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Narra Angie:

Me había quedado un rato mas en  la cama, pero luego ya me había aburrido, y tenia que ordenar un poco la casa. Puse música mientras ordenaba mi habitación. El ruido del timbre se escucho mas de tres veces, la única que hace eso es Lola. Abrí la puerta y había acertado.

— Hola otra vez boba —se acerco abrazándome y beso mi mejilla— Por que no me dijiste que el portero nuevo esta taan bueno, es hermoso —rodee los ojos, cerré la puerta nuevamente y continué con la limpieza en la cocina.

— ¿Trajiste ropa para ponerte después? —pregunte.

—  Noup, supuse que me vas a prestar —Lola sonrió mostrando todos los dientes, la sonrisa mas falsa del mundo.

— Pa que decir que no, ¿no?—sonrei negando— sos insoportableeee

— Lose, pero me extrañabas —puso a calentar agua para preparar mates.

— Mmm el que te dijo te mintió seguramente —reí mirándola y ella rodeo los ojos.

Termine de limpiar y nos fuimos al living a ver una película mientras tomábamos mates, la lluvia había parado por ahora, aunque el cielo seguía nublado. Me duche y fui a cambiarme para poder ir a la casa de mi mama. 

Apenas eran las cuatro de la tarde, teníamos un montón de tiempo antes de ir a la fiesta. Revise mi móvil por si tenia algún mensaje de Nacho, pero no había nada. 

Termine de peinarme, Lola se estaba retocando su maquillaje, lo mismo siempre, dos horas para un delineado. Metí mi móvil y billetera dentro de mi bolso pequeño. 

—  Dale Lola me quiero ir  —grite mientras abría la puerta del edificio. 

—  No se porque te apuras tanto —salio del departamento mientras ataba su pelo en una coleta. 

— El tiempo es oro diría mi abuela —agregue, mientras cerraba la puerta con llave. 

— ¿Me compras un helado? —pregunto. 

— Hace frío para comer helado decía mi abuela —reí, entramos al elevador y marque el numero de la planta baja. 

— Tu abuela era una mala onda—susurro.

— Nah, era la mejor abuela del mundo—conteste sonriendo.

— Ah cierto, la mala onda sos vos —cruzo sus brazos sobre su pecho.

— Después te compro un helado, pareces una nena de cinco años—cuestione.

 Salimos del edificio y fuimos en busca de mi auto en el estacionamiento. Al subir a este, Lola puso música rápidamente, la canción She dont give a fo de Duki y Khea se hacia presente dentro del auto, y no tardamos en comenzar a cantarla. 

Al llegar a la casa de mi mamá, estacione el auto en la entrada del garage, mi amiga bajo rapidamente, no se cual era su emoción al venir aca.

Mi mamá abrió la puerta y me abrazo como si no me había visto durante años, solo habían pasado dos semanas.

— ¡Lolaaaa! —Camila se acerco a abrazar a mi amiga.

— Hola piojosa —típico saludo— Hola mami dos —saludo a mi mamá.

— Siempre tan iguales ustedes —mi mamá abrazo a Lola para luego entrar a la casa.

Tomamos mates mientras charlamos de distintas cosas.

Mi mamá, se llama Lucia, mi papá la dejo cuando quedo embarazada de mi, luego nunca mas supimos de el, y tampoco quiero saber nada de su vida. Cuando yo tenia 9 años, ella volvió a tener otro hombre en su vida, Daniel, el papá de Camila. Aun siguen estando juntos, y la verdad que me gusta ver a mi mamá acompaña por el.
 
Camila, tiene 15 años. Es una rompe huevos, pero es mi hermana. Y no quita que la quiera mas que a nada en el mundo.

Lola se crió junto a mi, desde los 11 que somos amigas, y desde ahí no nos separamos mas. Es algo así como mi segunda hermana, mi mamá la ve como una hija mas.

— Ma, tengo que contarte algo —sonrei.

— ¿Que paso? —pregunto rápido.

— Voy a ser tiaaaa —Camila tenia una sonrisa de oreja a oreja lo que me dio risa.

— No estúpida cállate —reí negando.

— Contame dale, sabes que no me gusta que des vueltas —mi mamá tenia una cara de culo épica.

— Tengo una propuesta de trabajo, de modelaje, pero no es aca —hable rápido.

— ¿Donde es? —pregunto.

— Estados Unidos —murmure.

— ¿Tenes que irte a vivir allá? —asentí— ¿Ya aceptaste? —negué— ¿Porque no?

— Estaba esperando a contarte, sabes que nunca tomo decisiones sin antes preguntarte —comente.

— Agradezco eso hija, pero tenes que aceptar, supongo que vas a estar muy bien allá —agrego.

— Le cuesta soltar la teta —susurro Lola y comenzó a reírse junto a Camila.

— Cerra el culo vos —rodee los ojos.

— A ver hija, es lejos si, pero allá están las mejores marcas y es algo de lo que venimos esperando desde que comenzaste en esto, ademas van juntas, y con Martina, ella es una buena mujer y se que las va a cuidar muy bien —sonrió mirándome.

— Si lo se mami —susurre.

—Anda, proba, si no te gusta, te volves, pero no te quedes con las ganas solo por miedo —asentí y ella se acerco a abrazarme.

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