El Demonio que se niega a amar.
«El mejor amor es ese que te hace mejor persona, sin pretender cambiarte.»
Cobardes aquellos que corrían, valientes aquellos que permanecían. Al tener la muerte de cerca las personas muestran su verdadera naturaleza, al menos eso era algo que Dostoyevsky le decía incontables veces al albino cada vez que le cubría la cabeza con esa capucha negra y le entregaba aquella guadaña para ir a acabar con las vidas de los usuarios de Habilidad.
Shibusawa creía que eran estúpidos. A pesar de que era predecible que hacían sus reuniones en fiestas enormes, en noches silenciosas, continuaban haciéndolo ya que la gente normal dormía, las personas sin dobles vidas sólo andaban por el día. Pero agradecía esa estupidez que le facilitaba el trabajo, sin embargo, había ocasiones en que esa misma facilidad le parecía increíblemente aburrida.
Había hecho tantas cosas, tantas matanzas de incluso gente inocente por lo que conocía las facetas que mayormente mostraban al morir. Y esa noche no había diferencia, la razón por la que aún no había inutilizado las habilidades de esos usuarios que le atacaban por protegerse era porque quería un poco de entretenimiento antes de volver, sin embargo tras dar un giro con la guadaña y cortarle la cabeza a uno, se daba cuenta que seguía siendo aburrido y sencillo.
— La gente aburrida es aburrida incluso a la hora de morir. —Susurró parando el ataque de dos jóvenes desesperados que buscaban hacerle retroceder, de una patada arrojó a uno contra unas mesas donde yacían mujeres intentando huir con niños. Con el filo de la guadaña hirió la pierna del otro joven para después someterlo contra el suelo.
Habían pasado apenas unos veinte minutos y ya había sin fin de cadáveres en el suelo, entre ellos pequeños cristales de todo lo que se había roto en el transcurso de la pelea. Desde que el albino comenzó a atacar desde el centro de la fiesta, incorporándose con lentitud desde el inicio no habían logrado sacarle de esa área.
— Ese desgraciado tiene mucha fuerza... —Comentó el joven de cabellos negros levantándose de golpe de entre las mesas. No veía que el albino saliera del mosaico circular del centro de la sala, era una clara burla de que se consideraba perfecto y que nadie podía hacerle frente ni hacerlo retroceder de esa área.
Y lo hacía, Shibusawa consideraba su fuerza, su aspecto y habilidad como perfección pura, tan perfecto que le resultaba en ocasiones aburrido.
— Vamos, ¿Es todo lo que tienen? —Desafió el albino cortando el cuello del muchacho que tenía sometido. El compañero de aquel joven, enfurecido fue a atacar al albino esta vez con la ayuda de una mujer pelirroja que intentó darle con un cuchillo.
El albino esquivó con tal gracia de una bella danza a la vez que giraba la guadaña y casi cortaba el brazo de aquella bella mujer, ojos verdes, cabello rojo y unos labios increíblemente seductores.
— Eres como el rojo pasión. —Comentó el albino frenando el ataque de la dama sujetándola por los brazos mientras dejaba caer su guadaña. — Pero a puesto que te verías más bonita muerta. —Sentenció levantando su guadaña de una patada, estuvo a nada de partir a la mujer en dos pero el azabache la defendió.
La habilidad de ese pobre joven a los ojos de Shibusawa era patética, incluso como murió al ser partido a la mitad por el estómago, derrochando todas sus viseras. La mujer aterrada observó como el albino le dedicó una sonrisa hasta burlona dándole a entender que era la siguiente.
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Flowers Of Love.
FanficSolo basta una flor para hallar el amor... O matar y morir en el intento.