Hace siglos Tougo Sakamaki y el Señor de los Demonios sellaron a los primera sangre en su propio castillo dejándolos pudrirse poco a poco a través de los años. Esto, gracias a que eran los únicos (supuestamente sospechosos) de portar y ser el ori...
La noche era tranquila y despejada. En los alrededores de la mansión Mukami reinaba el silencio y la tranquilidad. No muy a lo lejos se podía divisar una pequeña manada de 5 feroces lobos...Pero no se veían como lobos cualquiera, estos eran gigantes no del tamaño de los lobos comunes, su pelaje era gris, sus ojos de color amarillo y al rededor de ellos había una extraña aura roja.
Tenían la mirada clavada en la gran mansión, esperando la orden para entrar y atacar a los habitantes de esa casa.
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Caminaba hacia el salón de música, la noche era muy tranquila. Cuando tenia pequeños espacios de tiempo para hacer cualquier cosa, trataba de no pensar en lo que me deparara mas adelante. Me detuve en una ventana, esta divisaba hacia las jardineras de las rosas, pude notar a lo lejos dos siluetas, eran Yui y Shu, el al parecer se estaba alimentando de ella...
-Tsk.....-mascullé mirando la escena con un poco de disgusto y seguí caminando.
Claramente yo no podía evitar que el se alimentara de ella... Hasta yo tenia que hacerlo. Desde que los Mukami se habían llevado a Yui algo en su sangre había cambiado, era... Como decirlo... mas buena. Lo cual en cierta manera me parecía preocupante, ya que había escuchado mas de una vez a mis hermanos decir que Yui era suya, en lo particular a mi no me interesa Yui, intente ser su amiga pero la chica es muy tonta y despistada, lo que realmente me inquieta es que se llegue a dar una riña entre ellos, al ser demasiado posesivos no me sorprendería si se llegara a dar alguna pelea.
Todos parecían fascinados y satisfechos con su sangre causando el deseo que ella solo les perteneciera, personalmente para mi no es un problema. Ciertas normas naturales rigen este tipo de situaciones, al ser el mismo sexo no me causa una sensación de querer apoderarme de ella totalmente, es verdad que su sangre se había vuelto de la mejor calidad pero aun así yo era y seguiré siendo capaz de controlar los instintos mas primitivos que rigen a mis hermanos, y parte de eso se debe a la educación que me fue impartida cuando aun vivía con mi padre.
Suspire, definitivamente Yui es un problema muy gordo para todos nosotros.
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Me encontraba sentada en una de las butacas del salón de música escribiendo en la pequeña libreta. Ya casi la tenia llena, debería pensar en comprarme otra pronto. Mire por la ventana, el cielo estaba despejado, suspire.
El aire se impregno de repente de un olor peculiar... Una persona, un...¿Mukami? Me llamo la atención ¿Que querrían ellos de nuevo aquí? Cerré mi libreta y la guarde en el bolsillo de mi suéter, el saco del uniforme lo había dejado en mi habitación. Al parecer quien quiera de ellos, se encontraba en el living. Salí del salón de música.
Me aparecí al pie de las escaleras.
Kanato tenia agarrada del cuello a Yui, y ambos miraban a Azusa el chico de pelo verde y cicatrices, este sostenía el oso Teddy de Kanato enfrente de la chimenea. Di un paso al frente alarmada, no querrá...
