Dos días después.
Los gritos de algunos hombres se escuchaban por todo el lugar acompañados de varios disparos que después desaparecían... Uno de ellos salió volando hasta impactar contra una pared, otro fue aplastado de la nada contra el suelo.
En medio del desastre, un joven de cabellos naranja yacía flotando de cabeza. Había tomado las misiones que le correspondían a Akutagawa o incluso en equipo con él, gracias a que éste continuaba con su trabajo de guardia.
— Cielos... —Suspiró descendiendo para bajar unas escaleras llevándose consigo un rifle cargado. Abrió una puerta de una patada para disparar de golpe a todos lados sin mirar adentro, no tenía gusto por ese sadismo. Un sobreviviente le disparó esperanzado de poder darle, sin embargo el pelinaranja detuvo la bala con su gravedad, simuló una pistola con sus dedos y le regresó el tiro directamente en la cabeza al pobre sujeto.
— Esto obtienen por meterse con la mafia y querer pasarse de listos. —Murmuró desinteresado tomando un maletín que yacía en la mesa. — Esto nos pertenece... —Añadió levantando dicho objeto, pero al hacerlo una bomba estalló al fondo, no había notado el hilo detonante atado al portafolio. El pelinaranja abrió los ojos de más sujetándose el sombrero para buscar la salida mientras atrás de él las explosiones le perseguían sin descanso.
Se derrapó por un pasillo inundado de agua a causa de una fuga provocada por los balazos, y terminó empapándose más de la mitad del cuerpo, pero no había tiempo a quejarse.
— ¡Akutagawa, vamos a salir por...! —Se sintió estúpido al creer que el menor iba con él, incluso le pareció ver su esbelta silueta entre el humo. Negando un par de veces, sujetó de nuevo el maletín, y haciendo uso de su gravedad manipuló todo a su paso para atrasar las explosiones que al final le sacaron volando en el doceavo piso de aquél edificio. Logró mantenerse suspendido en el aire fingiendo caminar para burlarse de sus oponentes, de su gran victoria, y así descender hasta su vehículo. Solo tendría que entregar el portafolio y quizá podría relajarse un poco.
— Tan llamativo como siempre, Chūya. —Le interrumpió una voz que él muy bien conocía. Se giró de golpe arrojando su navaja, la cual fue simplemente atrapada por el castaño de vendajes.
— ¿Que mierda quieres, Dazai? —Cuestionó con desprecio sin bajar de su motocicleta.
— Tranquilo, sólo andaba de paso por aquí.
— Si claro, y yo soy la emperatriz de china.
— ¡¿De verdad~?! ¡Cometa suicidio conmigo su majestad! —Imploró dramático el castaño arrodillándose ante el pelinaranja pidiéndole su mano a manera de compromiso, sin embargo lo único que obtuvo fue una patada en el rostro que lo derribó sin esfuerzo. — ¡Ahhh, Chūya! Que cruel~
— No estés jodiendo. Estoy perdiendo el tiempo. —Contestó de mala gana dispuesto a arrancar y marcharse pero el castaño al notar que el más bajo no andaba de humor se puso frente al vehículo deportivo frenando sin permiso provocando que casi se cayera el pelinaranja o que el vehículo aplastara a ambos. — ¡Imbécil!
— Ya, ya, ya. Tampoco es como si quisiera morir así. Mi suicidio perfecto será...
— Dime de una buena vez lo que quieres o me largo aunque sea flotando por el cielo. —Amenazó el de cabellos naranjas.
— Es sobre Akutagawa-Kun. —Soltó de golpe, sabía que con eso el pelinaranja dejaría de insistir en marcharse, y lo logró, notó como éste dejó de fruncir el ceño y le miró incrédulo.
— ¿Que pasa con el novato? —Preguntó con recelo, era extraño que Dazai sacará de tema a Akutagawa para frenarlo.
— Verás, es que estoy preocupado... —Canturreó dramático llevándose una mano a la frente, Chūya solo chasqueó la lengua en señal de disgusto, estaba empapado, por el amor de Dios, solo pedía una ducha y ese infeliz lo frenaba.
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Flowers Of Love.
FanfictionSolo basta una flor para hallar el amor... O matar y morir en el intento.