Si había una palabra que pudiera definir los días sería claramente: Aburrimiento.
Los días en esa época eran nublados y no hacían más que hundir a uno en pensamientos negativos o emociones deprimentes, sin embargo para Shibusawa aquellas emociones ni siquiera golpeaban su puerta. Su rostro era imposible de leer, siempre mantenía una sola expresión, aburrimiento.
Aburrido de la vida, aburrido de lo que hacía, no había nada que despertara algo de curiosidad en su ser, pasaba los días como fantasma, desapercibido o en ocasiones escuchando murmullos hacia su persona por su forma de ser, sus ojos carmín, su blanco y largo cabello, a veces pensaba que realmente estaba muerto y sólo era un alma en pena.
Pero ese hecho cambió en aquella fiesta cuando aquel muchacho disfrazado de mujer decidió hablar con él aunque sea unos minutos, por pocas que fueran las palabras que empleó le habían cautivado, todo había sido impredecible hasta el final incluso cuando descubrió que se trataba de un hombre, pero para su mala suerte estaba con el ruso en casi todo momento, y no es que tuviese miedo de Fyodor, sólo prefería alejarse de él y seguir por su camino, en su momento fueron un par de líneas que se cruzaron y mágicamente avanzaron por el mismo camino, sólo hubo un encuentro hasta que cada uno tomo su camino, porque no podía asemejarse a las líneas paralelas que iban siempre juntas a pesar de no tocarse... No, podía asemejarse. Después de todo, el ruso yacía una vez más en Yokohama Japón.
En el pasado creyó que el ruso no podría hacerle más daño, pero estuvo equivocado, eso pudo comprobarlo cuando este destruyó lo que más pudo llegar a amar. Y aquel dolor no pudo sanarse como una herida normal haría, las puntadas en las apuñalas que recibió sanaron y eventualmente se borraron, pero ese dolor ahí quedó. Aquella soledad ahí residió dejando un jardín lleno de espinas.
Ahora la vida los había separado y así habían quedado, ya no se dirigían la palabra, y Shibusawa estaba seguro que Fyodor lo creyó muerto hasta ese día, así como él había fingido por lo menos ignorar la existencia del ruso creyendo y esperando que este estuviera muerto también, pero no fue así.
Con lentitud salió de la tina, había estado conteniendo la respiración debajo del agua, su cabello pesaba, escurría agua a montones de este a la vez que se ponía de pie completamente desnudo dejando que el agua recorriera todo su cuerpo antes de salir y pisar con cuidado para no resbalar. Tomó una toalla para secarse primero el pelo y no ir mojando el piso, después tomó su bata para cubrirse y pasar a cepillarse los dientes antes de salir del baño.
Sin hacer mucho ruido se sentó al borde de su cama observando sus largas uñas ya algo despintadas, así que tomando la acetona con algo de algodón empezó a despintarlas con cuidado, tras haberlas limpiado bien, paso a recortarlas y limarlas un poco para darles esa filosa apariencia. Dejó que estas se secaran un momento para perder el exceso de humedad a causa de la ducha y pasó a pintarlas lentamente con la brocha del esmalte negro pues quería que estas quedaran con un perfecto acabado, incluso al final tras secarlas se colocó otro esmalte transparente para darles brillo, sí, debía ser perfecto.
En ese momento el albino se estaba abotonando la camisa de color gris que usaría ese día junto a unos pantalones negros de mezclilla. Sacó con cuidado su largo cabello de aquella camisa antes de abotonar los últimos botones y tomó asiento de nuevo cepillándose el cabello sin prisas, dándose su tiempo para evitar horrorosos nudos que después costarían mucho trabajo y dedicación deshacer, cuando terminó de cepillarse tomó el primer mechón a un costado de su cabeza trenzando con gran habilidad y rapidez solo hasta la mitad para pasar a trenzar otro mechón antes de unirlos usando aquel detalle en negro, por último se perfumaría. Demasiado elegante, demasiado perfecto.
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Flowers Of Love.
FanfictionSolo basta una flor para hallar el amor... O matar y morir en el intento.