Capítulo 26 - El traidor.

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11:45 PM
Yokohama, Japón.
Cerca del puerto entre los callejones de los almacenes.

Aquella noche en Yokohama, yacían reunidos aquellos feroces guardianes...

Chūya permanecía en silencio, pero no podía negar que estaba impaciente y hasta preocupado. Frente a él yacía Gin con su típico atuendo de la Mafia, cruzada de brazos y frunciendo el ceño para que nadie le hiciera preguntas, ya que realmente hubiese preferido quedarse en casa, se había solicitado con una disculpa, su presencia en ese lugar, pero aquello no hacía más que poner nervioso a Chūya... Si todo salía mal, tendría que defenderla de varios enemigos.

Al lado de la joven yacía Tachihara compartiendo audífonos con ella para evitar una charla, sólo compartían música, no más retirado yacía Hirotsu con un porte elegante a diferencia de esos dos recargados en la pared cuidando la entrada de ese callejón que llevaba a las instalaciones traseras para someter al objetivo.

En cambio, Elise yacía comiendo una rebanada de pastel sentada sobre un par de cajas mientras el Jefe yacía a su lado llenándola de halagos, aclamando lo hermosa que se veía al estar comiendo.

Kajii por su parte yacía haciendo un par de malabares con limones desde que había llegado, por suerte nadie salió herido cuando uno de ellos cayó y terminó explotando a los pies de un compañero.

Higuchi en cambio yacía un tanto nerviosa, aunque sería la segunda al mando, no sentía que sus subordinados la respetaran, solo lo hacían cuando el azabache estaba con ella, y en ese momento la incomodidad y nervios se le podían notar en sus acciones un tanto sumisas.

El pelinaranja chasqueó la lengua ladeando la cabeza sobre su hombro izquierdo, permanecía de brazos cruzados recargado sobre una pared, pero sentía que para ser un teatro que ocultaban él y Akutagawa, estaba demorando mucho...

— Saldré a esperarlo afuera. —Comentó pensando en abandonar ese callejón, pensó que quizá el azabache se había acobardado y yacía afuera en plena calle intentando idear algo.

— Agradecería que no te alejaras mucho, Chūya-Kun. —Le reprendió Mori, después de todo en ese momento, aunque no lo admitiera, sentía que el pelinaranja sería el más bondadoso de todos ellos.

— Permaneceré dentro de su campo de visión, Boss. —Respondió de espaldas avanzando hasta llegar a esa esquina, de ahí no se movió para no desobedecer al Jefe, aunque si miraba constantemente a los lados esperando alguna señal de Akutagawa, tenía un mal presentimiento.

Pensó en llamar a Dazai, después de todo este le había preguntado por Akutagawa y que ahora este no llegara le dejaba con un mal sabor de boca, sin embargo ni una de las llamadas que le hizo al castaño fue respondida.

Gin soltó un suspiro ladeando la cabeza en dirección a Tachihara quién yacía masticando goma de mascar, este, al percatarse de esa mirada decidió compartirle un poco de la cajetilla blanca que traía con la mitad de chicles. Ella aceptó tomando uno, deslizándolo con cuidado debajo del cubre bocas para empezar a masticar.

— Parece que El Diablo está tardando... —Murmuró el joven cambiando la canción en el reproductor, la jovencita solo se acomodó mejor el audífono tras suspirar.

— O quizá nosotros nos reunimos muy pronto. Aún tiene tiempo, se le dijo que tenía hasta las doce para presentarse con la presa. —Respondió ella con una voz monótona y baja, intentando usar un tono más grave. El muchacho no hizo comentario alguno, sabía desde hacía un pequeño tiempo que ellos eran hermanos, y fue porque le dieron la confianza de guardar ese secreto, sin embargo en la Mafia continuaba aparentando y llamando a Gin como un hombre.

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