Capítulo 22

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—¡Ya te dijimos que no puedes hablar con ella! —espetó Ashley.

—¡Ella te odia idiota! —agregó CC.

—Por favor...

—Chicos, déjenlo —le miré con repugnancia.

—Pero Lina...

—Ashley, por favor.

—La haces llorar... o lo que sea. Y esta vez, te tiro los dientes —le advirtió amenazadoramente, señalándolo con el dedo.

Alex hizo un mohín y se apoyó con las manos para ponerse de pie.

—Lina —dijo Sammi—. ¿Quieres que nos quedemos contigo?

—No —dije sin quitarle la vista de encima al estúpido de Alex—. Les llamaré si nos necesito.

—Bueno..., vamos —los empujó para que empezaran a caminar.

—Pero... pero...

—Pero nada Ash. Anda vamos a la cocina.

—¿Tienes galletas?

—Te haré galletas, pero vamos.

—Entonces sí —los vi entrar a la cocina.

Tomé asiento.

—¿Y bien? —mi cuerpo se hundió cuando se sentó a mi lado—. ¿Qué es lo que quieres?

—¿Ves esto? —señaló su pómulo, amoratado. Y su ojo, también tenía un derrame.

—Si, ¿y?

—¿Y? —dijo con aire ofendido—. Me lo hizo tu amigo.

—Pues te lo merecías.

—Lina, no seas tan dura conmigo.

—¿Y cómo quieres que me comporte después de todo lo que me has hecho? —me impacienté.

—... A eso venía a hablar contigo —agachó la mirada—. Quiero pedirte perdón. Perdón por todo lo que he hecho.

—¿Disculpas? —dije irónica—. ¿Crees que con pedirme disculpas todo lo demás se arreglará? Tal vez no lo sepas Alex, pero una disculpa tuya es lo último que necesito ahora.

—Lina... —se resquebrajó. Eso... si me sorprendió viniendo de él —. He sido un completo estúpido...

—¿Y apenas te das cuenta?

—... tienes buenos amigos —sonrió. Lo miré extrañada—. Me dijeron hasta de lo que me iba a morir.
«Pero Sammi... Sammi fue la más dura».

—¿Qué...?

—Me escuchó. Y habló mucho conmigo.... Ahora sé que Juliet me usa como su marioneta... para vengarse.

—Su venganza sobre... ¿Salma?

—Si...

—¡Eso tiene años! ¡Y ni siquiera fue mi culpa! ¡Fue Salma la que decidió cortarlas!

—Ya conoces a tu prima.

—¿Solo querías decirme eso? —le miré con fastidio.

—Hablé con Salma  —escupió de pronto—. Y le dije la verdad.

¿Que quééé?

—Tú... ¿tú sabías la verdad? —estaba confundida.

—Lo deduje cuando Juliet me dijo lo de tu novio... lo lamento, sabes que soy pésimo para recordar nombres, ¿cómo se llama?

Un amor inesperado [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora