Tsukinami

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En los alrededores de la mansión Sakamaki se podían apreciar docenas  de lobos, grandes  y amenazantes, sus colmillos eran blancos como la nieve, a la espera de ser manchados con la sangre de aquellos vampiros que obstruyan los objetivos de sus amos.

Dispersos en diferentes puntos de la gran mansión,  los Sakamaki y Mukami estaban alertas a cualquier movimiento, estaban al tanto de que los lobos ya se encontraban en los alrededores de su territorio.

No muy a lo lejos,  los hermanos Tsukinami sólo esperaban a que la luna estuviera en su punto máximo para empezar el ataque.

Y así sin previo aviso, los lobos entraron por las ventanas y rasgaron las puertas, comenzaron atacar a los vampiros que se encontraban en su camino.

- Cuando la encuentres dirígete ahí...- le dijo Carla a Shin con los ojos cerrados, ambos hermanos veían el panorama de la mansión a través de los ojos de sus lobos.

-Claro hermano...- respondió Shin, él sin embargo miraba a la nada, se encontraba entretenido manejando a dos lobos  contra Reiji y Azusa.- Sera fácil encontrar a la mujer... Uno de mis lobos la dejo herida... una pierna me parece...

-Rastrear el hechizo no será problema- dijo Carla- Nuestro poder es lo único que podrá  curarla, a menos que quiera que se le pudra la pierna...- Shin río divertido-  Déjame a ella, se sorprenderá al verme... -al  rostro de Carla se le dibujo una sonrisa por recordar el baile de las rosas. - Busca a la otra mujer... y no te demores mucho, quisiera ir a casa pronto.

-Por supuesto...-respondió Shin.- Regresar antes de que acabe el eclipse... No hay problema. 

Una vez que quedaron de acuerdo, ambos hermanos pertenecientes al linaje de la primera sangre, se pusieron en marcha ya era hora de dejarse de juegos.

Los hermanos Mukami, a pesar de ser medio vampiros, peleaban con todas sus habilidades, los Sakamaki, ahora más diestros en sus movimientos, podían enfrentar a los lobos que solo hace algunas horas los habían atacado de imprevisto.

Ayato y Ruki se encontraban a unos pasillos de la habitación del pelirrojo, donde había sido encerrada Yui. Por suerte la barrera protectora que había echo Reiji impedía que los lobos pudieran olfatear a la joven en esa habitación, seguro irían al cuarto de Yui, donde cerca se encontraba Kou y Laito para no despertar sospechas. 

Los vampiros pudieron haber peleado mejor de no ser por los efectos de la luna sobre ellos, nadie estaba intacto, todos ya tenían algún que otro rasguño gracias a las filosas garras de los lobos. Nadie en la mansión se percato de que alguien se encontraba ya en el patio trasero de la mansión.

Reiji y Azusa eran los que se encontraban el  jardín de rosas, ocupados peleando contra cuatro lobos, no se dieron cuenta de la presencia de cierto vampiro que los veía divertido, como si fueran domadores de animales en un circo. Los lobos detuvieron sus ataques, pero no se alejaron de ellos y no les quitaban los ojos de encima.

-Reiji...-dijo Azusa llamando a su medio hermano quien se encontraba de espaldas, este no dejaba de mirar a  los lobos ¿Porque se habían de tenido? Uno le había arañado ya un brazo.

-¿Que?- pregunto Reiji y miro al punto donde veía Azusa con desconcierto. 

-Vaya vaya...- hablo Shin.-¿ Los murciélagos se sienten mal?- pregunto en tono  de burla.

-¿Quien eres tu?- pregunto Azusa.

-Mira que tenemos aquí...- Shin suspiro ignorando la pregunta y les sonrió- Al parecer Sakamaki padre no pierde el tiempo, siete hijos... Y cuatro más medio humanos... Si que son una familia numerosa.

Diabolik Lovers °Con la sangre en los colmillos°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora