Narra Ecko:
Me estaba vistiendo para ir a la fiesta que habían organizado los chicos. Estaba dudando en ir pero al final Khea me termino convenciendo.
Me termine de poner el buso negro, pase mi mano por mi pelo peinándome mientras me miraba en el espejo que decoraba la pared de mi habitación.
— ¿Vamos? —mire a mi amigo y asentí.
Salimos y nos subimos a mi auto, Ivo puso música mientras se prendía un cigarrillo.
— Va Ángeles —comento— Trata de buscarle la vuelta y hablen, no le pidas volver así de una, dale tiempo para que piense. Pero al menos que las cosas queden claras y se puedan tomar una birra juntos —agrego y asentí escuchándolo.
Estacione el auto sobre la vereda de la casa de Duki, o la mansión como ellos le llamaban, fantasmas.
Al entrar enseguida me encontré al resto de los chicos, sonreí y salude a cada uno de ellos. La canción 'Mi Cubana' sonaba re fuerte. Por ahí vi a Cazzu, Lola y Ángeles, bailando como siempre entre las tres.
Me fui con Seven y Lit a buscar algo para tomar, me prepare un vaso de fernet un toque puro así pegaba mas rápido.
Me apoye en la mesada y me quede solo ahí tomando, los chicos se habían ido, siento que alguien me choca el brazo y enseguida miro quien era para putearlo. Justo al que quería, c.r.o
— ¿No me viste pedaso de pelotudo? —lo tenia montado en un huevo a este pibe, unas ganas de cagarlo a piñas.
— Perdón bro, no veo nada —se rió mientras sacaba una botella de la heladera.
— Que onda perro —Neo se acerco a mi y me abrazo, el olor a porro que tenia ni se lo robo.
— Todo bien —reí y el se fue a buscar mas alcohol.
Salí de la cocina y me fui con los pibes que estaban sentados en la parte del living, me acomode al lado de Bhavi.
— ¿Todo bien? —pregunto.
— Si, ponele —respondí— ¿Vos?
— Todo perfecto —asentí y aproveche para tomar el fernet, mientras miraba lo buena que estaba Ángeles, ese jean ajustado le quedaba de maravillas— Esta re buena la pendeja boludo, ¿Porque no hablas con ella? —pregunto Bhavi.
— Creo que es al pedo, la loca me odia, y no la culpo —encogí mis hombros— la cague a lo grande
— Si, pero te podes ganar una segunda oportunidad —agrego— ella no te va a dejar de querer de un día a otro, igual no la cagues otra vez, demostrale que sos un buen pibe y que eso fue un pequeño gran error —asentí escuchándolo.
Quizás tenia razón, debía ganarme una segunda oportunidad, debía ganármela a ella.
La noche se pasaba entre vaso tras vaso, uno que otro pucho, y mi mirada pegada a ella.
— Eu hacete el boludo y andate afuera, Ángeles esta sola es el mejor momento para hablarla, aprovéchalo —mire a Khea mientras me hablaba, asentí y me levante del sillón. Busque la botella de vodka y le pegue un trago fuerte para tomar coraje y encararla a la loca.
Salí al patio trasero, la noche estaba fría, se me congeló todo apenas salí. Camine bajo la galería un poco hasta que llegue a ella. Estaba sentada en un sillón mientras miraba vaya a saber que. Respire hondo y hable.
— ¿Puedo? —pregunte haciendo seña al sillón con mi cabeza. Ella asintió me miro por unos segundos y luego siguió mirando lo que sea que miraba. Me quede en silencio, verdaderamente no sabia que decir, y dije lo primero que se me vino a la mente— Perdón —murmure— Perdón por cagarla, perdón por desilusionarte, perdón por dañarte, perdón por lo que te hice —agregue— La verdad, me pongo en tu lugar y se que te lastime muy feo, que dañe lo que teníamos, te perdí porque soy un boludo, porque no se valorar a una mina de verdad como vos —deje mis manos dentro de los bolsillos de mi buso, no quería mirarla, sabia que la iba a cagar peor tenia que darle su tiempo— Te extraño mucho, extraño tus besos, caricias, mimos, extraño dormir con vos, extraño abrazarte, extraño hasta escucharte cantar, te extraño mucho Ángeles, creo que me acostumbre a estar con vos, y tal vez fueron pocos días o no se pero no podía evitar amarte por que con vos me siento distinto, con vos estoy bien y no me importa nada mas —suspire— perdón por lo que paso, se que la cague —la mire, tenia los ojos llorosos, mejor la dejaba sola. Espere unos minutos mas y me levante para irme.
— Para, no te vayas —escuche como susurro, me di vuelta y la mire. Sus lagrimas habían salido finalmente, se levanto y se acerco a mi, me abrazo. No tarde en rodearla con mis brazos.