Capítulo 38

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Me levanté un poco después de las nueve, había logrado conciliar el sueño después de las tres de la mañana y no había recibido más llamadas o mensajes hasta ahora. Kellin me había escrito lo siguiente hacía dos horas:

"Perdóname, sé que no estuvo bien lo que te dije. Es sólo... tengo miedo que te apartes de mí lado, soy celoso cuando se trata de él. Lo siento."

Suspiré.
Aún estaba muy disgustada por el drama de anoche, pero, quizá estaba juzgando mal a Kellin. Es mi novio y el hecho de pensar que tu novia esté con el chico que ama... que amaba, no debía ser en lo absoluto agradable.
Le textee lo siguiente:
"Entiendo, pero debes confiar en mi. En algún momento lo voy a ver, desde luego que no lo buscaré pero seamos realistas Kell, es inevitable. Te quiero."
Lo dudé un segundo y presioné el botón de: enviar. ¿Cómo le pedía que confiara en mi? Desde luego que no lo había traicionado pero, ¿a quién engañaba? Andy siempre sería mi primer amor y no lo había olvidado aún. Me ponía nerviosa cada que llamaba a mi celular y cada vez que pensaba en él, en los buenos tiempos..., el alma sonreía. Y además..., había descubierto que tenía fantasías con él.
¿Y Jinxx? Había dicho que hablé con él y ni siquiera lo recordaba.
Dejé el celular sobe el tocador y saqué ropa de una maleta: un vestido en color verde esmeralda que me llegaba unos diez centímetros por encima de la rodilla y unas botas de aguja extra largas.
Mi barriguita comenzaba a notarse, pero bien cualquiera podría pensar que solo había subido unos kilitos. La verdad es que la espalda me dolía bastante, ese bebé debía estar mal acomodado.
El celular vibró, debía ser la repuesta de Kellin.
El corazón me dio un vuelco, no era Kellin, sino Andy:
"Me he enterado que estás devuelta en California. Espero verte pronto"
Tragué saliva y dejé el celular de nuevo en el tocador.
—De acuerdo... tranquila...
No podía evitar sentir emoción por verlo otra vez y eso me hacía sentir muy mal.
¿En serio? ¿Después de como te ha tratado?
Quizás..., quizás si había una explicación...
Bajé a la primera planta, Salma y Jake acababan de llegar.

—¡Hey! —Jake me recibió con un abrazo amistoso.

—¿Pudiste dormir? —quiso saber Salma.

—Claro..., después de dar mil vueltas en la cama —sonreí.

—Que bueno que ya están aquí —Sammi salió de la cocina.

—Huele muy bien —habló Jake acariciándose la barriga.

—Estamos haciendo waffles, ¿nos ayudan? —entró nuevamente a la cocina.

—Claro —respondió Salma—, ahora vamos —antes de que me encaminara a la cocina, Salma me tomó del brazo—. Lina... nos encontramos con Andy.

Casi fui consciente del brillo que se asomó por mis ojos.

—¿Qué?—respondí—. Quiero decir, desde luego... vive aquí, ¿no? —sonreí dispuesta a irme a la cocina.

—Nos preguntó por ti —agregó Jake—. Y no era el Andy cascarrabias, era el de antes.
Salma le propinó un codazo indoloro.

—¿Le dijeron que estoy aquí? —automáticamente miré la puerta, esperando a que cruzara por el umbral.

—No —respondió Salma—, de hecho... no le dijimos que volviste pero no tardó en deducirlo. Dijo que había ido a buscarte a tu casa —tuve otro vuelco al corazón—. Y nos preguntó donde estabas, no se lo dijimos... pero recuerda que Jinxx tiene contacto con él.

—Es cierto... —miré a Jake—. ¿Por qué?
Él levantó los hombros y dijo:
—No lo sé, un día se encerró un buen rato con él mientras nosotros jugábamos Monopoly —entrecerré los ojos y ahogué una risita—, cuando terminaron de... hacer lo que sea que estuvieran haciendo, Jinxx comenzó a ser más cercano a él y solo nos dijo que era su deber, porque se trataba de su hermanito menor.

Un amor inesperado [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora