Capítulo 4

118 8 4
                                    

—¿Es Salma y Jake? –apunté a una mesa pegada al cristal.

—Si... son ellos.

—Creo que tienen una cita. –mi alegría se hizo notar en mi tono de voz.

—Si, creo que ellos también están en una.

—¿También? –mi niña interna quería brincar de emoción.

—Si... creo que están en una cita. –carraspeó, se le veía un poco nervioso.

Miré discretamente a Andy, sonreí y me armé de valor para tomarle la mano, esté me devolvió la sonrisa y caminamos juntos hasta una mesa un poco alejada de la de Salma y Jake.

Demasiado tarde.

— ¡Hola! ¿Qué hacen por aquí tan solitos? –saludó Jake divertido desde el otro lado del restaurante.

—Lina y yo vinimos a ver una película y ahora necesitamos cenar.

—Y por eso están agarrados de la mano. —sonrió con testarudez.

—¿No nos podemos tomar de la mano? Sam y tú lo hacen a menudo y no son novios ¿o sí? —sonrió victorioso, había dado en el clavo.

—No... Sólo amigos. —se removió en su asiento un poco incómodo.

—Lina y yo igual.

—Después hablan, siéntense. —Salma nos invitó a su mesa.

Coloqué el abrigo y el bolso en el perchero, donde ya se encontraba el bolso de mi amiga. Tomé asiento y dejé descansar mi mano sobre la rodilla, Andy la tomó y me dirigió una pequeña sonrisa en respuesta a mi mirada que intentaba comprender el agarre. Cielos, me sentía como toda una adolescente a su lado.

—En lo que llega nuestra orden, nosotras necesitamos ir al baño.

—¿Por qué siempre van juntas al baño? —preguntó Jake con una sonrisa, mirando a su compañera ya de pie.

—Ahora venimos. —respondió sin miramientos y caminamos al tocador después que me hubo levantado de un tirón.

—Lina...

Oh no... se avecinaba una de esas conversaciones que Salma empleaba para reprenderme, advertirme o averiguar algo.

—¿Si....?

—¿Qué hacías con Andy? —la sonrisa de Salma era la típica de mejor amiga que quiere saber con lujo de detalle todo lo acontecido— Es decir, estaban tomados de la mano—rectificó jubilosa— no es que me incumba pero te conozco y sé que...

—Andy ya se lo ha dicho a Jake —le interrumpí— nosotros solo salimos a distraernos, ya sabes, ir por ahí como un par de amigos. Ninguno tenía planes y no queríamos pasar la tarde entre cuatro paredes... Y no por que estemos tomados de la mano significa que estemos saliendo. –miré mi reflejo en el gran espejo tras los lavabos. Mi cabello se había esponjado

—Está bien. Sólo, me agradó la idea de ustedes dos.

—¿Nosotros, dos? —la miré de hito a hito.

—Vamos Lina, es evidente que se gustan. —no había abandonado el tono jubiloso, y eso me hacía ponerme nerviosa, como si estuviera apunto de atraparme en algo malo que hube hecho.

—¿Qué? –volví a mirar mi reflejo y a pasar los dedos por las ondas que había hecho en mi cabello castaño antes de salir de casa.

—Hablo de la manera en que se miran todo el tiempo, siempre que nos reunimos están juntos, se van juntos, y... —alargó la palabra, como si estuviera disfrutando anunciar la mejor parte, tal como lo hacen los ilusionistas en sus shows de magia— Andy no es de los que toman a sus amigas de la mano. Vamos, ni siquiera las lleva a cenar a solas y ni hablar de ir al cine ¿Y qué me dices de ti? —separé los labios a punto de protestar— no te gusta demasiado el contacto físico. Así que verlos junt...

Un amor inesperado [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora