Capítulo 28

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Después de que sus ojos vieron aquella figura, pronunciar su nombre fue algo que estremeció su cuerpo y sin saber que hacer se quedó allí por unos segundos, pero pronto espabila,para después tomar a su animal en brazos y correr. Había sido cobarde de alguna manera, pero no quería que su pasado estuviera en el presente, cuando ya se había "olvidado".

Por las mejillas de Jungkook pequeñas lágrimas habían caído, estaba asombrado de volver a ver aquella persona. Dolido se quedó allí, hasta que alguien llamó la atención y esa era la pequeña que había visto la situación. 

— Ve tras él. 

—No puedo dejarte sola. 

La sonrisa que le mostró, fue de una tristeza pura. Limpia sus lágrimas con su manga de aquella chaqueta, dañando un poco su piel. Tomó la mano de la niña, pero esta se soltó para ir a donde estaba su otro padre, que también había visto la situación. Jeon mira hacia atrás. 

—Ve trás él, ahora Jeon Jungkook. 

—Pero… 

—Te golpearé si no lo haces. 

El pelinegro asiente suavemente y sonrió una vez más antes de voltear y comenzar a correr, orando en sus adentros para que el rubio no se hubiera ido lejos. No obstante, en una vuelta de la esquina se lo encuentra descansando por todo el trayecto corrido. Jeon corre un poco más rápido esta vez, esperando que Park no se diera cuenta que estaba él. Lo tomó de su muñeca y lo jaló hacia su cuerpo, abrazándolo, mientras que los jadeos salían de los labiales. Tenía miedo de que su amado huyera nuevamente lejos de él.

Jimin estaba sorprendido, pues aquellos ojos le decían eso. Alejarse era lo que él deseaba, pero los brazos de Jungkook se aprisionaba más. 

—Déjame ir Jeon Jungkook. Nosotros no tenemos ninguna relación. 

—Te equivocas Jimin. Tenemos una relación, que lamentablemente es algo que debemos de hablar. 

—No tengo nada de que hablar contigo. — dijo tratando de empujarlo, siendo imposible de ello. — 

— Por favor Jimin, tenemos que hablar de las cosas que hemos estado guardando. He leído todas las cartas que me has escrito, y sé que has sufrido más que yo. — le dijo casi con desespero. Había sentido como el contrario había tensado su cuerpo. Sin embargo, eso no evitó que pudiera seguir hablando. — Sé que no merezco nada que provenga de ti, ya que eres un Ángel. También sé que fue difícil para ti soportarlo, y que yo no pude hacer nada para aliviar esas situaciones. 

— Fue tan difícil todo. No lo sabes, porque no lo sentiste. 

— Sé que no lo sentí, pero después de estos años comienzo a comprender todo. — le dijo con sinceridad. — Quisiera hacer muchas cosas, pero primero debemos de hablar. 

— Quiero que me sueltes, por favor. No me estas dejando respirar  y es difícil hablar de ello. No voy a correr, me he cansado de huir siempre. 

El pelo negro dudoso se aleja del cuerpo del contrario, y entonces se da cuenta de aquellas lágrimas. Quiso limpiarlas, pero el rubio no dejó que lo tocara. Sabía que había de nuevo hecho sufrir al contrario. 

—Lo siento. 

—No es tu culpa. — comentó. — Es la culpa mía por ser un poco sensible ante estas cosas. — le dijo antes de buscar algo. — Toma esto Jeon. Aquí te dejaré mi última carta. 

—Jimin… 

—No digas nada. Sólo leela.

—Yo también tengo una para ti, y por favor también te pido que la leas. Es la primera, y tal vez no me esté expresando bien, pero por favor leela. 

El contrario asiente. 

—Gracias y adiós. 

El pequeño se aleja del pelo negro casi con necesidad, aunque estaba un poco tranquilo de alguna forma, no sabía porque, pero lo estaba.  Con un suspiro en sus labios, pasa por un mini mercado que estaba cerca de su hogar, y entonces pensó en la comida que haría esa noche como cena, aunque solamente sería él ya que, Chanyeol estaba en un viaje de negocios, que por supuesto no lo enojaba. 

— ¿Qué haremos bebé? 

Le preguntó a su animalito que estaba mirándolo con ojos brillosos. 

Por otro lado. 

—Papi ~ — pronunciar aquella frase, hace sonreír al mayor. — Quiero pedirte un favor. 

—Dime cariño. — Hyesung tuvo que agacharse a la altura de su hija para así poder escucharla de mejor manera. — 

—Quiero que me lleves con el chico que estaba con su peyito. — dijo con ternura. —

—¿Jimin? 

Ella asiente con suavidad y timidez. Hyesung la mira por unos segundos, mientras que su ceño se frente suavemente. 

—¿Porque quieres verlo cariño? 

—Quiero ver a su peyito y hablar con él. 

—Hija… 

—Papi, por favor. — dijo tomándolo de una de sus manos para así ponerle aquellos ojos que cualquier otro padre no podría negar. — Pero es secreto de ti y mío. 

—Ah ~ — un suspiro sale de sus labios, quizás por la debilidad que estaba mostrando que tenía en contra de su hija. — Está bien, pero solamente vamos a mantenerlo ambos. La próxima vez, yo se lo diré a tu otro papá.. ¿De acuerdo? — le preguntó antes de besar su frente. — Pero también quiero pedirte un favor, y es que no quiero que le digas a la abuela que viste a Jimin. ¿De acuerdo? 

La niña no pudo evitar realizar un puchero en sus labios, y es que las palabras de su padre biológico no le gustaron mucho, pero también sabía que él tenía razón. Asintió con su cabeza, y entonces solamente se dedicaron a esperar a Jeon, quién no demoró en volver. 

—Vamos.

—¿Cómo te fue con… ? — la pregunta queda incompleta en su boca, y fue gracias a que el recién llegado había interrumpido. —

—No hablemos de eso por favor. 

Hyesung puso atención a la mirada que en ese momento tenía el adversario. No quiso preguntar algo más cuando el otro no deseaba decir nada en ese momento, y fue comprensible. Tampoco era algo que podía enojarse, cuando los sentimientos deben haber sido duros de controlar. 

—No diré nada más, pero sugiero que al menos puedas cambiar un poco tu expresión. Na- Hee es una niña inteligente y que puede leer tu expresión, por lo que se preocupara. 

—Es algo difícil, pero sé que podré lograrlo después de hacer algo. Vayamos a casa y te contaré con detalle qué fue lo que sucedió. — suspira. — Pero antes quiero estar sólo para leer algo importante. 

—Si, hagamos eso. Recuerda que me tienes a mi como tu amigo. 

— Si. 

Sin nada más que decir, los tres fueron a la casa, no sin antes comprarle un helado a su hija, quién ansiosa lo esperaba. Cuando llegaron al hogar, la señora Jeon esperaba feliz a su nieta, la cual tomó su mano para contarle lo del día, sin mencionar a Park Jimin como se lo había prometido a su padre. 

— Quiero estar sólo por un momento, por lo que les pido que por favor vean a la Na- Hee. 

Sin escuchar alguna respuesta o pregunta, él se dirige a su cuarto en donde se encierra, sacando la carta de su bolsillo para comenzar a leerla. 

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