Hace siglos Tougo Sakamaki y el Señor de los Demonios sellaron a los primera sangre en su propio castillo dejándolos pudrirse poco a poco a través de los años. Esto, gracias a que eran los únicos (supuestamente sospechosos) de portar y ser el ori...
Nunca habían visto a su madre tan.... demacrada, enferma, rota.... perdida.
Krone... una mujer, que en sus días de gloria era la mas bella de todo el inframundo, respetada por sus inferiores debido a su posición... su difunto marido Giesbach, siempre le decía a su manera lo bella que era. Pero esos días como sus palabras son solo un recuerdo.
La mujer, perteneciente al linaje fundador, se encontraba acostada en su cama, en el castillo Tsukinami, sus dos únicos hijos estaban a ambos lados de la cama.
-Has una grieta al sello... con la mas pequeña, estoy segura de que podrán salir... - repitió la mujer, de la comisura de su boca salia una gota de sangre.
Su larga cabellera blanca había perdido el brillo al igual que sus ojos, dorados como el oro.
-Esto tendrá consecuencias...-hablo por fin el hermano mayor, sin quitarle los ojos de encima a su madre. Apretó con fuerza la mano de esta al mismo tiempo que se daba cuenta de que la vida en sus ojos se escapaba.
Después de aquello... los hermanos Tsukinami tomaron una decisión. Carla tomo una decisión... y por supuesto que lo tenia claro.
...
Por un momento creí que las llamas de las antorchas resplandecían con mas intensidad que hace unos segundos.
Delante de mi el trono estaba vació aun. Y comenzaba a desesperarme, así que para adelantar un poco las cosas lleve mi mano izquierda a mi boca, y con mi colmillo pinche la yema de mi pulgar, presionando fuerte deje que gotas de sangre cayeran al suelo.
-No deberías desperdiciar tu sangre así querida- hablo la voz que esperaba oír. - Es demasiado valiosa...
Alce mi mirada, y sentado en el trono imponiendo su autoridad estaba Tougo Sakamaki, Karl Heinz, mi padre...
-Te estaba esperando...- dije mirándole.
-Aquí me tienes....- respondió- Es una noche muy peculiar para que demandes mi presencia. - sonreía, no me gustaba cuando sonreía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Quiero que me cuentes algo...-dije sin quitarle los ojos de encima- ¿Recuerdas la razón por la que me enviaste con mis hermanos?
Lentamente su sonrisa desapareció.
-Por tu seguridad- respondió a secas.
-Mi seguridad...-miraba mi mano, con algunas gotas de mi propia sangre.- Sabes que eso no evito que me llevaran.- lo mire de vuelta.
-Ahora que lo mencionas... Me da curiosidad saber que paso cuando estuviste con ellos.
