Pensamientos sucios y desenfrenados, porte elegante y perfecto.
«Con ganas de introducir este gran amor dentro de ti,
permíteme cobrarle a tu cuerpo lo que no pude en tu ausencia. »
Un par de pasos se escuchaban trotar, acompañados de una jadeante y cansada respiración que a momentos abría paso a una severa tos que no solo delataba la ubicación de ese muchacho que con todas sus fuerzas intentaba cubrirse la boca con ambas manos, sin embargo aquello solo le hacía toser con más violencia hasta recargarse en la pared intentando sostenerse para no caer sobre sus rodillas a causa del cansancio.
Admitía que no tenía buena condición física, no aguantaba mucho tiempo corriendo, apenas un par de minutos y sentía esa horrible presión en su pecho haciéndole toser con violencia y de manera áspera lastimando su garganta que, irritada, le daba más razones para toser.
Jadeaba pasando saliva de manera seca al llevar ya un pequeño lapso corriendo, mientras estaba recargado en esa pared, volvió su mirada atrás asegurándose de que el albino no le siguiera, al ver el camino libre, volvió su vista al frente para continuar corriendo.
No podía ser que en todo el bendito lugar no hubiese ni una sola puerta que llevara al exterior, y para serse sincero, no sentía que estuviese avanzando ni mucho menos que esa fuga estuviese dando resultados. Por más puertas que abriera no daba a ningún lugar, llegó a creer que estaba corriendo en círculos en un piso bastante amplio o que aquel albino poseía alguna habilidad para distorsionar el camino y hacerle correr sin parar.
Nunca pensó verse huyendo de algo tan desesperadamente, nunca creyó que algo le haría correr de esa manera, creyó que desde que entró a la Mafia y se fortaleció, el mundo sería quien huyera de él, entonces ¿En qué momento los papeles se invirtieron de una manera tan feroz?
Su corazón no paraba de latir, su mente no dejaba de gritar diciendo que Dostoyevsky sabría qué hacer, incluso Dazai, pero ahí no estaba ni uno de esos dos. Confiaba más en Dostoyevsky, pues la primera vez que el albino le atacó, Dostoyevsky fue valiente, a pesar de no poseer habilidad, atacó al albino con una navaja y lo hizo retroceder... Reconocía el poder y coraje de ese ruso, sin embargo, incluso ese día había sido muy duro al darle de esa manera la espalda y alejarse. Ahora le resultaba estúpido haber defendido a Dazai durante tanto tiempo del ruso, se arrepentía, no se dio cuenta de los celos y dolor que le provocaba.
Era su culpa... Él alejó a Dostoyevsky desde un comienzo. Apartó aquellas manos, le dio la espalda a ese hombre, y cuando volteó solo fue para gritarle mentiras y destruirle el corazón. Entonces ese era su karma, ¿No? La vida le devolvería lo que le hizo pasar a Dostoyevsky.
Tropezó con brusquedad, intentó meter las manos para aminorar la fuerza de la caída, pero ni siquiera tocó el suelo cuando una mano le sujetó el brazo atrayéndole hacia ese hombre de blanco.
— No puedes andar corriendo así tan desesperadamente, podrías hacerte daño. —Le reprendió con un tono de voz tranquilo, pero el menor forcejaba intentando soltarse, no le sorprendía que el albino hubiese aparecido de la nada, esa era su hábitat, era normal que conociera pasillos, atajos, o incluso que fuese su poder el que le ayudaba, no lo sabía, solo quería huir, así que con fuerza empujaba aquel brazo intentando soltarse.
— Déjame, ¡Déjame ir! —Forcejeó aún más, pero era inútil. Su fuerza ni siquiera podía compararse con la del albino que parecía no inmutarse ante eso, en cambio sus brazos rodearon al azabache por la cintura para abrazarlo, aprisionando sus brazos, intentando pararlo.
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Flowers Of Love.
FanfictionSolo basta una flor para hallar el amor... O matar y morir en el intento.