Capítulo 7

105 8 0
                                    

Dejamos los besos a un lado para dar paso a un fuerte y cálido abrazo.
Sus brazos eran protectores, era como si el mundo se detuviera y fuéramos solo él y yo en ese momento.

—Bueno... ya eres mi novia. —espetó con triunfo.
Levanté una ceja.

—Bueno... Gracias por la aclaración. Novio. —sentí como esa corriente eléctrica recorría mi cuerpo al pronunciar la palabra.
Ambos sonreímos de oreja a oreja conteniendo una risita. Andy me miraba con ternura y me atrevería a decir que con amor. Por dentro, tenía una revolución de sentimientos, me habría puesto a brincar y gritar ahí mismo si hubiese estado sola.
No podía creer que ahora era novia del mismísimo Andrew Biersack, mi mejor amigo.
Luego de mirarnos a los ojos como una pareja enamorada, nos besamos nuevamente, esta vez sin separamos.
Cielos, creo que había mucho deseo de por medio. Andy me había gustado desde el instante cero y creeeo, que podía deducir que yo también a él.

El sonido de unas pisadas acercándose a la cocina nos hizo separarnos, haciendo que un sonido parecido al de una ventosa se escuchara. Diablos.

—Oigan ¿qué hacen aquí a esta hora?—Sammi, adormilada y despeinada, yacía de pie frente a la nevera— ¿no deberían estar dormidos?

—Si, si, es solo que vine por un poco de agua. —hablé con un todo de nerviosismo.

—Y yo vine porque escuché ruidos. —concluyó Andy, seguro de si mismo.

—Oh, bueno... deberían ir a dormir. —sorbió una unos tragos de agua embotellada— Aunque no lo crean hacen el suficiente ruido para no dejarme dormir. Creí que se estaban besando. –dijo sarcástica.

—¿A si? –respondí atropelladamente y creo que con una sonrisita inusual.

—¿Tan escandalosos somos? —Andy, sin miramiento alguno, abrazó mi cintura y me plantó un pequeño beso en la oreja.

—¿Qué?
Su cara se iluminó al instante y una sonrisa radiante se le dibujó enseguida.

—Andy y yo. —sonreí mostrando la dentadura. Esperaba que con esas palabra Sammi entendiera lo que ocurría.

—Aceptó ser mi novia. –ufano ante su respuesta, recargó su afilada barbilla en mi hombro izquierdo.
Estaba extasiada, sentía que explotaría en cualquier momento por mi inmensa alegría contenida.

Auu ¡Chicos! –chilló y nos abrazó al mismo tiempo, antes de plantarnos un beso en la mejilla a cada uno.

—Sammi, ¿estás llorando? –Andy sonrío incrédulo.

—Es que... es tan emocionante.
Sammi pasaba sus delgados dedos por debajo de los ojos, secándose las lágrimas que estaban apunto de rodar por sus pálidas mejillas.
—Hacen una hermosa pareja, los quiero tanto. –nos abrazó nuevamente.

—Pero no llores. —sonreí-. También te quiero.

—¡Esto es tan emocionante! Hay que despertar a los demás. –giró sobre sus talones dispuesta a salir de la cocina.

—¡Sammi espera! —logramos detenerla.

—Hay que dejarlos dormir.

—Cuando despierten, puedes decirles. —concluyó Andy.

—Si, bien ¡Ay, que emoción! Bueno me voy a dormir. –nos abrazó una vez más.

Caminamos juntos al jardín trasero.

—Eres hermosa Lina.

—Y tú eres el hombre más guapo.

—Uhm... Mientes. —colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Un amor inesperado [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora