Capítulo 23 - Port Mafia.

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Por una calle algo concurrida yacía Chūya corriendo mientras cargaba al mayor de las Akutagawa sobre su hombro manipulando la gravedad de ambos para brincar los obstáculos y evadir a las personas teniendo así que correr por los edificios.

— ¡Chūya-San esto es extremo! —Tosió algo agitado en el hombro de su superior, tenía las piernas encogidas para no hacer que el pelinaranja tropezara, pero no había necesidad de alejarse así.

— Es solo que ya viste lo que pasó. —Habló sin dejar de correr, llamando la atención de una pequeña que le señaló sorprendida cuando saltó hasta otro edificio corriendo ahora por los techos de las edificaciones.

— Bueno, lo entiendo. Pero no creo que Fyodor fuera a seguirnos, decidió quedarse. —Respondió aferrándose a la gabardina del mayor pensando que se caería de cara. — ¡Bájeme, por favor! —Estaba avergonzado de esa escena, no solo eso, respetaba demasiado a Chūya, tanto que el hecho de ser cargado por este le generaba un sonrojo que no podía controlar.

— En cuanto bajemos, ¿De acuerdo? —Sabía que podía ser incómodo para el menor, pero prefería asegurarse, y es que no hacía apenas un par de minutos habían dejado en una plaza a esos tres con la excusa de que Chūya necesitaba ayuda con un papeleo en su oficina. Fyodor se había ofrecido para ayudarles, sin embargo no podían aceptar esa ayuda.

Akutagawa no entendía por qué al principio, hasta que vio cómo su superior miraba mucho a los lados, le dio a entender que había algo importante que requería la presencia de algunos en la Mafia así que se unió para convencer al ruso de quedarse en compañía de su hermana y Nikolai, este se negó al principio, pero terminó cediendo algo decaído al final, algo que hizo sentir mal a Akutagawa, pero estaba seguro que ya habría tiempo después de atender esos asuntos para ir con el ruso.

Pudo sentir como su superior de cabellos naranja saltó hasta otro edificio para después descender con cuidado cruzando unas calles con él antes de bajarle, por fin.

— ¿Qué es tan importante? —Preguntaba pues dudaba que fuera un simple papeleo que requiriera que el pelinaranja fuese tan precavido como para huir así por si Fyodor intentaba seguirlos a escondidas al no verse muy convencido de quedarse.

— Hay una reunión hoy, solicitan tu presencia. —Confesó de inmediato dando un suspiro mientras se acomodaba el sombrero. — La verdad no sé qué pueda ser esta vez como para llamarte así, lamento no habértelo dicho antes.

— No tiene por qué disculparse Chūya-San. Entiendo que estos asuntos a veces deben ocultarse hasta de unos miembros de la Mafia. —Respondió para hacerle saber a su superior que no había problema con eso.

Era lo mismo de siempre cuando se trataba de reuniones, los lugares no eran definidos hasta el final. No se hablaba del tema con nadie más puesto que solamente era entre ejecutivos, mayormente Mori, Ozaki y Chūya eran quienes más se reunían a tratar temas, después solían incluir a otros miembros como Hirotsu, Kajii, y demás, pero él no solía estar mucho en esas reuniones, sólo era un simple perro. No se podía asistir si no se era invitado, ni mucho menos se podía traer personas que no fuesen citadas, por ello Akutagawa tuvo que lidiar con cierto ruso diciéndole que le esperara en una plaza a la cual llegaría después con él. Pero aquella tarde la reunión parecía más amplia.

Akutagawa caminó en silencio unos cuantos pasos atrás de su superior, se le consideraba un miembro importante en la Mafia, sin embargo, un Ejecutivo claramente tenía más ventajas que él. Ahora se lo pensaba, ¿Cómo había hecho Chūya para convertirse en Ejecutivo a tan temprana edad? Apenas estaba en sus veintidós y lucía con tanta madurez y un porte elegante abriéndose paso en la sala. Debía incluso confesar que Dazai era una decepción al lado de Chūya.

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