Un par de pasos resonaban por el lugar, que a pesar de ir de prisa, no perdían ese ritmo sutil y elegante que solían tener al pisar. Aquel joven albino llevaba ya largos minutos buscando al menor sin obtener los resultados que quería, recorrió los lugares donde usualmente encontraba al menor intentando huir como un pequeño ratoncito, intentando abrir las ventanas o incluso cualquier cosa para escapar, pero esta vez no había rastro en esos lugares.
Llegó a pensar que después de varios intentos, el menor por fin había encontrado la ruta exacta que le llevó a la salida y pudo huir, pensar en eso le ponía ansioso, Ryūnosuke no podía dejarlo, no debía dejarlo, tenía que estar con él no importaba qué, y si el menor realmente había logrado huir, saldría directamente a Yokohama a buscarle, incluso si el jovencito huía directamente a la Mafia no le importaría, él era perfecto, podría ganarles en una victoria realmente aplastante, creía fielmente en eso, mataría a todos sin excepción, aunque quizá esa excepción podría hacerla con la hermana del azabache, podría tenerla de igual manera encerrada para que el azabache no se sintiera solo.
Estaba ideando ya un plan para recuperar al menor en dado caso que se cumpliera esa opción, sin embargo casi se resbalaba al haber pisado algo. Logró mantener el equilibrio por poco, notado como había un vaso roto en el suelo, el vaso con agua que solía dejarle al menor para que tomara mínimo al despertar...
— ¿Ryū...? —Sujetando la charola con una mano, se puso de cuclillas para recoger un trozo de vidrio notando por la tenue iluminación que este tenía unas gotas de sangre. — No... —Eso le hizo pensar lo peor, ¿Es que acaso el menor intentaría quitarse la vida de otra manera? Había cometido un error, pero pensaba que todo ahí era peligroso para un joven desesperado por encontrar la muerte.
Paseó su vista por el área, notando como aquellas gotas de sangre ya algo secas desviaban por una puerta diferente, era donde el menor se había caído aquella vez por las escaleras, preocupado chasqueó los dedos antes de ingresar haciendo que las farolas sobre las escaleras encendieran una luz suave iluminando el camino mientras bajaba con rapidez, después de eso llegó a aquella puerta al final notando como la sangre ahí estaba embarrada con una pisada como si el menor se hubiese resbalado con ese líquido carmín, eso no hizo más que preocuparle.
Por primera vez aborreció tener una fortaleza que parecía un laberinto para impedir la llegada de los enemigos, sin embargo notó como el menor pareció encontrar otra puerta oculta en esa iluminada habitación pues ahí vio esas gotas carmín, rápidamente fue hasta esa puerta abriéndola de golpe para subir las escaleras lo más rápido que podía.
La iluminación cambió de manera leve pero notoria cuando llegó a aquella área despejada que bien conocía, donde los ventanales parecían ser más coloridos en el centro formando una especie de cámara.
Se dejó guiar por las gotas, las siguió a pasos lentos con la respiración levemente agitada, pero no pudo evitar mirar con recelo hasta donde había llegado el menor.
Deslizó su mano por la puerta, pasando saliva, no podía saber si realmente ahí estaba el azabache o sí estaría planeando atacarlo tendiéndole una trampa, así que abrió con lentitud la puerta en un suave empujón observando todo el brillo colorido de aquellas preciosas gemas que coleccionaba, una tras otra, acomodadas a la perfección, todas las preciosas piedras que consideraba perfectas o dignas de formar parte de su colección ahí estaban.
Su vista se detuvo en el centro de esa cámara, observando así que ahí había algo que nunca había puesto.
— ¿Ryū...? —Sabía que el menor podría estar ideando algo, así que dejó la charola a un lado en el suelo mientras avanzaba hasta aquello que parecía una tienda de acampar hecha con cobijas, así que ahí habían terminado...
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Flowers Of Love.
FanfictionSolo basta una flor para hallar el amor... O matar y morir en el intento.