Capítulo 34

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Nos entretuvimos en otras cosas, resultaba que a Oliver también le interesaba la moda y estaba comenzando un negocio de ropa. Dijo que yo tenía buen ojo para el tema y me propuso abrir algo juntos.
También me había contado que no le agradaba mucho Kellin pero que era solo cosa suya.
Era muy directo y aunque a veces eso podía ser un problema, a mi me había caído muy bien.

—¡Lina! —dijo Kellin, asustado y pálido como un fantasma—. Cielos, ¿donde te metiste?

Oliver me había acompañado de vuelta al hotel. Y Kellin, parecía que estaba interrogando a un policía cuando me vio llegar.

—Fui a cambiar mi celular —lo mostré, tan brillante y nuevo. Kellin tenía el semblante muy retraído—. Kell... ¿no te llegó el mensaje?

—¿Qué mensaje?

Guau, Kellin Quinn estaba molesto.

—Te mandé uno —Oliver sacó el celular y Kellin lo vió ceñudo—. Estoy seguro que... oh... —Oliver levantó la cara, formaba una perfecta "O" con los labios—. Se lo mandé a Kellin Quincey, mi jardinero. Olvidé que te tengo guardado como "ojitos llorones" —dijo con toda la naturalidad del mundo mientras hacía algo en su celular.
Kellin frunció el entrecejo y yo me mordí el labio. Sentía que me echaría a reír aunque realmente no me divertía.
Este hombre de verdad que era especial.

—Así que —Kallin me abrazó por los hombros—. Ya conociste a Lina.

—La amiga de Jake Pitts y todo black veil brides —volvió a levantar la cara—. Por supuesto —sonrió y Kellin frunció el entrecejo nuevamente—. Ya tienes mi número —en ese momento, mi celular vibró en mi mano, era un mensaje suyo—. Te veré en tres días y gusto en conocerte, Lina Benson.

—El gusto fue mío, Oliver Sykes.
Sonrió.

Ojitos —asintió una vez con la cabeza, se dio la vuelta, y se marcó.

Retraje los labios. No es que me quisiera reír de lo que le decía a Kellin, pero si de la forma tan natural que lo hacía.

Lina Beeensooon —Kellin arremedó y lo volteé a ver boquiabierta y con la risa a punto de salir—. Oh —se sonrojó—. Lo siento linda, ¿ya desayunaste?

Entramos a uno de los restaurantes del hotel. Los amigos de Kellin estaban ahí y en su mesa, había dos asientos vacíos.

—Buen día —dijo Kellin cuando sacó una silla y me la ofreció para que me sentara.

—La encontraste —dijo Jesse—. Hola Lina.

—Hola a todos —les sonreí y tomé mi asiento.

—Entonces no te perdiste —dijo Jack.
No sabía como interpretar el modo en que lo dijo.
¿Sarcástico o parecía lamentarse por ello?
Estaba a una de declararle la guerra.

—No le hagas caso —dijo Justin—. Está enojado porque Kellin si pudo traerte pero él no pudo traer a su tercera novia de los últimos dos meses.
Jack lo fulminó y continuó engullendo sus huevos revueltos.
No logré integrarme en sus conversaciones. La mayoría del tiempo, no sabía de qué hablaban. Era un ambiente muy incómodo.
Y no pude evitar hacer comparaciones... cuando conocí a mis chicos, pese a que estaba nerviosa, todos se habían encargado de hacerme sentir incluida y solo había sido cuestión de minutos para sentirme uno de ellos. Y cuando cada quien armó su grupito de plática, Andy me había tomado como su pareja de charla...
Andy...
Un torbellino pasó por mi cabeza.
¿Por qué se comportaba tan extraño?
¿Por qué le había hecho ese gesto a Kellin en el aeropuerto?
¿Qué me quería decir? Diablos Lina, debí escucharlo.
¿Y Cynthia? ¿Por qué había dicho esas cosas de Juliet? ¿Y por qué había desaparecido tan súbitamente?

Un amor inesperado [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora