El cielo en Yokohama estaba completamente despejado, de un color azul intenso, los rayos de sol estaban dando todo su resplandor sobre aquella Ciudad Portuaria, como recordando que no importara que tan gris pudiese ser el clima en ocasiones, continuaba brillando. Yokohama era una de las ciudades grandes que había que destacar, contando con gran variedad de cosas, incluso con algunos restaurantes ofreciendo comidas extranjeras.
El sonido del agua era tranquilizante, era un balneario bastante amplio y muy tranquilo, con varios árboles alrededor y a lo lejos unas cuantas zonas para comer. Y, unas cuantas burbujas en el aire... ¿La razón? Gogol.
El joven rubio de manera alegre se encontraba sentado en la orilla de la piscina soplando burbujas, traía solamente una bermuda negra con estampados de sol en ambos costados de las piernas. Soplaba constantemente de nuevo para crear más burbujas y alegrarse a sí mismo, mientras que cierto azabache ruso yacía mirando el cielo, pensativo, viendo como las burbujas flotaban y se iban marchando lejos de su alcance.
De manera inconsciente, Fyodor elevó su mano mientras una burbuja caía lentamente, con tal serenidad y paz que lo hipnotizaba, pero cuando aquella burbuja tocó la yema de su dedo... Explotó. Era un proceso natural, a cualquiera le daría igual, sin embargo a él le provocó un sentimiento desagradable, le hizo recordar lo horrible que podía llegar a ser su habilidad, con un simple toque hacia que todo pereciera. Las burbujas y las vidas humanas eran lo mismo para él, tan hermosas, tan frágiles, que apenas tocándolas podía destruirlas y acabar con su ciclo... Era lamentable.
Con la vista perdida, bajo su mano a la altura de su rostro observando como en su dedo índice no había quedado ningún rastro de la burbuja. Se dijo a sí mismo que así era, no había diferencia entre las personas y las burbujas... Cuando le tocaban, instantáneamente morían a causa de su habilidad. Entonces eso lo volvía alguien intocable, a su vez a sí podía evitar que lo tocaran para dañarlo, pero en ese momento ni siquiera se atrevía a mirarse en el agua, era un Dios... De la muerte. Tristemente. Uno al que temían y nunca amarían ni venerarían para un bien.
— Dosto. —Sus pensamientos fueron frenados de golpe al escuchar aquella voz, sin embargo su mirada continuó perdida en la nada. — ¡Dosto! —Esta vez volteó volviendo en sí al sentir que le tomaban del brazo, con sorpresa, el ruso se giró a ver al responsable: Akutagawa.
El japonés suspiró con cierto fastidio, parecía que el ruso continuaba divagando desde la cena de anoche. No entendía en qué tanto estaba pensando. No obstante, Fyodor miraba con un pequeño asombro oculto como el menor le tomaba del brazo con tanta confianza... Sintió tanta pena por él, era como un inocente niño tomando la mano de la muerte, sin saber que podría perder la vida en el proceso.
— Chūya-San dice que vengas a ponerte bloqueador o vas a quemarte. —Prosiguió el menor jalando al ruso de la mano viendo que este no respondía. Fyodor traía una bermuda negra, y una camisa a medio abrochar de color azul marino, ropa que había adquirido unos momentos antes gracias a Chūya para ir a nadar. El pelinaranja en cambio yacía terminando de colocarse el bloqueador, también traía una bermuda negra con una camisa roja a medio abotonar.
— Hey, Dosto. No te alejes así, aun debes ponerte bloqueador. —Habló Chūya esperando que terminarán de acercarse para sentar al ruso en la silla y ayudarle a ponerse el bloqueador. — Novato, tú ve a cambiarte también, no pienses que te dejaré andar así. —Agregó su superior al ver que Akutagawa continuaba en gabardina, el menor no quería entrar al agua, pensaba quedarse fuera bajo la sombra de un árbol viendo como ellos se divertían, pero sabiendo que Chūya no cedería, tomó sus cosas para ir a cambiarse.
Cuando terminó de ponerle bloqueador al ruso verificó que Gogol y Tachihara ya lo estuviesen usando, sólo le faltaban aquellos hermanos escurridizos. Suspiró esperando que uno de los dos saliera primero, mientras tanto se sentó al lado del ruso mirándose las sandalias.
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Flowers Of Love.
FanficSolo basta una flor para hallar el amor... O matar y morir en el intento.