Hace siglos Tougo Sakamaki y el Señor de los Demonios sellaron a los primera sangre en su propio castillo dejándolos pudrirse poco a poco a través de los años. Esto, gracias a que eran los únicos (supuestamente sospechosos) de portar y ser el ori...
Era una noche de luna llena despejada, el silencio reinaba los alrededores de la mansión Sakamaki, no muy lejos de esta tres extraños lobos de pelaje gris rodeados de una misteriosa aura roja corrían con una velocidad sorprendente, dejando detrás un rastro carmesí, se podía notar la sed de sangre y voracidad en los extraños ojos amarillos de estos, parecían estar dispuestos a devorar a cualquier ser que se cruzara en su camino en ese momento. Se dirigían con prisa al lugar donde se encontraba su amo.
Un poco mas lejos dos jóvenes se encontraban admirando la luna. Los lobos salieron corriendo de entre los arbustos para dirigirse a ellos. El joven de pelo blanco hizo un ademan con la mano para hacer desaparecer a dos de los lobos que se habían parado delante de él. Tenia una mirada profunda y calculadora.
-Ya llego el momento...- hablo el muchacho de pelo color salmón, usaba lentes y tenia un parche en el ojo izquierdo, dejo de mirar al cielo y volteo hacia el otro joven.- ¿Verdad hermano?.
-Si- respondió el de pelo blanco, movió su mano por encima de la cabeza del lobo que había quedado y este desapareció dejando en su lugar un extraño humo rojo.- Vamos... Comencemos la venganza.
Miraron de nuevo hacia el cielo, y vieron que la luna se teñía ahora de un tono rojo sangre. Ambos intercambiaron miradas cómplices, para después dirigirlas a un punto a lo lejos, una gran mansión... La mansión Sakamaki.
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Después de el día en que las paredes de la mansión Sakamaki se ensuciaron de sangre una vez más, nadie menciono nada sobre el asunto, KarlHeinz solo me envió una carta diciéndome lo complacido que se sentía al saber que la tarea estaba hecha y que esperaba con ansias ser espectador de lo que ocurriría mas adelante, sinceramente no se a lo que se refería.
Los días habían pasado con rapidez, era jueves y nos encontrábamos de camino a la escuela, estábamos en la limusina y yo me encontraba aun lado de Shu.
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-¿Como pueden hacer eso desde tan temprano?- Pregunto Reiji acomodándose las gafas.- Es vergonzoso.- miro a Yui que se encontraba seria y con unas ojeras notorias.
