Hace siglos Tougo Sakamaki y el Señor de los Demonios sellaron a los primera sangre en su propio castillo dejándolos pudrirse poco a poco a través de los años. Esto, gracias a que eran los únicos (supuestamente sospechosos) de portar y ser el ori...
Hoy es sábado por la mañana y esta muy nublado, desde que llegue el miércoles pasado no había visitado el cementerio, mis hermanos estarían durmiendo así que decidí salir de la mansión para dar un paseo por ahí.
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El lugar era un poco grande, había varias lapidas y los nombres casi no se podían distinguir, pasé entre ellas hasta que vi una en casi buen estado, me acerque y pude leer el nombre de Cordelia. Sin duda esa mujer se merecía la muerte por la manera en la que trataba a sus hijos.
Seguí inspeccionando y al fondo encontré el pequeño kiosco, la tumba mas grande de todas, era una mini casita, entre y tenia dos bancas en las orillas, esta estaba reservada para los miembros mas importantes de la familia. Me senté en una banca y saque la libreta donde hacia mis anotaciones y escribía poemas, al abrirla me encontré con lo que me había escrito Shu, pase a la pagina siguiente y comencé a escribir.
Después de un rato, sentí que el aroma de lugar era diferente, voltee al camino de losas y me di cuenta que quien estaba ahí era la mascota de la familia.
-Lo que faltaba- dije entre dientes- Tal vez.....
Pensé que podría aprovechar la oportunidad, ella estaba sola. La verdad no quería verme como mis hermanos, pero pensaba que estaba siendo dura con ella, la pobre solo esta aquí para alimentarlos y por que era parte de un plan terrible, no es más que una simple humana. Tal vez tenia que resignarme a beber de su sangre, no podía seguir mordiéndome... y tampoco a beber de la sangre de Laito... Aunque eso le cause placer y se alegre de que lo haga.
Estaba sumergida en mis pensamientos y no me di cuenta de que la chica se había parado fuera de la tumba a punto de entrar.
-Oh yo.. Lo siento, me voy- dijo Yui al verme.
-Espera..- Adiós orgullo- Quédate.
-Pensé que querías estar sola...-Dijo con una mano apretada en el pecho. La niña olía bastante bien.
-Justo ahora, me gustaría hablar con alguien.- deje mi libreta aun lado, cruce mis piernas y puse las manos en mi regazo. Ella se sentó delante de mi. El silencio reino por unos momentos, y no deje de mirarla ni un instante, a lo cual ella se puso nerviosa. Suspire.
-Tranquila, no te morderé a menos que me des tu permiso.- le regale una sonrisa y ella me miro por fin- Te dije algo malo cuando llegue y te pido disculpas, estaba algo irritada por todo lo que me había pasado. Pero te puedo asegurar de que yo no soy igual a ellos... ¿Sabes hablar?-pregunte al no tener respuesta.
-Si- respondió ella.
-Entonces dime algo, muy mal no contestar cuando te hablan.- dije lo mas amable que pude.
-Lo siento... es que aun me encuentro muy sorprendida y nerviosa...
-Te entiendo, pero puedes hablar conmigo, podemos ser amigas si tu quieres, sera una amistad rara pero puedo intentarlo.
