Lo prometido es deuda ¡Así que espero y lo disfruten!La habitación estaría en penumbra de no ser por la tenue luz de la velas y la chimenea encendida.
Mis brazos estaban extendidos por las sabanas, arrugaba estas con las palmas de mis manos. Ni frio, ni calor, no sentía eso... Pero si aquel sentimiento que me encantaba cada vez que el estaba entre mis piernas.
Lo único que podíamos escuchar eran mis gemidos, constantes, silenciosos, fuertes... Lleve una de mis manos hacia su cabello y lo mire. Agachado entre mi entrepierna, disfrutaba hacérmelo, y yo amaba que lo hiciera tan bien. Su cabello blanco había crecido, hacia un año que no se lo cortaba, y he de admitir que me encantaba que lo tuviera largo.
En su hombro sujetaba mi pierna, impidiendo que la moviera, me tenia donde quería y yo no quería moverme.
-Carla...- gemí su nombre en el momento que me hizo explotar.
-¿Pasa algo querida?- dijo cambiando de posición, ahora su bello rostro esta cara a cara con él mío- Me encanta como sabes...-me besó, el sabor de su beso... sabor a mi.
Podía sentir su miembro chocar con mi muslo.
-Mi turno...- le susurre al oído mientras comenzaba a moverme, nuestros cuerpos desnudos chocaban entre si.
Lo acosté en la cama, justo como hace unos momentos yo me encontraba, me senté a horcajadas sobre él.
-Me encantas...-llevo sus manos a mis senos y los comenzó a masajear. Justo como un niño pequeño que juego a alcanzar un dulce.
Tome con mi mano su miembro viril, y comencé a moverlo, arriba y abajo muy lentamente.
-Laena...- gimió mi nombre.
Llevo sus manos a mis caderas y yo sonreí maliciosa, me incline hacia él y susurré;
-¿Pasa algo querido?- repetí lo mismo que me había preguntado segundos atrás.
Antes de alejarme me acerque a sus labios y lo besé, sin dejar de brindarle atención a su duro amigo de abajo. Antes de terminar el beso Carla me mordió el labio provocando la caída de mi sangre por su barbilla.
Con ambas manos me sujeto el rostro y comenzó a besarme con mas urgencia, esto por la presencia de mi sangre en su boca. Sin poder aguantar mas, introduje su duro miembro dentro de mi, me queje un poco, no me cansaría de sentirlo entrar cada vez que lo hacíamos.
Recargué mis manos en su torso, dejándole ver mis vistas. Hubiera querido tener un espejo, o algo que reflejara la posición en la que estábamos. Me sentía deseada y poderosa cada vez que yo estaba encima. Mis movimientos se fueron convirtiendo mas rápidos y bruscos conforme nos acercábamos al clímax.
Y asi, una vez mas como cada noche, nos dejábamos llevar por el deseo de nuestros cuerpos y... la sangre.
...
-No me cansaré de decirte lo bien que te luce- dijo Carla, ambos seguíamos acostados en la cama, abrazados y cubiertos por una ligera sabana blanca.
-Es precioso- susurré, tenia mi cabeza sobre su pecho y su largo brazo me rodeaba el torso. Ambos veíamos el anillo en mi dedo anular izquierdo.
Un anillo de oro puro con una piedra preciosa incrustada en el centro, el diseño era grande, me llegaba al nudillo.
Carla me había propuesto matrimonio unas horas antes en la cena, la joya había pertenecido a su madre, un anillo que había estado en la familia fundadora de los Tsukinami desde hacia incontables generaciones.
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Diabolik Lovers °Con la sangre en los colmillos°
أدب الهواةHace siglos Tougo Sakamaki y el Señor de los Demonios sellaron a los primera sangre en su propio castillo dejándolos pudrirse poco a poco a través de los años. Esto, gracias a que eran los únicos (supuestamente sospechosos) de portar y ser el ori...