para ver a su esposa, quien estaba arreglada. Frunció el ceño, estaba un poco confundido por ello, porque se suponía que esa mujer no tenía que estar tan escotada en la parte delantera, y menos con una falda un poco más arriba de las rodillas.

–¿Qué se supone que haces vestida de esta forma en el cumpleaños de tu hija? – le pregunta un Jungkook casi molesto, odiaba el hecho de que aquella mujer quisiera llamar la atención de padres de familia –

–¿Eh? – le pregunta, mirándolo confundida ante aquello, para luego suspirar – yo no estaré en este lugar Jungkook, me invitaron a beber algo –sonrió ladina – tengo derecho de pasarla bien Jungkook, soy joven y tengo que ser lo que yo soy.

–Joder Hee-Sook eres adre también, ¿acaso no puedes irte después de la fiesta de tu hija? – preguntó con seriedad, mientras que le observaba de forma neutra – ella ha preguntado por ti muchas veces, pero ni al caso ha de venir cuando ni siquiera has estado con ella.

Hee-Sook sólo se puede encoger de hombros, restándole la importancia que tenía las palabras de su esposo. Se miró por una última vez en ese pequeño espejo que se encontraba en una de sus manos, para después cerrarlo de golpe y guárdalo n su bolso pequeño de color negro. Suspiró para ver a su esposo, quién seguía haciendo lo que tenía en sus manos.

–Bueno, me voy. – avisó – aquí nadie me necesita..

Jungkook negó con su cabeza de un lado para otro, mientras que escuchaba los tacos resonar y la puerta siendo cerrada, aquella mujer era todo un caso. Si alguien le hubiera avisado de la forma en que sería su matrimonio con aquella mujer, no dudaría en que primero se encontraría la convivencia.

Jungkook miraba por alrededor de su casa y suspiró con cansancio, había trabajado muy duro para que su hija y su esposa tuvieran su espacio, logrando que aquel departamento que antes vivía, se encontrara siempre allí. Él nunca quiso venderla, porque esa era la propiedad de su amado, y los recuerdos de las cartas también estaban allí, él quería tener ese departamento aún.