La Fiesta (primera parte)

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Todo comenzó una tarde lluviosa de septiembre cuando mi, en ese entonces, mejor amiga de la universidad Sarina y yo estábamos haciendo la fila del almuerzo en una de las tantas deprimentes cafeterías del centro en el que recibíamos la educación "superior" ella había estado toda la semana actuando de manera más extraña de lo usual, se quedaba despistada en clase (más de lo usual) no me escuchaba cuando le hablaba (más de lo usual) y llevaba también un par de días sin poder acompañarme a la estación de buses siempre diciendo de repente que "tenía algo que hacer"
Esa tarde en lo que yo me debatía entre coger el postre de tapioca o la tarta de frutas Sarina lanzó la bomba que eventualmente cambiaría nuestras vidas para siempre.

- Mira que estoy enamorada de un chico de la universidad- dijo en lo que llenaba su plato de ensalada- es mitad japonés y es un sueño, su nombre es Satoru Shinomiya o debería decir Shinomiya Satoru- río- y creo que voy a dejar que me desflore.

Y como era de esperarse escogí la tarta de frutas.
- Usa protección.

"Dios como odio la tapioca" fue lo único que pensé.

A partir de ese momento empece a escuchar más el nombre de Satoru que el mío propio, normalmente pasaba todo mi día con Sarina razón por la cual de lo que ella quisiera hablar era de lo que se iba a hablar en todo momento, porque esa es la clase de persona que era.

En todo momento todo era ese tal Satoru Shinomiya "¿Ya te he dicho que Satoru es un gran artista? Pues lo es!" Comentaba en lo que nos poníamos los delantales para comenzar con la clase de taller de vegetales " Satoru habla más de tres idiomas! Es tan listo yo debo aprender más para no desentonar" decía en lo que yo intentaba concentrarme para no rebanarme un dedo en lo que cortábamos zanahorias "Que Satoru sea mitad japonés no me preocupa en cuestión de tamaño ¿sabes? Su madre es De Suiza así que seguro tiene en su ADN grandeza" me decía a través de los cubiculo a en el baño con más de otras diez chicas esperándola para utilizar el baño " Satoru es tan sexy, Tatsuko, no tienes idea de lo guapo que es" decía con un pedazo de lechuga pegado al diente "Aún no lo hemos hecho pero algo me dice que pasara muy pronto"

De esa manera pasaron 3 meses en los que absolutamente todo fue Satoru y Sarina, absurdo ¿cierto? Ya a ese punto solo escuchar su nombre hacía que me sintiera enferma.

Había podido zafarme de Sarina durante las vacaciones de Navidad sin embargo no hubo escapatoria para mí cuando empezó el nuevo semestre.
-Tatsuko el reventón será esta noche en mi casa- me dijo a modo de saludo un viernes en la mañana unas semanas tras comenzar el nuevo curso- necesito que estés pendiente de la casa por mi- me picó el ojo- ya sabrás porque.

- ¿Por si el trago te cae mal y terminas exorcizandote en el baño hasta que salga el sol?

-Nooo- arrastro las palabras y luego me hizo este extraño gesto con las manos, haciendo un círculo con una y metiendo un par de dedos dentro de este -solo diré que estaré ocupada con Satoru.

-Oh vaya noticias inesperadas
-Calla- dijo haciéndose la tímida- ya es momento ¿sabes? Mis padres no estarán y yo no pienso ponerme ropa interior.

-chicas vamos entrando a clase- apareció diciendo nuestro profesor de la nada- Continúen su conversación después.

Esa  fue la primera vez en mi vida en que me alegre de entrar a clase.

A decir verdad Sarina no era fea, era un poco demasiado baja y tenía una nariz un poco demasiado grande, sus ojos eran grandes y de color café y su cabello supongo que en un momento fue castaño pero usualmente lo tenía de color rubio siempre dejándose algo de raíz por supuesto, tenía los senos grandes y si te ponías a detallarla con atención tenía los pies un poco más grandes de lo que deberían teniendo en cuenta su estatura, sin embargo algo en ella se veía realmente encantador cuando sonreía, también era muy simpática cuando se lo proponía. En cuanto a su personalidad era demasiado animosa y no se callaba nunca, solo pensaba en hombres y no le gustaba que le dijeran que tenía que hacer.
Todo un encanto.

Y el es SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora