Capítulo 9

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¡LINAAA!

—¿Qué pasa? ¿Por qué gritas? —entré a mi habitación con paso decidido.

—¿Qué significa esto? —increpaba.
Absurdamente miré el montón de ropa que había dejado sobre la cama, ¿por qué le moles... oooh.
Caí en cuenta que mantenía mi celular en mano.

Me acerqué unos centímetros a la pantalla del mismo, buscando la razón de su enojo.

«Hola linda, ¿ya desayunaste? Ahora mismo voy saliendo a casa de Jinxx y más tarde iré por ti. Muero por probar tus deliciosos labios» —Andy.

Trágame tierra.

—Y dime... ¿me vas negar ahora que están saliendo?
Su voz temblaba de la rabia y su cara blanca había adoptado un color rojo carmesí.
Daba más miedo ahora que si se hubiera puesto a gritar.

—¿Pero qué pasa? —la voz de Anna se hizo presente en la habitación— ¿Qué significan todos esos gritos?

—Tú hija, sale con... ese —su adusta mirada me penetraba.
Anna en cambio, tardó un segundo en comprender lo que ocurría, hasta que vio mi celular en mano de mi padre.

—Carlo ¿estabas husmeando en el celular de Lina? —tomó el mismo en sus manos— ¿qué crees que haces?

¿Eh?
Mamá acaba de... ¿defenderme? Si es que así se puede decir.

—¡Oh no, no fue necesario! Lee eso.
Cerré los ojos, esperanzada que una fuerza divina ocultara el mensaje.
—¿Andy y tú, están saliendo? –preguntó mi madre luego de unos segundos.

—Si —sentí una fuerza invisible desde mi interior, como si hubiera querido echar a volar y una mano me hubiese jalado desde las entrañas— Si mamá.

—¡Pero él es mayor que tú! —rastros de saliva salpicaron alrededor.

—¡Soy mayor papá! Y lo amo —sentí un vértigo y cosquillas en el abdomen. ¿En serio acababa de decir eso? Oooh, claro que si.

—Oh por favor... no sabes nada de lo que es el amor—articuló cada una de sus palabras con sorna.

—¡Aunque no te guste! —vociferé.

—Déjala –intervino mi madre, impidiendo a mi padre replicar.

Salieron de la habitación, Carlo a regañadientes.

Me encerré, me sentía miserable.
Carlo y yo nunca tuvimos una relación padre-hija cercana o amorosa, pero nunca se había comportado de tal manera y jamás se había entrometido demasiado en mis relaciones. Bien, Anteriormente las vigiló pero ¿cuando me prohibió realmente una amistad? ¿Y Alex? Ah, el idiota de Alex; no era un gran partido, pero jamás se quejó.
Oh pero claro, Alex era hijo de uno de los muchos socios asquerosamente ricos de mi padre, ahora que lo pensaba, tenía sentido que no le molestara que saliera con él.

Después de diez minutos de recordar mi antigua vida en Chicago, tomé un libro del estante: Harry Potter y la Cámara de los Secretos. Ésta debía ser la tercera vez que lo leía. ¿Pero que importaba? En este instante yo era Harry Potter encerrada en su habitación, pero por la falta de empatía de mi padre.

De acuerdo Lina, basta de melodrama.

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Miré el reloj en la pantalla de mi celular. Eran la cuatro de la tarde.
El estómago me rugía.

Entré al baño, lavé mi cara y una vez más me maquillé un poco para salir directo a casa de Jinxx y Sammi. Asomé la cabeza por mi puerta, asegurándome que no estuviera Carlo a la vista —perfecto— bajé las escaleras con delicadeza esperando hacer el menor ruido.

Un amor inesperado [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora