Capitulo 11

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Los reflectores del sol comenzaban amenazar, pues los pequeños rayos solares estaban entrando por las ventanas, perforando las cortinas que tenía en ese entonces la habitación. El primero en despertar fue JungKook, quien sintió un cuerpo a su lado. Frunció el ceño, porque por lo que tenía entendido no se había acostado con nadie, ni tampoco en su propia casa. Por eso, voltea a ver y se dio cuenta que era su esposa la que se encontraba en ese lugar. Suspiró con suavidad y frustración a la vez, ya que el aroma a alcohol y cigarrillos se había instalado por la habitación. Negó con su cabeza, aquella mujer era un caso perdido en todo los ámbitos que pudieran existir.

Sin querer estar más en ese lugar, sale de la habitación, porque tampoco quería comenzar con algo mañanero, para que su hija no los oyera, porque eso era algo que no deseaba en su totalidad. JungKook siempre fue alguien que tuvo el cuidado propio de eso, porque eso era algo que no deseaba de por sí. Su hija era especial y que ella escuchara algo que no debía, sabía que pronto estaría preguntándole que era lo que sucedía con su madre, pero que las excusas siempre eran algo de él.

"Sólo está cansada"

Sabía que a su pequeña estaba cansándose de esas frases que no tenían algo concreto, de verdad que a veces también llegaba a sentirse de esa manera, por eso es que entendía aquellas sensaciones de su hija. Aquella situación lo estaba cansando un poco, en verdad que lo estaba cansando, quería divorciarse, pero no podía, su hija era la razón de eso, ya que en una de las oportunidades se lo había comentado a Hee-Sook, creando que actuara de una manera irracional, porque joder, ella no comprendía que ya no existía amor, al menos por su parte ya no sentía nada más, ni siquiera atracción física, la mujer se había descuidado con demasía.

Sin embargo, esa mañana dejó que los pensamientos se fueran de su mente, para así comenzar a colocar a su hija en aquella mesa, dándole el desayuno que tenía preparado para ella. Ese día era especial.

—¡Feliz cumpleaños mi pequeña princesa! — dijo el hombre sonriendo con suma suavidad, besando su gran mejilla —

— ¡Papi no te olvidaste! —dijo la pequeña mientras que abrazaba a su padre con una pequeña fuerza, estaba feliz, porque su padre jamás olvidaba los cumpleaños, y aunque le daba una pequeña tristeza de que su mamá no se acordara de ello, la felicidad era mayor. Jungkook se encargaba de eso –

— Jamás olvido una fecha importante — le dijo guiñándole uno de sus ojos — así que como el año pasado, te daré unos panqueques delicioso, con una carita feliz, con juguito y frutas para que mi pequeña crezca fuerte y sana, para que nadie le diga que es pequeña, exceptuando su padre..¿Vedad hija?

—Si papi, quiero ser fuerte y sana como tú. —le dijo sentándose en la silla que le gustaba. —

Jungkook no pudo evitar sonreír por la manera en que la niña le hablaba, era tan especial, nunca había creído que tendría una hija con aquel carácter, tanto que no se parecía a su madre en absoluto, tal vez porque prácticamente la había criado sólo, aunque claro con la ayuda de su madre, aunque fue muy poco, porque no le gustaba mucho que aquella mujer se metiera en la vida de su hija, era algo que ocultaba, pero había algo que lo hacía sentir de esa manera con ella. Quizás su madre no se daba cuenta de ello, o tal vez si pero era algo que quería dejarlo pasar.

Y, hablando de ello, su madre apareció por la cocina con una bella sonrisa en sus labios, cantándole así la canción de "feliz cumpleaños". La pequeña niña aplaude ante el regalo que le daba su abuela, pues le gustaba que le cantaran.

Jungkook dejó unas tazas para su madre y él. Hee-Sook no iba a tomar desayuno al parecer, por esa razón es que no pondría nada para ella. Después de ello saca los ingredientes necesarios, para realizar la mezcla necesaria para así empezar a realizar los panqueques.

—Bebé..¿Será que luego de la escuela, podremos ir a dar un paseo? —le hizo la pregunta —

—¡Si papi! —dijo emocionada su hija.

Su padre asintió con suavidad sin dejar de sonreír.

Luego, de que los panqueques estuvieran listos, los posó sobre la mesa. A su hija le hizo una carita feliz con el dulce que a ella le encantaba de sobremanera. La pequeña le había sonreído con amplitud ante ello.

Entonces toma el inicio de que el desayuno comenzara, puesto que prontamente tendría que llevar a la escuela, ya que seguramente le haría bien que sus compañeros de clases le cantaran en su día, pues a su hija le gustaba eso.

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Queridas lectoras perdónenme por traerles un capitulo aburrido, pero la verdad es que no tenía cabeza para escribir.

Por favor, disculpen a e esta escritora de mente en blanco.

En el próximo intentaré hacer lo mejor para ustedes, enserio. También decirles que esto no quedará aquí.

¿Es tarde?  ➻ Kookmin  [T 1&2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora